Estaba nerviosa, sentía que todo había fracasado y las lágrimas ya empezaban a asomar de sus orbes. ¿Por qué su hermana estaba cambiando los planes? No lo entendía, todo era tan confuso. Además, el aire en ese asqueroso lugar contribuía mareándola.
— ¡IAAAAH!
Alguien lanzó un grito colérico que la sacó del ensimismamiento con su hermana. Giró el rostro atendiendo al bullicio que se estaba propagando y vio a Kagami abofetear a varias mujeres que intentaban abordar el cuerpo de su marido. Y así se mantenía, defendiendo lo suyo mientras las mujeres varias mujeres jugaban a la suerte de abrirle la túnica negra al hombre que se deleitaba viendo la disputa pues era la representación del señor del inframundo y el canalizador de sus poderes.
Aquello le parecía humillante, ver en esa posición a la mujer que en una ocasión consideró su rival, pues la monogamia estaba permitida esa noche y era algo que la asqueaba, pero la de rasgos orientales no pudo ser más oportuna en provocar un alboroto. Con lastima miraba el peligroso espectáculo de como la mujer lanzaba patadas a cada fémina drogada que deseara brindársele al nieto de la suma sacerdotisa. Pero todo ensimismamiento cesó cuando atisbó que Kagami le había guiñado un ojo.
Recién logró entenderlo; la estaba ayudando, Kagami estaba distrayendo a la anciana, a su nieto y a casi todos los miembros para que ella aprovecharse el revuelo y emprendiera la retirada. Bridgette agradeció con un suave movimiento de cabeza, retrocedió despacho hasta abrirse de los círculos y a una distancia prudente corrió con todas sus fuerzas dejando atrás el llanto de varios recién nacidos que ya le habían helado la sangre solo de pensar su destino en esa noche y el ver a todos sin control producto de la droga o de los poderes sobrenaturales por los que clamaban esa noche.
Corriendo apretaba con fuerza la falda del vestido blanco, lo mantenía levantado para tener más libertad de desplazarse a grandes zancadas. El pecho le dolía y el paso del aire escocia su garganta al tomar grandes bocanadas buscando aliento, pero la distancia era grande hasta donde Marinette caminaba descuidada.
Su estúpida hermana avanzaba parsimoniosa cada vez más y ella debía atajarla, esperaba ansiosa abofetearla por arruinar el plan; se sentía traicionada. Pero antes de llegar a ella notó que alguien más la acompañaba. Un hombre... Un hombre que atrapó el cuerpo de Marinette y violentamente la arrastró a la espesura del bosque.
— ¡No! — gritó con todas sus fuerzas, pero el cansancio le ganada y aquello sonó más como un quejido de dolor; y tal vez lo era.
Corrió con la poca fuerza que le quedaba y el poco aire que se acumulaba en sus pulmones le dieron el combustible necesario para llegar hasta donde Marinette había sido raptada. Se detuvo y miró a su alrededor buscando algo que le sirviera de arma para defenderse cuando arremeta contra el despiadado. Una rama gruesa fue la elegida como arma y sin más tiempo que perder se adentró en entre los robles. Pero no fue necesario caminar mucho pues tres siluetas de personas se lograban apreciar con la pobre iluminación de la fogata que apenas llegaba hasta ese lugar.
— ¡MALDITOOO! — gritó frenética levantando sobre su cabeza la rama de roble y ganarse al aprovechado de un golpe seco en algún punto vital, pero sus cálculos fallaron y fue ella la capturada.
— ¡Shhh! — el captor volteó su cuerpo y le cubrió la boca desde atrás, sintió como esa gran mano le impedía soltar las blasfemias que se merecía por canalla—. ¡Tranquila Bridgette, por favor! — pero ella estaba lo suficientemente asustada para encontrar quietud en ese momento después de todo lo vivido.
— ¡Mmmm!
Brincaba, pataleaba y se removía casi como una yegua indomable dejándole difícil la tarea de inmovilizarla al hombre que la capturó.
ESTÁS LEYENDO
『••[Embrujo de Pasión]••』🔞 AU ✧MLB✧
FanfictionCorrían los años 1260 en la capital francesa, la Santa inquisición ponía mano dura a la herejía y pronto empezaría a acechar al aquelarre de brujas al cual eran pertenecientes las hermanas Dupain-Cheng. Estaba contra el reloj y debían cumplir el ob...