『••IV••』

5.3K 485 458
                                        

Mientras la mayor de las hermanas Dupain-Chen se perdía en sus deseos en el lugar de trabajo su herrero favorito, Marinette vagaba sumergida en sus pensamientos por las calles de París llevando en sus brazos la cesta de panes, los cuales tenía el oficio de entregar mientras su padre horneaba más en casa.

«Tal vez sea tiempo de dejar de renegar a mis costumbres y aceptar mi destino»

Pensó decaída y aceptar lo que ya estaba impuesto en su vida. Era irónico que todos los que conocía creían que en aquel culto se respiraba libertad.

Acceder a los deseos de su familia la llevarían a ese matrimonio arreglado del que tanto había huido y peleado para que no se lleve acabo, participar en cada misa negra y cada ritual aberrante en que hasta ahora se había rehusado asistir. Sin embargo, asesinar a una persona inocente que en algún momento sentiría afecto real por ella era lo peor que ella pudiera realizar. Y lo estaba pensando seriamente, tal vez sería la única forma de que su familia y los demás miembros no la aíslen, pues eran los únicos a los que conocía y a los que tenía. Si ya estaba cansada de la soledad, no la soportaría por el resto de su vida.

____________________

Por otro lado, Adrien Agreste entregaba los encargos a sus fieles clientes. Lastimosamente su habilidoso padre estaba postrado en cama gracias a una fuerte tos.

Por ello sus hijos se encargaban del trabajo y mientras Adrien entregaba y cobraba la otra mitad del producto ya terminado, Félix debía continuar con las armas y armaduras en proceso. Debería.

- ¡Su alteza! - haciendo una delicada reverencia una dama de vestido elegante entró a la ostentosa habitación real - su padre el rey está inspeccionando personalmente las nuevas armaduras.

- ¿Y eso que me interesa? - respondió arrogante la princesa que cepillaba su largo cabello rubio frente al espejo del tocador de madera finísima.

- Le interesa - aseguró la doncella de cabellos rojos - quien ha venido es uno de sus hijos.

La información captó la atención de la princesa que de inmediato colocó el cepillo en el tocador y abrió sus grandes ojos azules mirando su reflejo en el espejo - ¿Cuál de ellos? - inquirió de inmediato.

- El más joven.

- ¿Estás segura, Sabrina? - la princesa se giró sobre su asiento penetrando con su mirada a la doncella que le traía la información.

- S-sí - contestó la pelirroja con un poco de duda en su respuesta.

Sin perder más tiempo las féminas bajaron hasta donde el rey Bourgeois se había reunido con el joven herrero.

Con sigilo se acercaron intentando que su presencia no sea descubierta - Es él - susurró la bella rubia, su cuerpo se llenó de emoción al ver al guapo joven hablar con su padre.

A su vez Sabrina respiró aliviada de no haberse equivocado, la princesa se hubiera enojado con ella por haberle creado una falsa ilusión.

La princesa unió sus labios mostrando un rostro serio. Suspiró recuperando la compostura. Casualmente se haría presente con algún pretexto.

- Se ha puesto sus mejores ropas para venir al palacio - susurró la doncella mientras seguía a la princesa .

- Sí - habló sin poder ocultar su emoción - para ser de clase baja es tan apuesto - soltó soñadora.

Sin perder más tiempo la princesa bajó secundada por su doncella personal. Con la espada erguida y total elegancia su presencia se dio a notar antes de bajar todos los escalones.

『••[Embrujo de Pasión]••』🔞 AU ✧MLB✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora