『••[Embrujo de Pasión]••』🔞 AU ✧MLB✧

『••Especial III 🌔••』

Adrien intentaba ser paciente, mantener controlado el calor de su cuerpo y sentirse complacido solo con besos, pero la libido de Marinette no cooperaba. El roce de las curvas de la fémina con su cuerpo avivaba el fuego que venía aplacando solo con las aguas frías del río todo ese tiempo y la mano traviesa de la azabache que escabullía dentro de sus pantalones le brindaban aquella sensación que venía extrañando sentir.

— Ma-Marinette... Por favor, descanse — intentó disuadirla, pero ella no razonaba.
La pequeña mano de la ojizarca se deslizaba parsimoniosa por el falo del rubio quedando impregnada por el pre-semen y con la otra estimulaba el escroto otorgándole una exquisita sensación de placer.

Dios sabía cuánto se estaba resistiendo a la tentación de ese demonio disfrazado de cordero que retozaba entre la sabana, a pesar de estar aturdida, la lujuria era desbordante.

— My lady...— gimió —M-Me voy a venir...

Y a pocos segundos de tocar el cielo, Adrien optó por alejarle las manos del interior de su pantalón, decidió levantarle ambas manos a la fémina y dejarlas sobre su cabeza frenando justo a tiempo el orgasmo. Descansó unos segundos tomando aire por la boca triste por haberse perdido de un placer exorbitante. Observó su parte baja y claramente se notaba la excitación formando una carpa sobre sus pantalones y una pequeña mancha húmeda.

Definitivamente le iba a doler el no poder desfogar y quedarse con todas las ganas.

— Marinette.... ¿Qué voy a hacer con Usted?... Me vuelve loco — regresó las gemas al rostro de la azabache captando su atención esos labios carnosos entreabiertos que le invitaban hacer de las suyas a pesar de verse tan indefensa. Y que tentador ángel tenía debajo suyo. Depositó suaves y tortuosos besos en sus labios logrando que Marinette se mantenga aturdida por el remolino en su estómago y el brioso corazón que se agitaba al ritmo de su respiración rogando por más sensaciones.

— Hermanito, pensé que estabas lo suficiente enojado como para tocarle un cabello a la señorita Marinette — interrumpió Félix provocando que Adrien saltase del susto fuera de la cama y cayera de trasero directo al piso de madera.

— ¡Agh, hermano! — refunfuñó adolorido aun sentado en el suelo mientras regalaba una intensa mirada enojada.

— ¿Qué?, yo solo paso para entregarte el vestido que dijiste que busque para nuestros huéspedes — sin borrar la sonrisa burlona, el descarado Félix levantó las manos en son de inocencia dejando ver un vestido de tela oscura.

— Al menos te hubieras anunciado antes de entrar — Adrien sacudió sus pantalones al incorporarse de la caída.

— Pero que hermano tan mal agradecido — Félix abandonó la habitación riéndose de la expresión sonrojada del menor no sin antes colocar la prenda en a un lado de la mujer que ya se había incorporado buscando al hombre que le hacía compañía.

— Aquí estoy — susurró Adrien atrapando la mano de la azabache que ansiosa y preocupada buscaba a su centinela —. No la voy a dejar sola, mi lady — Marinette colocó su otra mano sobre las de Adrien y depositó un tierno beso sobre estas a modo de agradecimiento. El herrero la observó enternecido por la acción romántica añorando los viejos tiempos.

Invitó a su acompañante a recostarse con su ayuda. Tragó grueso al pensar que seguía después; debía despojarla del traslúcido vestido por uno más acogedor. Adrien empezó a levantar la prenda sucia por sobre los muslos de la chica; continuo la tortuosa travesía dejando expuesto totalmente el cuerpo de Marinette hasta que finalmente levantó el vestido por sobre su cabeza.

No pudo evitar contemplar ese cuerpo esbelto por segunda ocasión, empezó a salivar pues sus ojos no podían dejar de recorrer cada parte de su figura, esos montes no tan voluptuosos pero redondos acompañados por los pezones rosados que estaban erectos seguramente por el frío, pero en él también había una erección y precisamente no era por el frío. Sacudió su cabeza enérgicamente buscando concentrarse en su misión. Pero le era demasiado complicado.