『••XIV••』

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— Me agradas — respondió la dama real con tono engreído, abrió su abanico dándose viento pues estaba sonrojada y acalorada.

— Levanta tu cabeza y besa la mano de quién te lo ordena — con elegancia estiró su mano para recibir un casto beso en sus nudillos por parte de su reciente escudero. Y sintió que el calor subía por todo su cuerpo evidenciándose en sus mejillas, habían besado su mano miles de veces, personas más importantes que un simple soldado que no valía nada, sin embargo, ese desdichado tenía algo que lo hacía especial; se cuestionó en sus adentros si acaso era un tipo de fetiche el sentirse atraída por plebeyos, primero fue el hijo del herrero y ahora un soldado.

— Bien, ahora levántate— ordenó complacida y sonriente.

— Princesa, su padre me ha ordenado que...

— ¡Silencio! — interrumpió al joven súbdito — la próxima vez debes pedir permiso para dirigirte a tu princesa.

El joven soldado acató la orden de guardar silencio hasta que ella le diera permiso.

— Habla — la de ojos zarcos hizo un ademán dándole la palabra.

— Mis disculpas princesa, antes de hacerme presente se me ha informado que su padre el rey desea que empiece a ejercer mis labores como su escudero escoltando a la casa del señor cada domingo.

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— ¡Hermano! — Félix susurró en el oído de Adrien intentando ser escuchado entre tanto barullo — nunca te has preguntado porque la señorita Marinette y su familia nunca vienen a la iglesia.

Adrien observó con entendimiento la apareciera ojerosa de Félix y a su vez meditó aquella cuestión.

— Sí, me lo he preguntado.... — Respondió en un tono dubitativo — pero siempre dice que su familia llega tarde y por ello se sientan al final.

— Pero alguna vez le haz visto. ¿No te parece sospechoso? — el menor no podía dejar de pensar en que su hermano actuaba raro y su comportamiento para con su novia empezaba a ser distinto, no era el mismo hombre que destilaba amor, el trato hacia Bridgette había cambiado y su frialdad hacía mella en la chica de cabellera negra.

— ¿Qué quieres decir, Félix? ¿A dónde quieres llegar con tantas preguntas? — la paciencia de Adrien estaba a punto de perderse, esperaba que su hermano dijera las cosas claras y no simplemente pistas que lo llenaban de intriga.

— Escucha hermano... voy a decirte algo sobre...

Pero las palabras se quedaron atoradas en la garganta de Félix, pues su hermano menor desvío su atención hacia la corte real que al fin irrumpía en la basílica.

Inesperadamente su mirada se encontró con cierto viejo amigo de la familia de quien aún se preguntaban de su existencia.

— Mira quien está allí — codeó a su Félix y susurró sin despegar la mirada del séquito que entraba captando todas las miradas e imponiendo respeto.

Félix con el ceño fruncido por haber interrumpido su importante confesión, dirigió la mirada hacía la corte real que desfilaba por la alfombra en medio de las bancas destinadas para el pueblo. Delante del cortejo caminaban elegantes el rey y su hija y detrás de ellos el escudero de la princesa.

Automáticamente sonrió al encontrarse con la mirada de su viejo amigo Nathaniel, el cual a pesar de intentar no sonreír plenamente por su deber de mantener su porte gallardo, le respondió a ambos rubios con un movimiento de cabeza y una pequeña sonrisa. En el corazón de los tres hombres volvió la paz de haberse visto nuevamente.

『••[Embrujo de Pasión]••』🔞 AU ✧MLB✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora