— ¡Auch!, está frío — la desdichada jovencita se quejó cuando su hermana untaba aceite de violeta en sus párpados.
— Ese es el punto... Necesita estar frío para que pueda bajar la hinchazón de tus ojos.
Marinette había llorado toda la noche hasta casi el amanecer, tenía unas inmensas ganas de ver a su príncipe de mirada preciosa, quería ser estrechada en sus fuertes brazos y llorar nuevamente con amargura, pero él no debía enterarse, se estuvo debatiendo toda la noche analizando la situación con su hermana; llegando a la conclusión de que tal vez debería terminar ese bonito enamoramiento que había forjado con el herrero.
— Me veo fatal, ¿Cierto?
— Me temo que sí, si Adrien viene a visitarte hoy se dará cuenta y no hay nada que te salve. — Bridgette colocó el pequeño frasco en manos de Marinette.
— Será mejor que le prohíba la entrada a Adrien a nuestra casa — suspiró nuevamente invadida por la tristeza.
— Después pensaremos que hacer al respecto hermanita — Bridgette le acercó el bálsamo a las manos de la azabache menor— ...Ahora hazlo tú.
Marinette asintió dándole la razón a su hermana, sin replicar aceptó el recipiente con la loción. — A padre se le fue la mano anoche — con suma delicadeza dio pequeños toques en la mejilla marcada de Bridgette. — No debió alzarte la mano ni a ti ni a madre.
— En estos momentos ¡Lo odio! — espetó con rabia acumulada — nunca nos había ni siquiera alzado la voz, y ahora hasta nos ha golpeado.
Una vez esparcida la loción por el rostro de la mayor, se dio media vuelta y desatando el lazo de su vestido dejó la piel de su espalda al descubierto.
Marinette hizo una mueca de dolor al ver las marcas que su padre había dejado en la espalda de la chica — de suerte solo te golpeó con una soga y no con el látigo de los caballos.
— Me importa poco con lo que me haya golpeado ¡Ay! — se quejó de dolor al sentir los dedos aceitoso de su hermana bajando por toda el área afectada —Maldito viejo... No puedo permitir que golpee a madre o a nosotras.
— No hables así de él... Es nuestro padre y nunca antes se había portado así —con tristeza intentó defender al hombre que le había dado la vida a pesar de sentirse extremadamente dolida.
— Me da igual... Te ha vendido por quien sabe qué precio... Basilio debe haberle ofrecido algo a cambio — Bridgette subió su vestido volviendo a la pulcra apariencia de siempre — sabes que en un principio Claude lo propuso y padre no estaba del todo convencido... Pero ahora último Basilio y padre se han estado reuniendo seguido.
Marinette se quedó pensativa ante la dura idea de que su padre la ofreció por mera conveniencia, sus mares nuevamente empezaron a desbordarse al imaginar su futuro cercano.
— No... Hermosa, basta — la mayor la acurrucó entre sus brazos como lo hizo toda la noche en su cama — ya veremos que hacer... Por ahora piensa en algo que te haga feliz.
— Lo único que me hace feliz... se me va a ser arrebatado — las palabras salían pausadas y entre cortadas — odio mi destino.
— Shhhh... No le des gusto a nuestros padres de verte miserable... Deja descansar tus hermosos ojos — con mucho cariño levantó el rostro de la chica para besar con decoro sus párpados irritados — dale tregua a tus bellos ojos, deja que sanen... Así, cuando decidas volver a ver a Adrien él se deleitará como siempre con tu belleza.
Marinette soltó un sollozo, generalmente las palabras de aliento de su hermana eran escasas, su relación no había sido la más cercana, pero justo ahora se sentía como una niña pequeña y necesitaba cobijarse en su hermana mayor, le era una sensación gratificante el tenerla en esos momentos de su parte y su tono conciliador la calmaba.

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『••[Embrujo de Pasión]••』🔞 AU ✧MLB✧
FanfictionCorrían los años 1260 en la capital francesa, la Santa inquisición ponía mano dura a la herejía y pronto empezaría a acechar al aquelarre de brujas al cual eran pertenecientes las hermanas Dupain-Cheng. Estaba contra el reloj y debían cumplir el ob...