"PROTOTIPO"

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Aiden salta a los brazos de su padre quien lo eleva en el aire y comienza a moverlo por toda la habitación, las risas de mi pequeño hijo resuenan como el tintineo de un montón de campanas lo cual termina por hacerme llorar. Enseguida me enjuague las lágrimas y me senté sobre la cama para seguir observando lo feliz qué será Aiden con su padre en su vida, lo cual hace qué termine por asimilar qué el cambio qué se avecinaba en mi horizonte era la solución para todos mis problemas y por eso ahora no debía flaquear.. El abrazo de Aiden me saca de mis pensamientos y devuelvo mi atención a la realidad.
—Pediré el desayuno— dijo Adrien marchándose a la sala donde el teléfono se encontraba. Su hijo y yo lo escuchamos hablar con la recepcionista y en cuanto colgó y volvió Aiden me soltó para bajar de la cama y correr rumbo a la mesa de la cual toma una cometa de color verde.
—¿Adrien hoy podemos salir y volar la cometa que el tío Nino me regaló?— la mención de ese nombre al instante me puso nerviosa..
—Claro que si campeón, será como tú quieras— en realidad estaba asustada de que los besos que nos dimos se hubieran quedado pintados en mis labios y la palabra traidora tatuada en mi frente, ambas cosas visibles a los ojos de Adrien..
—¿Mamá tu tambien irás con nosotros?— la pregunta de Aiden me sobresalta y creo que no seré capaz de soportar la presión de haber engañado a su padre, aún así me aclaro la garganta y le respondo al adorable rubio menor..
—No cariño, prefiero quedarme a descansar..— de echo solo era una coartada más, hoy también tendría que engañarlos y esperaba que salir a hurtadillas no se convirtiera en una mala costumbre. Alargó la mano para revolverle el cabello y abro la boca para agregar.. —Agradecele a Adrien que no me dejó dormir bien añoche— el susodicho se carcajea..
—A mi me pareció que disfrutaste como loca de mis ronquidos..— se defiende el con los brazos cruzados sobre el pecho.
—Como fuera, vallan ustedes y diviertanse mucho por mí— en ese momento llaman a la puerta y Aiden corre para abrir. El empleado del hotel entra para deja la charola con el servicio a cuarto sobre la mesa de la sala y posteriormente se marcha en silencio.
—¿Estas segura de que no quieres venir? Me encantaría que salgamos los tres juntos, así Aiden comenzará acostumbrarse a la idea de que pronto formaremos una nueva familia— no despegó la mirada del niño que se ha sentado sobre la alfombra para comer los hot cakes que Adrien ordenó para él..
—Lo sé, pero lo estuve pensando y creó que es mejor si antes tu terminas de ganarte a tu hijo. Después de todo ya entendí qué tú tienes todo el derecho a estar cerca de el y hacer qué te quiera como lo qué eres, su verdadero padre... Uno qué estoy muy segura de qué lo ama con toda su alma y cuidara muy bien de el— no tenía dudas sobre eso y era la razón de qué estuviera tan convencida de mi nueva desición.
—Te lo agradezco Marinette. Lo único qué deseo es escucharlo llamarme papá—
—Se qué pronto te lo dirá..— lucho contra el nudo qué me asfixia y trato de aparentar qué nada ocurre, algo imposible al sentir el fuerte y férreo abrazo de Adrien.
—No me sorprende qué le encante la miel de maple. Recuerdo qué solías comerla durante las primeras semanas de embarazo— sonrió.
—Le fascinan las cosas dulces sobre todo el chocolate, el tocino y las figuras de carne con forma de dinosaurios. En el colegio la profesora suele quejarse de qué el se salta las clases para seguir jugando en el patio y siempre me pregunte ¿De quién lo heredó?— desvió la mirada a Adrien quien entendió la retórica en mi pregunta porque puso los ojos en blanco. —Pero aún así es muy listo y tiene notas sobresalientes, sobre todo en literatura e historia. En idiomas habla además del italiano el francés con fluidez y sobre los deportes práctica el béisbol y el atletismo—
—Valla, es impresionante y no me sorprende. Su inteligencia con suma seguridad lo heredó de ti—
—Eso es muy cierto..— mí falta de modestia le arranca una sonrisa torcida.. —..pero no te preocupes qué Aiden es más parecido a ti de lo qué imaginas, dejando de lado el cabello rubio y esa sonrisa coqueta qué cautiva las miradas tiene gustos por la música y le encanta la guitarra eléctrica y tiene dos en casa. Pero en especial tiene una clara preferencia por el piano tanto qué Ethan le compró uno y contrato un maestro privado qué le ha estado dando clases durante los últimos dos años..— hablar de esto me pone nostálgica y no puedo evitar volver a llorar.. —Te encantaría escucharlo tocar, aunque es pequeño tiene mucho talento..—
—No lo dudo y me alegra qué comparta mi amor por la música— asentí dándole la razón y grabé en mi memoria la sonrisa de orgullo qué mostró.. —A partir de ahora no va a necesitar más profesores porqué yo mismo le enseñaré todo lo qué debe saber..—
—¿Sabes tocar el piano?— le pregunto gratamente sorprendida.
—Si, cuando tenía la edad de Aiden mi madre me obligó a tomar clases y cuando cumplí los diez años me revele y cambie de instrumentó algo qué la volvió loca pero no pudo hacer nada para hacerme cambiar de parecer— con el pulgar me limpia la lágrima qué me corría por la mejilla..
—Otro parecido qué tienes con Aiden, también es imposible hacerlo entrar en razón..—
—Hey eso es algo en lo qué ambos influimos, tu tambien eres terca y muy testaruda así qué en esto la culpa es de ambos—
—Bien, tienes razón— le digo y me paro de puntillas para besarlo..
Después los dos nos reunimos con Aiden y desayunamos juntos, me distraje escuchando su conversación cuyo tema principal fue el deporte y la música. Una hora mas tarde Ambos se habían ido y yo esperé algunos minutos más para salir y una vez estoy en el acensensor mi celular comenzó a sonar, lo saco y respondo sin importar qué el número qué muestra la pantalla sea desconocido.. —Soy yo, Ethan y necesito qué vengas a la estación de policía— suspiro y con voz queda le digo..
—Estoy por salir para haya.. Te veo en quince minutos— cuelgo y salgo del ascensor, atravieso el lobby y en la acera busco un taxi.
Minutos más tarde ya me encuentro en la estación de policía y con pasos lentos me acerco al mostrador reconciendo de inmediato al uniformado.. —Señora Mercier..— me dice el mientras se ponía de pie.
—Antes de declarar necesito hablar con Ethan Mercier. ¿Será posible que pueda hacerlo?— el hombre arqueo una ceja y recargo los codos sobre la madera pulida del mostrador, mirándome con aire pensativo..
—Sinceramente no comprendo cual es su juego, pero supongo qué es mejor si tratan de arreglar sus diferencias— respiró hondo y asentí mostrándome de acuerdo con él.
—Ese es el punto—
—Sigame por favor..— dicho eso abrió la media puerta también de madera y me invitó a pasar. Cruzamos el área de los escritorios y seguimos por un largo pasillo qué desembocó en la fila de celdas cuya gran mayoría se encontraban vacías. El agente se detuvo y apunto con su cabeza la penúltima para luego devolver sus pasos en silencio. Me quedo unos segundos observando el interior hasta dar con el, quien se encontraba sentado en el piso y con la mirada fija en el feo y descontinuado linóleo. Paso saliva y me restriego las manos en los muslos recordándome a mi misma qué enfrentarlo de una vez era lo mejor par los dos. (Se valiente y no te dejes intimidar)..
—Hola Ethan— en cuanto me escuchó levanto la cabeza y me clavo sus ojos color café, se paró de un salto y de dos zancadas atravesó el angosto espacio.
—¡Marinette tienes qué parar ésto, no puedes dejar qué me trasladen a una prisión!— realmente parecía y sonaba asustado y nervioso algo qué en fondo me hizo sentir mucho mas segura.
—No sabes cómo soñé con el día en el qué te viera tras las rejas..—
—¡Te acusare de adulterio y tú también terminaras aquí!— me interrumpe alzando la voz y golpeado los barrotes de metal qué forman la reja.
—Inténtalo, diles que me acuesto con Adrien, con su mejor amigo y qué también planeó hacerlo con mi abogado con tal de qué te hunda todavía más..— se queda quieto y me mira fijamente, como si dudará de lo qué le acabó de decir.. —¿Crees qué bromeó? Te aseguro qué estoy diciendo la verdad— le sostengo la mirada y estoy convencida de qué la seguridad qué me proporciona verlo encerrado e indefenso se refleja en mis ojos. Por fin me encontraba del otro lado..
—No eres capaz de eso..— dijo al cabo de unos minutos.
—Sinceramente no comprendo porque te sorprende, si lo aprendí de ti.. ¿Acaso piensas qué no sé qué te acuestas con Alexa? ¿O qué tienes un Eren de prostitutas a tus servicios? No soy estúpida y si tú quieres empezar a ventilar la verdad pues hagámoslo— abre desmesuradamente los ojos y retrocede un paso, yo sonrió y me regodeo en la poderosa sensación de estar tomando el control de la situación..
—Marinette por favor retira los cargos y sácame de aquí— esta vez yo soy la sorprendida al escuchar por primera vez qué Ethan Mercier me estaba rogando. ¡Dios! Por fin había llegado el momento de tenerlo en mis manos y verlo desperado pidiendo mi clemencia. Me crucé de brazos sin borrar mi sonrisa de suficiencia y deje pasar los segundos para qué su ansiedad aumentará...
—Si quieres qué lo haga tendrás qué darme algo acambio, así como yo lo hacía con tigo en el pasado— decir aquello fue como tener una gran docis de azúcar en la boca. Bien decían qué la venganza era un plato frío y muy dulce.
—¿Que? ¿Crees qué tal estás en posición de pedirme algo?— me cuestiona y estoy convencida de qué su rudeza se debe a qué poco a poco está perdiendo la paciencia.. (Bien, comienza a desesperarte tal y como yo lo hacía)..
—Por supuesto qué sí y sabes qué no te queda más remedio qué aceptar mis condiciones..—
—Estas completamente loca. ¿Acaso olvidas quien soy yo?—
—No y es justo por eso qué se como negociar con tigo.. Eres un maldito bastardo qué me enseñó el peor lado qué puede tener la vida. Por ti soy practicante una prostituta capas de hacer cualquier cosa con tal de optener lo qué quiero ¿y adivina qué? tú padre no ha movido ni un solo dedo para sacarte de aquí y sospecho qué no lo hara, de echo ni siquiera tienes un abogado qué se encargue de tu caso así qué yo qué tu comenzaría a considerar aceptar mi oferta— aquello lo deja pálido y boquiabierto, sobretodo porque tengo la razón. Él sabía qué su padre no haría nada por él y qué por el momento yo era su única opción.
—¡Valla! Al final resultas ser lo qué siempre creí, una perra que se escondía bajo el disfraz de niña ingenua— me río entre dientes de su estúpido insulto y con completa tranquilidad le respondí..
—Perra o no soy tu boleto de salida. Ambos sabemos qué sin la protección de tu padre eres inútil y no aguantarias mucho tiempo en una cárcel de verdad— se pasa las manos por su cabello cuyos rizos están enmarañados y revuletos. Tal parece qué a echo eso muchas veces antes..
—Seguramente quieres el divorcio para poder estar con ese maldito ¿no es así?— comenta con los dientes apretados.
—No lo negare, quiero ser libre, de ti y de tu padre, pero no para estar con el. Lo mío con Adrien se acabó.. felicidades Ethan lograste tu cometido— la azúcar se vuelve bilis que me sube por el exsofago y me borra todo el rastro de una sonrisa.
—No me trago este cuento, se muy bien qué Adrien fue quien me denunció y lo hizo porque tú se lo pediste. Tú le contaste todo y quisiste esconderte detrás de él— se me escapa un resoplido.
—No seas imbécil, si quisiera usarlo de escudo lo habría mandado a el en lugar de venir y darte la cara. Esto es problema mío y ya es hora de afrontarlo yo misma—
—Bien ¿Quieres algo más aparte del divorcio?— deja caer las manos completamente derrotado y yo en cambio no lo creó. ¿En serio le había ganado?.
—Si..— comienzo aún incrédula. —..quiero saber qué demonios contienen las píldoras qué he estado tomando?—
—No lo sé..— suspiré, era demaciado bueno para ser verdad. —En realidad mi padre fue quien me aconsejó qué te las diera. Dijo qué te harían enloquecer poco a poco y así me sería más fácil sacar provecho de ti, y tenia razón.. Eras excelente en la cama cuando estabas bajo sus efectos..—
—No cambies el tema y dime ¿de dónde las saco él?— la rabia me arañaba el estómago. Como nunca se me ocurrió pensar qué David también estaba detrás de ésto.
—Tampoco lo sé— respondió y muy a mi pesar sonaba muy sincero.. —Marinette en realidad fuiste solo un conejillo de indias. Lo qué te tomaste o te sigues tomando es un prototipo qué mi padre y su socio decidieron probar en ti para saber cuánto se podía llegar a manipular a una persona y qué tanto se podía volver adicta a ellas— proceso cada palabra por separado hasta qué lo entiendo todo, luego caigo en la cuenta de qué mi problema no era solo la adicción sino qué también qué las píldoras podrían ser realmente peligrosas.. Abro la boca y me atragantó al intentar hablar así qué la cierro y paso la saliva para intentarlo de nuevo..
—¿Tu padre las inventó?— esperaba qué no, de lo contrario quien sabe qué porquerías les habrá puesto.
—Supongo qué si, no sé mucho sobre eso, el jamás quiso contarme toda la historia así qué en resumen no se como saldrás de esto y en mi opinión creo qué nunca podrás hacerlo— el corazón se me acelera y la visión se me nubla.. (El tiene toda la razón, jamás podrás desasherte de estas ansias por ingerir el alivió.. Seras una adicta de por vida) Me sujeto de la reja y jalo aire para gritarle..
—¡Esto es tu culpa! ¡Tú me induciste a esto y por tu culpa soy una adicta qué no sabe cómo parar!—
—¿Recuerdas cuando me dejaste botado en el altar para largarte con él?— lo miró a la cara. —¡Ese día jure qué te haría pagar por la humillación y el dolor qué me causaste!—
—¡¿Y esto fue tu venganza?! ¡Las humillaciones qué yo sufrí fueron muchas más y el presio qué yo te pagué fue demaciado alto!.. Se podría decir qué me cobraste la deuda con creces— cierro un momento los ojos sintiendo qué la valentía se desvanecía en el aire y en su lugar dejó la desesperanza.. —Como sea ya no importa..— suspiro y sigo a delante con mis condiciones. —Terminemos con esto. Retiraré los cargos cuando tú firmes el convenio de divorcio y renuncies a los derechos qué tienes sobre Aiden..—
—Espera, jamás hablaste sobre el niño y yo no quiero desaparecer de su vida, es mi hijo y lo ha sido por años—
—El no es tu hijo, es de Adrien y sabes perfectamente qué Aiden merece estar con su verdadero padre cuando todo esto acabé y yo no pueda estar con él— esa era la parte qué más me dolía de mi decisión y la qué más trabajo me costaría llevar a cabo..
—¿Porqué? ¿Adónde vas a ir?— claramente no se esperaba aquello.
—Eso no te importa, firmaras lo qué ya dije si quieres volver a ver la luz del día— se toma su tiempo pero termina por aceptar. —Y por último investigaras con tu padre qué son esas píldoras y lo más importante como curo esta maldita adicción.. ¿Me has entendido?—
—Si..— me dice él.
—No quiero mas engaños y más te vale qué todo lo qué me digas sea la verdad— lo miró desafiante a los ojos..
—Te prometo qué haré lo qué pueda..—
—No. Jurame qué al menos está vez harás algo bueno por mí— (Por favor Ethan ayúdame a solucionar esto)
—Te lo juro, seguramente mi palabra ya no tiene ningún valor para ti pero aún así te la doy— no valía, pero al menos me sentía mejor creyendo qué tenía un plan B al cual recurrir en caso de qué el A fracasará en el intento.
—Bien, mi abogado te visitará con todo los papeles..—
—¿Sabes qué pudimos ser muy felices juntos?. Después de todo yo si me enamore de ti, te quise como a nadie y en el fondo siempre deseé qué algun día tú me quisieras también— ruedo los ojos y tomó distancia de la reja..
—Valla forma de amar la tuya.. secuestrandome para obligarme a casarme con tigo, aprovechandote de mi cada vez qué se te antojaba.. ¡Eso no es amor!— exclamé asqueada por todo lo qué pase a su lado.
—Lo lamentó..—
—¡No te atrevas a decir más, qué no hay manera de qué yo te perdone!— lo corto y de no haber una reja entre nosotros le habría volteado el rostro de una fuerte bofetada. —Arruinaste mi vida de todas la maneras posibles y lo único qué quiero ahora es superar y olvidar todo lo que pasó, así qué adiós Ethan y espero que por primera vez en tu vida cumplas con tu promesa y por fin me dejes en paz— me marcho sin esperar su respuesta, limpiandome las lágrimas y repitiendome qué todo estará bien y qué solo era cuestión de tiempo para qué mi matrimonio con el pasar a ser historia antigua.
Paso sin prestar atención a los policías qué me miran desde sus escritorios y agradezco en silencio qué el agente qué lleva nuestro caso no este detrás del mostrador, lo cual me facilito salir disparada hacia la puerta lo más rápido posible.. Empujo el cristal y en cuanto cruzó el quicio de metal choco accidentalmente contra alguien.. —¿Marinette?— me dice el y levanto la mirada avergonzada.
—Si soy... ¿Santiago, eres tú?— repaso su rostro un par de veces, desde sus ojos color miel hasta su cabello negro bien peinado.
—Si, soy aquel niño qué soportó con gusto fiestas de té y fingió ser tu esposo y padre de tu falso bebé de trapo— mi risa salió rota y no pude contenerme así qué lo abracé fuertemente para ocultar mi rostro rojo y mis ojos llorosos..
—¿Qué haces aquí?— le pregunté en un suspiro.
—Supongo qué lo mismo qué tú, vine a ver a Ethan Mercier—
—¿Tú eres mi abogado?— no me separo de el y dejó qué su olor tan peculiar me lleve a mi infancia..
—Si, Adrien me contrató para qué lleve tu casó— sonrió en automático, feliz de qué sea presisamente el quien me ayude con todo ésto.
—No puedo creer qué seas tú.. es decir qué me alegra muchísimo qué seas tú quien me defienda— lo suelto y retrocedo para volver a observarlo. Su rostro apenas si había cambiado con el pasar del los años. Seguía igula de apuesto y con ese asentó español qué lo caracterizaba tanto.. Santiago se ríe con disimulo algo qué solía hacer siempre qué se sentía cohibido y avergonzado.
—Te prometo qué haré hasta lo imposible para qué ése tipo pase muchos años refundido en la cárcel y tú al fin libre de el— escucharlo me alivia y al menos puedo estar segura de qué estaba en excelentes manos. Sin embargo al hacer un trato con Ethan las cosas habían cambiado, por lo qué me apresuro a decirle..
—Sobre eso, creo qué hay un cambió de planes— el frunció el ceño confundido.
—¿Que tipo de cambió?— pregunto.
—Es complicado y supongo qué como mi abogado es mejor qué conozcas toda la historia así qué en lugar de ver a Ethan te invito un café— asintió de inmediato.
—Perfecto porque yo también tengo cosas qué decirte— eso me intriga bastante y no puedo evitar preguntarle..
—¿Tienen qué ver con Ethan?—
—Algo así, en realidad tiene más qué ver con tu hijo— muy caballerosamente me abrió la puerta de su auto y me invitó a entrar. Lo hice y espere a qué el también subiera y se acomodara en el asiento para hablar.
—¿Que hay con él?— se abrocha el sinturon y me mira..
—Bueno, Adrien me pidió qué comenzará con los trámites para cambiar los apellidos de Aiden y asi poder reconocer a su hijo legalmente— espera mi reacción y al ver qué no me sorprendo sigue diciendo.. —Justamente tengo preparado un documento qué Ethan tiene qué firmar para agilizar los trámites, pero si es como Adrien lo describe será imposible que el lo haga— me abrochó la hebilla de mi sinturon de seguridad antes de soltarle mi respuesta.
—No te preocupes qué el firmara culaquier cosa qué le pidas, presisamente acabó de negociar con él y logré qué me dé el divorcio y la tutela completa de Aiden—
—Es una maravillosa noticia y no te imaginas cómo agilizará las cosas— arranca el motor para incorporarse al tráfico de medio día.
—Eso esperó..— murmuré.
—Confía en tu abogado, pero sobretodo en un gran amigo de la infancia— le sonrió al cristal delantero y me relajo un poco mientras el conducía rumbo a una cafetería del centro...
Ocupamos una mesa en el interior y ordenamos dos tazas de café y una rebanada de pastel de fresas y crema, un antojo repentino e inesperado.
—Bien Marinette comienza tú primero— me ofrece Santiago recargando los antebrazos sobre la mesa. Me obligó a recordar y desenterrar la historia qué tan fieramente he tratado de evadir. Respiró profundamente y sin más remedio empiezo a relatar cada día qué viví y me acobardó al ver como el rostro de Santiago iba cambiando mientras le decía cada palabra qué salió de los labios de Ethan y de David.. Hice una pausa cuándo el mesero regresó con nuestra orden y en cuanto la dejó y se marchó reanudó la historia. Me esfuerzo por describirle cada maldita sensación al estar bajo las píldoras pero por encima de todo el miedo qué le tenía al moustro de la abstinencia qué me seguía como una sombra sin importar a donde fuera.. Cuando terminó me arde la cara y mis ojos seguramente ya están rojos y cristalinos apesar de qué al principio me jure qué no iba a derramar ni una sola lágrima..
—Valla lo qué me contó Adrien es horrible pero no se compara con el resto de la historia— comenta con voz horrorizada. Me toma la mano y me da un ligero apretón. Obviamente no sabe cómo hacerme sentir mejor.
—He estado cometiendo error tras error tratando de huir de mis problemas y ya no quiero complicar de más las cosas— admito y solo por hacer algo me llevo la taza a los labios..
—¿Entiendo pero realmente crees qué tu esposo cumplirá con su palabra?— me pasó el trago caliente de café y posteriormente le respondo..
—No lo sé, y por eso te necesito para presionarlo— dejó la taza para tomar el tenedor y comer un trozo de pastel.
—Eso mismo pretendía hacer. Usaría culaquier método para llegar a un acuerdo, con el cuál la única beneficiada fueras tú— mastico y a pesar de todo el maldito pastel me sabe de maravilla.. —Por cierto hace una hora qué tus padres llegaron a la ciudad. Están vueltos locos de alegría al saber que su única hija está viva— casi me atragantó al intentar pasarlo y maldigo para mis adentros..
—Lo imaginó.. Debió ser una sorpresa para ellos— ¡Mierda! Otro problema qué no me esperaba. ¿Porqué demonios Adrien tenía qué decirles qué estaba viva? ¿Porqué no me lo consulto antes?.
—¿Santiago puedo pedirte un enorme favor?— le digo y pese a mi enfadó me llevo otro gran pedazo de pastel escogiendo la parte con más crema batida y fresas frescas.
—Si por supuesto..— el espera a qué mastique y me baje todo con un trago de humeante café..
—Quiero qué todo lo qué te he contado lo guardes en secreto. Por ningún motivo quiero qué mis padres sepan el infierno qué pasé— el asintió antes de darle el primer trago a su taza.. —Y también quiero qué Adrien no se entere qué yo hice el trato con Ethan—
—Descuida como abogado me encantará llevarme el crédito por esto..— sonrió y posteriormente me armó de valor para lo más importante..
—¿Santiago podrías guardar un secreto más?— enseguida se puso serio, mí rostro y mi tono triste debió alertarlo de qué algo malo estaba por decirle..
—Planeo internamente en una clínica de rehabilitación para adictos..— el sopeso mis palabras en silencio..
—Entiendo.. ¿Pero estas segura de quieres hacer eso?—
—Si..— respondo sin pensar. —Digo, es lo mejor para todos, en especial para Aiden quien no merece ver como su madre pierde el control cada vez qué la adicción vuelva—
—Déjame entender esto.. Tu quieres hacer todo esto a espaldas de Adrien ¿No es así?— me limité asentir.. —¿Porqué?— suspiré. (Es algo qué ni siquiera yo sabía)..
—Supongo qué es porqué Adrien ya me ha dejado claro qué no me dejara hacerlo ,por más que le diga qué necesito encerrarme en un lugar de esos para curarme y salir adelante. Además de qué quiero hacer esto yo sola, sin qué Adrien tenga qué estar involucrado en nada—
—Comprendo y te admiro mucho Marinette.. Desde qué eras una niña me pareció qué eras muy fuerte y valiente.. Cada vez qué mi padre te llenaba de agujas y medicamentos tu solo cerrabas los ojos y dejabas qué lo hiciera sin protestar o quejarte ni una sola vez..— lo recuerdo claramente..
—No tenía más opciones, pero en parte fue gracias a ti qué lo soportará.. Tu me tomabas de la mano y me sonreias mientras permanecía recostada y a la espera de qué los sueros se acabarán..— suelto un suspiro más y se me viene a la mente un recuerdo bastante peculiar. —¿Recuerdas aquella noche en la qué llovía mucho y la luz de la granja se fue por completo?— una amplia sonrisa le ilumina el rostro.
—Si, como olvidarlo.. Esa vez tenias tanto miedo qué comenzaste a llorar y para distraerte yo busqué una linterna y comencé a hacer figuras de animales con mis manos—
—Las peores liebres qué vi en la vida..— ambos soltamos a reír..
—Pero sirvieron para calmarte y después solo nos quedamos bajó las cobijas mirando las gotas qué se estrellaban contra el cristal de tu ventana—
—Esa noche me prometiste qué siempre estarías con migo y qué nunca bajo ningún motivo permitirías qué algo me hiciera llorar— la voz me falla y me presipito a comer para disimular..
—Lo sé— ahora fue el quién suspiró.. —Y no pude cumplir con mi promesa..—
—¿Santiago qué te parece si nos olvidamos de esa y hacemos una nueva promesa?—
—Si pero, ¿qué tipo de promesa?— se cruza de brazos y me mira expectante..
—Saliendo de aquí me iré a un laboratorio a entregar una muestra de las píldoras y aprovecharé para pedir qué me recomienden una clínica y esta misma noche planeó internarme en la mejor opción qué me den—
—¿Que?.. ¿No te parece qué es muy rápido?—
—No quiero perder más el tiempo, además se qué si continúo cerca de Adrien me será imposible volver a tomar la decisión— Santiago se esfuerza por comprenderme, se le nota en como arruga el entrecejo.
—Bien, si quieres mí apoyó sabes de sobra qué lo tienes. Pero hay algo qué me preocupa.. ¿Que le diras a Aiden para justificar tu ausencia?—
—Bueno planeó mentirle y despedirme rápido de él, al igula qué lo haré con Adrien— algo qué no sabía cómo rayos iba hacer..
—Si quieres mí opinión creó qué sería mejor si lo hablas antes con Adrien..—
—No, ya te dije qué no está de acuerdo con la idea, además lo necesito lejos de mí para poder enfocarme en reavilitarme.. Y aquí es donde entra tu promesa. Adrien no debe saber qué mí desaparición se debe a qué estoy en la clínica—
—Marinette..—
—Por favor ayudame. No confío en nadie más.. Tu eres el único en quien me puedo apoyar ahora— se lo piensa y me asusta haberle dicho esto y qué el decida contárselo todo a Adrien.. —Dijiste qué tenía tu apoyo incondicional— agregó y estiro el brazo para tocar su mano..
—Bien, lo haré pero no significa qué este completamente de acuerdo con tigo Marinette. Aún sigo creyendo qué es mejor hablar con la verdad..—
—Mi relación con Adrien cada vez está más rota. Hemos pasado muchos años lejos el uno del otro y hay demasiados engaños de por medio, sin mencionar mis traumas y problemas..— cierro la boca y agachó la mirada, hasta ahora siento el verdadero dolor y con pesar me imagino los duros días qué me esperaban por delante..
—Todo será cómo tú quieras. Puedes tener la certeza de qué nada saldrá de mí boca—
—Gracias..—

Una hora después Santiago se había ido para comenzar a elaborar los documentos qué Ethan firmaría y yo estaba en el laboratorio frente al médico farmacéutico quien analizaría las píldoras qué le acabó de entregar.. —¿Cuando estarán listos lo resultados?— le pregunto ansiosa.
—Ya qué me pediste qué fuera un análisis completó y detallado tomara unos unos días el qué estén listos, así qué yo te llamaré—
—Bien, gracias.. Por cierto estoy buscando una clínica de rehabilitación confiable ¿Tiene alguna qué recomiende?— el hombre de bata blanca asiente y busca en el cajón de su escritorio para luego darme una tarjeta.
—Esa es excelente, la mejor de todo Verona— observó el nombre de la clínica y me hago a la idea de qué a partir de la media noche ése lugar será mí nuevo hogar...

No supe cómo es qué regrese al hotel, mí mente había estado perdida en las palabras qué le diría a Aiden, y las volví a repasar en un intento por hacer qué sonarán menos crueles, pero no había forma. El sentiría qué lo estaba abandonando sin importar qué carajos le dijera yo.
La habitación estaba vacía cuando entre y me desplome sobré la cama donde me dedico a mirar el techo...
Mi corazón salta y se detiene cuando escuchó qué la puerta se abre seguido de sus voces.. ¡Joder! Había llegado la hora de la horrible despedida..

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