"Punto Muerto"

504 44 12
                                    

Más tarde ya nos encontrábamos fuera del edificio. El motor del auto rugía en punto muerto y la radio sonaba de fondo.
—¿Te veré mañana?— pregunta el taciturno.
—No lo se, quede con Alya para ayudarla con los últimos detalles de su fiesta y posiblemente me acapare todo el día, aun así te llamaré— otra mentira que se agregaría a la lista. Los únicos planes que tenía eran pasarme el día encerrada, lloriqueando​ en alguna esquina y lamentamdome por las decisiones que había tomado..
—Bien, entonces hasta pronto— asentí y antes de bajar del auto tomó de la parte trasera la funda dónde venía el vestido de Alya.. —Te amó— dice con demaciada intensidad. Aprovecho la cercanía para darle un casto beso en los labios para luego salir al frío exterior.
Mientras esperaba el ascensor recordé que había acordado verme con Adrien, tal parece que hoy las emociones fuertes no me darían tregua y seguirían aumentando hasta culminar en la parada de la montaña rusa en la que he venido montada durante los últimos meses.. los más maravillosos de toda mi existencia...
En mi departamento esquive a mi madre y me fui directo a la habitación, donde me encerré en el baño para ocultar mi estado de pánico. ¿Como iba a enfrentarme a Adrien? ¿Como lo vería a la cara y le diría que lo nuestro se acabó? No quería llorar, tenía que aparentar que estaba decidida y que hablaba en serio. Más sin embargo, con tan solo imaginar su rostro mi seguridad flaqueaba y se caía en mil pedazos.. Me odiara, se que lo hará...
—¿Marinette estás bien?— pregunto mi madre tocando a la puerta.
—Si, ahora salgo— dije de vuelta y me apresure a abrir el grifo para lavarme las manos y la cara.
—No tardes, la cena ya está lista— tomó una​ gran bocanada de aire y le ordenó a mi reflejo que sea valiente.
En la cocina me siento sobre un banco y repasó con la mirada todas las delicias qué preparo. Era imposible que a pesar de que ya había cenado el olor que despedía la comida me abriera nuevamente el apetito, algo debía estar muy mal con migo. Casi sin pensar tomé una gran porción de pasta y la sirvo sobre mi plato y solo después deseé que le hubiera puesto queso Camembert. Aún así la devore haciendo muecas de placer debido a lo bien que me sabía todo últimamente.
Soy consiente de las miradas furtivas que mi madre me dedicaba, probablemente esté tan desconcertada como yo al verme comer como si no hubiera un mañana. Retiro el plato ya vacío y paso directamente al postre..
—Estos últimos días has estado distante y callada, sin mencionar que tu apetito ha aumentado bastante. ¿Desde cuando acostumbras comer tanto helado de chocolate?— intenta sonar casual, pero en fondo me parecía que intentaba preguntar otra cosa.
—No lo se.. Unas semanas quizás..— le dije y no puedo recordar exactamente cuando comenzó el cambio.
—Este tipo de antojos son muy raros, ¿Tienes algo que contarme?— despegó la vista del bote de helado para verla darle un largo trago a su taza de té. La conocía bastante bien y sabía que a algún punto quería llegar con su interrogatorio.
—¿Sobre que?— pregunte sin entender por qué su mirada parecia un reproche.
—No lo se.. Algo interesante, alguna nueva relación de la cual no me haya enterado aún— separe sus dos sugerencias y para ambas tenía material de sobra. ¿El insesto además de haber sido mi nueva relación durante meses, clasificaba como interesante?
—No hay nada nuevo, al menos no por ahora— termino diciendo tras haber censurado toda la historia.
—Ese chico, Ethan que conocí en el hospital es muy amable y se le notaba que estaba muy preocupado por ti..— me toma unos segundos entender su indirecta y el rumbo que tomaría la conversación.. —Tanto que me atrevería a suponer que le gustas. ¿Y que hay de ti, tambien te agrada?—
—Mamá..— me quejo y arrugó la nariz, las náuseas ya amenazaban con aparecer..
—Solo busco comprender que te tiene tan taciturna. Sabes de sobra que puedes confiar en mí y decirme si tienes algún problema del cual no sepas como salir— (ahora que lo mencionas si, necesito saber cómo huir del asco y del vómito repentino)
—Si, lo se y no te preocupes que no hay nada— le aseguro y no parece convencerla del todo.
—Esta bien. Te dejare tranquila por ahora— aquello significaba que intentaría como fuera descubrir mis oscuros secretos. Aparto el bote ya vacío y me bebí de un solo trago todo el jugo de naranja y casi enseguida me arrepiento de haberlo echo.. Mi estómago se retuerce y se revuelve, tanto que las arcadas me atacan y siento subir la comida por mi esófago. Me tapo la boca y salto del banco para correr al baño, donde devulevo el estómago con violencia. Me aparto el cabello y vuelvo a vomitar hasta que mi garganta queda arderosa. Me siento en el piso y me aprieto el estómago que me duele por el esfuerzo. Había sido una pésima idea de mi parte el combinar helado de chocolate con juego de naranja y estás eran las consecuencias de mi torpeza. Cierro los ojos y me olvidó de la comida, solo así los raros síntomas se rendían y se marchaban. Me quedo allí por un rato más, hasta que me cerciore de que las nauseas ya habían desaparecido por completo.
Me lavo los dientes para quitar el espantoso sabor que me dejó el vómito y al notar lo perlada en sudor que estaba mi frente desido ducharme. En realidad sólo buscaba estar entretenida para así no pensar de lleno en el ojiverde que me esperaba en el departamento vecino. Me demoro todo lo que puedo bajo el chorro de agua tibia sin prestarle atención a mis jodidas hormonas que pedían a gritó abierto que Adrien estuviera aquí y las ayudará a volver a su causé.. Cierro el grifo, rendida cuando no logre siquiera tallar mi brazo sin estremecerme, salgo de la ducha y me envuelvo en la toalla para posteriormente salir del baño.
La habitación estaba vacía y aprovecho para vestirme y meterme a la cama, antes de que mi madre entrará y me cuestionara el echo de estar usando jeans y sudadera como pijama.
Al cabo de un rato la escuché entrar y prepararse para dormir, cuento mentalmente los minutos y ruego por qué no se demore mucho, si es que no lo graba salir antes de la media noche tendría a Adrien armando un escándalo del cual no habría manera humana de salir ilesos.
Treinta minutos después las luces ya están apagadas y ya se ha acostado, me muevo con cuidado y me escabulló por debajo de las cobijas y una vez que mis pies tocaron el piso acomodo las almohadas para simular que sigo durmiendo, solo por si acaso se le ocurría despertar y mirar el lado derecho de la cama.
Del piso tomó mis zapatos y del cajón la segunda piedra. Había decidido utilizarla como mi último recurso, si es que Adrien se negaba a aceptar mis razones. Me dirijo de puntillas a la puerta y la cierro lo más despacio y sueve posible, para luego atravesar la sala y la puerta principal. En el pasillo me calzo los zapatos y vuelvo a repasar el borrador que tenía planeado decirle..
Con cada paso el corazón me brinca y se agita, era la misma sensación de estar a punto de tirarme al vacío.
La puerta está entreabierta por lo que entró sin tocar. El rubio me esperaba sentado, y pese a que la iluminación era escasa fue suficiente para dejarme la mente en blanco.
No me miró, permaneció con la cabeza inclinada hacia abajo, por lo que me vi obligada a llamar su atención.. —Hola..—
—He pasado las horas intentado dar en el clavó, pero ciertamente no lo he logrado— me corto con voz baja y sin dejar de ver el piso. Me percato de que entre sus manos tenía una botella de cerveza y otras más ya vacías sobre la mesa, esperaba que fueran las mismas de la noche anterior y que no haya decidido emborracharse por mi culpa. Doy otro paso seguido de otro insegura de si acercarme era una buena idea, aún así me quedo a unos centímetros del sofá para aprovechar por última vez de su cercanía..
—Las cosas son difíciles de entender, imposible de echo..—
—No lo serían si tu dejaras de guardarte todo y confiarás en mí— en esta ocasión su interrupción fue más brusca y la acompaño de resentimiento, no lo culpaba por ello, lo merezco por ser cobarde y aplazar lo inevitable. Alarga la mano para dejar la botella en la mesa y con rapidez me jala hacia el, sentándome a horcajadas sobre su regazo. Mi corazón late desbocado e incitó a mi sangre a correr de igual manera a lo largo de todas mis venas. Me aprieta contra el y sus ojos se deslizan por mi rostro, como si estuviera tratando de saciar las ganas que lo atormentaron durante todo el día.. —¿Porque me haces sufrir así?— su pregunta me roba el poco aliento que guardaba y me desarma por dentro. Le devuelvo el abrazo con la esperanza de que eso borre algo del dolor que le he causado.. Despegó el rostro de la curvatura de su cuello y lo miro a los ojos, sin importarme un demonio que haya prometido mil veces que no lo haría, son tan verdes y hermosos que me fue imposible no perderme en ellos. ¡Joder! ¿Cómo haría para terminar de romperle el corazón?
Sus labios me aturden y sin darme cuenta ya lo estaba besando con toda la pasión que había venido cargando y que ya no podía seguir reprimiendo. Él me lo devuelve y por un breve momento vuelvo a sentirme completa... Hasta que la malvada razón sale y me mira ceñuda lista para recordame cual era mi misión. ¡Cierra la boca! Le ordenó para disfrutar un poco más del sabor dulce que impregnaba mi boca...
—Adrien ya no puedes besarme.. Estoy comprometida— murmuró en cuanto nos damos una tregua.
Su mano derecha busca mi nuca y se posa firme sobre ella, enterrando sus dedos entre mi cabello todavía húmedo. —¿Que estupidez estas diciendo?— murmura acariciando con la punta de su nariz la mía. Respiró profundamente y su aroma me enloquece al grado de tener que besarlo otra vez para desahogar el deseo abrasador que me invadió por dentro y solo entonces puedo seguir hablando..
—Lo que escuchaste, me casare este domingo.. Con Ethan Mercier..—
—Estas bromeando... ¿Dime que lo estas?— me pidió con voz entrecortada.
—Quisiera, pero no. Seré su esposa y me iré con el fuera del país después de la boda— todo su cuerpo se puso rígido y su rostro se tiño de una mezcla de esceptisismo y dolor..
—No. Tu no puedes hacer eso.. ¡Maldita sea! No puedes.. No entiendo porque estas diciéndome esto. ¿Acaso te volviste completamente loca?— conforme hablaba me agarró de los brazos y me alejo para mirarme a la cara, no puedo sostenerle la mirada y la bajo, ocultando de paso el temblor de mis labios.
—¿Que es lo que no te queda claro?— le pregunté con un hilo de voz.
—Veamos.. En primer lugar quiero entender ¿porque demonios estas diciendo algo que claramente no vas a hacer?—
—¿Quien dijo que no? Adrien lo siento pero ya lo decidí. Me casare con el sin importar que opines tu—
—¡¿PORQUÉ?!— explotó colérico.
—Porqué es lo mejor para los dos— respondí y me preparé para que me echara de su lado, pero no lo hizo, sus manos seguían bien sujetas a mi cuerpo y me mantenía sentada sobre sus piernas.
—¡Lo mejor! Habla de una vez con la verdad.. ¿Dime que te orilla a cometer esta estupidez?—
—Además de que somos hermanos hay algo mucho peor.. Adrien por favor solo resignate y olvídame— en mi fuero interno deseé que eso jamás pasará, era egoísta de mi parte querer que a pesar de todo se negara y me mantuviera en un rincón de su memoria, para así sentir que todavía era parte de el.
Sus manos cambia de lugar y se mueven a mi rostro, pareciera que buscaba un sitio donde tocarme y hacerme olvidar mis horribles planes.. —Marinette no puedes pedirme eso. Sabes bien que no puedo hacerlo— su voz rota me partió el alma.
—¡Inténtalo! Hazlo por ti, por seguir con vida..—
—¡¿Como puedes decirme que siga con vida, cuando tu misma te encargas de arrebatarmela?!— pregunta y estaba claro que no habría manera de que lo entendiera.. Amenos de que le mostrará nuestro horrible pasado.
—Esperaba no tener que recurrir a esto, pero será mejor que lo veas por ti mismo— mientras lo decía sacó de mi bolsillo la piedra y la depósito sobre su palma abierta.
—¿Que es esto?—  el la observó hasta que cerré su mano, formando un puño..
—Esto te mostrara el destino que nos espera si seguimos juntos. Sólo tienes que pensar en como fue que moriste diecinueve años atrás— me atragantó con las palabras y me aferró a su mano para no llorar..
—¿Morir? ¿Que tiene que ver mi muerte con que te cases con ese idiota?—
—Solo hazlo— le ordenó. Al principio creo que no lo hará, pero sus ojos se cierran de golpe y su rostro se volvió inexpresivo, como si hubiera caído en un profundo sueño, o mejor dicho en una pesadilla de la cual nunca más podrá liberarse.
Contengo el aliento y alargó la mano para tocar con la yema de mis dedos sus párpados, disfrutando de su piel sueve y lisa.. Con la otra mano me aparto las espesas lágrimas que me nublaban la visión. No era el momento de llorar, no cuando tenía los minutos contados para verlo todo lo que me fueron posible.
Agradezco que no pudiera oír mis patéticos y desgarradores sollozos, y que tampoco sintiera como llenaba de besos todo su rostro.. —Te amó— le digo en voz alta y nasal. —Aunque eso no cambie nada— el último beso se lo doy en los labios y termino por acunar sus mejillas.. Su frente se va llenando de gotitas de sudor y pierde momentáneamente el color, lo cual me indico que estaba justo en el clímax del recuerdo.
Los siguientes minutos lo observé sufrir y mi cuerpo tembló junto con y el suyo conforme el era devuelto a la realidad.. Abrió los ojos y parecía completamente desorientado..
—Todo lo que vi no pudo haber sido real. Alguien debió manipular esto y hacer una mala película de horror— dijo en medio de temblores que le distorsionan la voz.
—Es nuestro pasado, uno que alguien borro para darnos otra oportunidad de empezar— agita freneticamente la cabeza, negando lo que acabo de decirle.
—¿De donde sacaste esto?— me pregunta y abre la mano para descubrir que la piedra desaparece una vez que el recuerdo se desvanece. Me mira entonando los ojos sin darle crédito a lo que estaba ocurriendo.
—Chat Noir me las dio. Aquella​ noche que te llame el estaba en mi habitación y me pidió que le ayudara a buscar el Miraculous y un libro ancestral. Se suponía que las usaría para eso, pero como ya sabrás soy tan torpe como para hurgar en donde no debía—
—Así que Chat Noir por fin apareció. Bueno por fin comienzo a comprenderlo todo— ahora fui yo quien entorno la mirada. —Ya sabia que me mandarías al diablo cuando tu amor platónico volviera.. Seguramente es Ethan y todo esto es solo una forma para terminar con migo de raíz—
—No. Ethan no es Chat Noir, no lo creó, además ese no es el punto de todo esto—
—¿Entonces cual? ¿Quieres que me tragué ese cuento de que te casas con el solo para evitar que me mate mi tío Marcus? Porque es lo mas absurdo que he escuchado— ¿Que? ¿Como era posible que a pesar de lo que vio siga dudando de mi decisión?
—Así es y aunque te cueste entenderlo lo hago por ti..—
—En ese caso debo agradecerte Marinette. Seguiré vivió, pero con el corazón roto. Muy loable de tu parte— lo que hizo a continuación no me lo esperaba. Me aparto con brusquedad y me lanzo del otro lado del sofá.
—¡Lo siento! ¡No sabes como lo siento!— exclamé incorporándome..
—Ahórrate el drama, que ya entendí que prefieres rendirte antes de seguir luchando por lo nuestro, ¿y sabes que? ya no me importa— me paro y lo sigo a la puerta..
—¿Que quieres decir?— no se vuelve y presiona el botón para llamar al ascensor. Lo agarro por el brazo y el no tardo nada en sacudirse mi mano de encima..
—¡Significa que ya me canse de ser el imbécil que se la vive rogandote y tratando de hacerte entrar en razón!— me gritó y entró antes de las puertas se abrieran por completo.
—¿Porque no puedes comprender que esto me duele mucho mas a mí que a ti?— le pregunté siguiéndolo al interior.
—Eso lo dudó. Te refugiaras en Ethan y quizás termines amándolo mucho mas que a mí—
—¿Como puedes decirme eso?— farfullo y temo caerme en pedazos.
—Entonces olvídate de esta locura y huye con migo..— me pega contra la pared y me miró directamente a los ojos.. —Vámonos lejos donde el destino no pueda encontrarnos— su aliento huele a alcohol, a seguridad y a algo dulce, muy dulce. Me carga sin previo aviso y hace que me pierda en su forma despiadada y altamente placentera de besarme. En un segundo el reducido espacio se llena de gemidos y detenerlo se volvió imposible.. (¿Que crees que estás haciendo?) Paso mis manos por su cabello, mitigando la molesta voz.. (Debes ser valiente, ¿lo olvidas? Debes alejarlo de ti..) ¡Shhh! ¿Porque no podía quedarce calladita en algún recoveco de mi mente?
—Marinette solo di que estás dispuesta a correr el riesgo y huir con migo de una vez por todas— la excitación abarcaba toda mi consentracion y no me permitió elegir bien las palabras, por lo cual termine soltando las primeras que formuló mi cerebro.
—Ya tome una decisión y nada hará que cambié de opinión.. Adrien no quiero morir así..—
—Pensar solamente en ti, se te da muy bien, por esa razón te facilitaré las cosas— me deposita sobre el piso y tengo que hacer un esfuerzo sobre humano para mantenerme de pié.
—¿Que dices?— murmuró, rebobinando la cinta para saber dónde era que me había perdido.. Pero me bastó ver el profundo dolor y la desilucion que le surcaba el rostro para no lograr ir más allá de su anterior respuesta. Por detrás de él las puertas se abrieron y en sus ojos se dibujó la despedida.. —¡¿Adrien que piensas hacer?!— le grite asustada, cuando camino y salió disparado rumbo al estacionamiento.
—¡Irme.. Lejos de ti y de tu estúpida cobardía!— contestó sin detenerse.
—¿Adonde?— lo perseguí lo más rápido que podía, teniendo cuidado de no tropezar con mis propios y topes pies..
—¡Que mas da si te dejare seguir con tus planes!— rodeó un estúpido auto y me golpeó el costado con el espejo de la puerta, el dolor que sentí no se comparó con el que me destrozaba el pecho.
—¡Adrien, estas muy alterado, no puedes irte así!— grite sin aire y acelere mis zancadas en un intento por alcanzarlo. Había bebido y manejar en su estado era la peor locura que podía consebir..
—Ya no te preocupes mas por mí. Enfócate en ti y en la nueva vida que te espera— me impulso en el cofre de otro auto y corro, tan deprisa como me era posible.. hasta que logró alcanzarlo y me aferró a su antebrazo..
—¡Por favor no te vallas!— le suplico llorando a más no poder.. Me arrodillaria, le rogaría o haría culaquier cosa con tal de que no subiera al auto.. Su mano vacila en la manija y me dió esperanzas, las mismas que pierdo cuando la abrió de un tirón.
—Adiós Marinette y espero que seas muy feliz— dice en voz baja, casi inaudible antes de sacudirse​ de encima mi débil y temblorosa mano. No me miró y subió cerrando tras de sí la puerta..
—¡Adrien!... ¡Aguarda!..— le pido golpeado el cristal de la ventanilla. El arrancó sin darme tiempo de reaccionar e intentar también subir y me dejó atrás mirando como el simplemente se alejaba.. —¡¡ADRIEN!!— gritó y me caigo de rodillas.. El no podía irse.. Se suponía que sería yo quien lo hiciera.. (¿Que más da quien lo haga? Si ya has cumplido con tu propósito) La urgencia por seguirlo me sobrepasa y gateo antes de intentar ponerme de pie, pero falló y vuelvo a dar al piso, donde decido quedarme. No podía hacer nada, salvo llorar y lamentarme por haberle causado tanto daño...
¿A donde iría? Me preguntó de camino al ascensor...
¿Podrá algún día perdonarme? Atravieso como sombra el pasillo con la respuesta incrustada como un filosa daga sobre el pecho, donde solía estar mi corazón..
Me quedo sentada en el piso de la sala, con el costado recargado sobre el ventanal. Mirando las calles y los puntos de luz que se vuelven borrosos a causa de mi llanto...

"Juegos Del Destinó " Donde viven las historias. Descúbrelo ahora