Contuve la respiración una vez más, en un intento por sosegarme y así parar de llorar. Me cubrí la boca para sofocar un sollozo, al tiempo que intentaba parar de pensar en Adrien y en la horrible forma en la que me trató. Pero no pude y el recuerdo de su mano sobre mi mejilla, de su voz mientras le gritaba a mi padre la verdad se apoderó de mí mente y otra vez pude sentir como el dolor me golpeó tan fuerte, que mi garganta se cerró y me fue imposible seguir respirando.. jadeó y ladeó la cabeza para ocultar mi rostro en la almohada para así intentar que mis soyozos se queden atrapados y no lleguen a los oídos de mis padres o de mi pequeño Aiden. Sin embargo no lo logro y escuchó con claridad sus movimientos al levantarse. Respiró hondo y deprisa me pasó el dorso de la mano por los ojos para quitar las lágrimas.. —Aiden..— murmuró con la voz rota pero ya sin llorar.
—Mamá por fin despiertas.. Tuve mucho miedo de que no lo hicieras..— mientras lo dijo se subió al bordillo de la cama y se refugió en mis brazos que ya estaban abiertos y listos para envolverlo entre ellos.
—Tranquilo cariño, ya estoy bien— le murmuré al tiempo que le acarició su cabello rubio, despeinado y revuleto. —Ya todo estará bien..— continuó e intento creerme esa mentira tan absurda como imposible. Nada volvería a estar bien. Ya nada sería como antes y tarde o temprano Aiden se daría cuenta de ello.. a mi lado sobre el sofá, mis padres también se levantan, adormilados y con el cansancio de haber dormido sentados..
—Aiden no agobies a mamá, que aún está delicada de salud..—
—No, papá estoy bien y ahora mas que nuca necesito de mi hijo...— le respondo y aferró más a mi pequeño rubio, como si temiera que también el fuera a separarse de mi lado, tal y como lo hizo Adrien.. Suspiró y contengo las lagrimas.. —Mas ahora que es lo único que me queda..— decir aquello me desgarró la garganta y pude percibir con mayor claridad el enorme hueco que tenía en el pecho.
—Marinette no puedes pensar así, aparte de Aiden tienes muchos más motivos para ser feliz..—
—¿Te parece que los tengo?..— lo interrumpó, escupiendo las palabras que están llenas de rabia y de dolor.
—Tranquila, como te dije aún estás delicada— Gabriel estira su mano para tocar mi cabello, un gesto con el cuál espera poder consolarme. De inmediato a mi mente acuden los recuerdos de cuando era niña, y me caía o algo me entristecía y el me acariciaba la coronilla hasta que yo paraba de llorar y le mostraba una sonrisa. Involuntariamente las comisuras de mis labios se arquean y estoy segura de que mi mueca está muy lejos de ser una sonrisa, y aún así Gabriel la correspondió tal y como lo hacía, feliz y satisfecho de haber podido subirme el ánimo. Suelto el aliento y de alguna manera logré mantener el llanto a raya.
—¿Aiden ya comiste?— le pregunto a mi hijo, y observó cómo levanta el rostro para mirarme..
—No..— responde y yo me pierdo en el parecido que guarda con su padre, el cual seria un recordatorio constante de su progenitor. ¡Mierda!..
—Bien, ¿podrían llevarlo a comer algo?— les pregunto a mis padres con la mayor naturalidad del mundo, aunque en realidad tenga la garganta tan cerrada que estoy a punto de abrirla con mis propias manos para así volver a respirar con libertad.. Ninguno de los dos hace amago de moverse y temo no seguir siendo capaz de contenerme por lo que abro la boca de nuevo y hago un esfuerzo sobrehumano para decirles..
—Por favor.. Necesito unos minutos a solas...— ambos me observan y se perfectamente lo que están pensando. Temen que mi episodio de locura se repita de nuevo, que esté tan mal como para volver atentar contra mi vida, como lo hice, hace ya tantos años atrás. Sin embargo, esta vez no me dejaría vencer, no podía, y no solo porqué tenía un hijo, sino porqué en el fondo quería demostrarle a Adrien que sin importar que el estuviera o no a mi lado yo saldria Adelante, lograría de alguna manera salir de éste hueco que los malditos juegos del destino me sumieron hasta ser de nuevo feliz. Suspiro y esa idea me parece aún más lejana y absurda que la anterior..
—Esta bien..— dice Gabriel. —..solo no cometas ningún disparate y procura no alterarte, ¿Esta claro?— asentí una vez y acompañe ese vacío gesto con una media sonrisa.
—Vamos cariño, ve con los abuelos, te juro que ya no iré a ningún lado— le aseguró al pequeño que me besa la mejilla y salta de la cama para seguir a su abuelo, mientras que mi madre me acaricia el cabello y me besa la frente para luego seguir a ambos rubios a la puerta.
En cuanto se cierra me deshago en llantos, y comienzo a sospechar que nunca pararé de hacerlo. Tengo el corazón desecho, y aunque no es la primera vez que se me rompe en mil pedazos, siento que ya no habrá manera de poder recomponerlo. Me aferró de la sábana y dejó que el dolor que me provoca cada trozo de mi ser me consuma y me recuerde una vez más que mi sub conciente tenía razón, no debía volver con Adrien, jamás debí permitir que entrara de nuevo a mi vida, que me besara, me acariciara y me endulzara el oído con todas esas palabras y promesas falsas que me hizo. De pronto me obligó a misma a dejar de pensar en él, a ser valiente y enterrar todos y cada uno de sus recuerdos...
Minutos más tarde la puerta se abre y quién la cruza es la última persona que esperaba ver.. —Hola Marinette..— dice en voz baja, como hablas cuando hay alguien dormido en la habitación, el cual no quieres despertar.
—¿Tú?..— preguntó con sarcasmo y solo entonces al soltar las sábanas y sentir el dolor en las articulaciones de mis manos me doy cuenta de la fuerza con la que las estuve aferrando. —¿Qué demonios haces aquí?— continúo con una mueca de dolor y enfadó.
—Bueno, vine porque quiero saber cómo estás— responde mientras que con pasos lentos se acerca al borde de la cama, desde donde me mira con precaución..
—Es más que obvio ¿no?— mi respuesta suena tan amarga que estoy completamente segura de que Ethan pudo sentir la hiel que destilaron mis palabras..
—Cierto, aunque créeme que realmente lamento que tuvieras que pasar por ésto..— lo miró fijamente y me sorprendo al descubrir que suena sincero. Pero ciertamente ya no podía confiar en nadie y mucho menos en él. Así que recompongo el rostro y retomo la sequedad y brusquedad de antes..
—Ethan no tengo la fuerza para hablar contigo así que será mejor que te vallas y me dejes lamentarme y llorar por mi maldita vida—
—Marinette solo vine a terminar de pagar mi deuda contigo— parpadeó y mantengo la boca cerrada para dejarlo continuar.. —Primero quiero regresarte tus recuerdos, hablo de los ocho meses que fueron arrancados de tu memoria— se me abrieron los ojos de pura impresión y pese a todo el odio que le guardo a Ethan, una parte de mi comenzó a sentir una pizca de agradecimiento.
—¿Y como piensas hacer eso?— pregunto un tanto eseptica ya que yo daba por sentado que aquella parte de mi memoria se había perdido para siempre.. Ethan alza la mano derecha y me muestra dos círculos lisos y de aspecto duro y rocoso..
—Con estas piedras, que te mostrarán todo lo que viviste..— hace una pausa y yo aprovecho para recordar cuando el falso Chat Noir me entrego un par igual, con el que pude presenciar el momento exacto de mi muerte. El recuerdo me hace estremecer de los pies a la cabeza y optó enseguida por volver a enterrarlo en mi memoria.. Fijo la mirada en el hombre de cabello rizado quien parece no saber cómo seguir hablando..
—Marinette ojala puedas perdonar lo que pasó durante ese tiempo.. yo te juro que estaba segado por la rabia que me causó el que me dejaras por ese estúpido de Chat Noir— esta vez me siento un tanto avergonzada, y quizás también un tanto arrepentida, pero sin embargo, sé que aquello ya lo he pagado con creseces y actualmente mi deuda con el ya está más que saldada, por lo que me quedo callada y me limito a devolverle la mirada con frialdad e indiferencia... —En fin..— dijo el soltando un triste suspiro. —..solo empuñalas y serás absorbida por el recuerdo..—
—Si, se como funciona, ahora sí es todo puedes irte— lo corto y con desgano estiro el brazo y extiendo la palma de mi mano para atrapar el par de piedras mágicas. Después de eso Ethan se queda parado al borde de mi cama, y permanece allí hasta que dice..
—Bueno, aún me queda algo que decirte y es lo más importante de todo—
—Bien, dilo ya— lo apremio con esxasperacion.
—Logre averiguar algunas cosas sobre la adicción que sufres, la cual es imposible de curar sin un antídoto..—
—¿Me estás diciendo que no tengo escapatoria?— interrumpó esta vez alzando más la voz y saliendo de mi máscara de tranquilidad.. —¡¿Que haberme separado de Adrien para internarme en un maldito centro al final no serviría para nada?!— ¡No podía ser! ¡Mierda! Quería gritar, golpear y llorar tan fuerte que todo el maldito hospital escucharía mis desolados soyozos..
—No.. No habrías logrado curarte aunque hubieras pasado toda tu vida allí encerrada— escuchar aquello me deja helada y con mis estúpidas esperanzas aún más rotas que antes. —Pero descuida, he pasado los días metido en el laboratorio de mi padre y logré dar con la caja fuerte donde guarda todo su inventario, no fue fácil y como te dije me costó aún más poder sacar una ampolleta..— dejó de escuchar y me consentro en el líquido rojo que me muestra, y de pronto mi corazón comienza a latir más deprisa, tanto que el Holter comenzó a sonar más fuerte y constante..
—¿Ethan tienes el antídoto?..— le pregunto mientras me atragantó con mi propia saliva.. —¿Lo trajiste contigo?— continuó sin prestar atención al mareo o al enloquecedor sonido que me perfora los tímpanos.
—Si, solo tienes que tomar el contenido y serás libre de todos los efectos— tardo en procesar aquello, y temo no haberlo escuchado bien.. ¿En serio a dicho que seré libre si me tomó eso?.
—¡No puede ser!... ¡¿Seguro que funciona?!— exclamó y estoy a punto de saltar de la cama para tomar mi boleto a la libertad, pero me frenó al ver como todo da vueltas y la figura de Ethan se duplica, por lo que cierro los ojos un par de segundos al tiempo que respiró profundamente..
—Si, bueno, eso creó, no me atreví a preguntarle a mi padre, ya sabes no quise arriesgarme a que sospechara, pero según todo lo que pude leer en sus fórmulas este es el antídoto para las píldoras de la felicidad— ¿Píldoras de la felicidad? ¿Así se llama esa porquería que estuve tomando? Me rió con ironía y muy a mi pesar debo admitir que el nombre les va como anillo al dedo. Bajó sus efectos de alguna manera lograba ser feliz y sentirme bien y completa, y solo entonces dude si quería renunciar a ellas y a todos sus beneficios.. (No, tienes que ser realista y acabar con la adicción) me digo y reprimí las infinitas ganas de ingerir ahora mismo una docis de felicidad..
—¿Qué pasa si te equivocas y esto es otra trampa mucho peor que la anterior?— le pregunto mientras trago saliva y me remuevo en la cama ya repentinamente ansiosa. ¡Genial! La abstinencia ya asomó su maldito rostro..
—No lo creó, Marinette el no sabe que saque esto y mucho menos que es para ti. Entiendo que desconfies pero esto es lo único que puede salvarte de morir acausa de la abstinencia— ¿Morir? ¿Corría el peligro de morir si no las tomaba? Aquello si que me sorprendió y estoy segura de que se reflejo en mi rostro. Aún así la idea no me asusto y de echo ya lo estaba deseando..
—Eso me parece más tentador ahora que nada tengo ya que perder, al final supongo que lograron su cometido, verme desecha y sin nada porque luchar..—
—Te equivocas, allá afuera está Aiden quién necesita más que nunca de su madre. Ese niño que aunque no lo creas lo quiero con toda mi alma— suspiro y al menos en esto se que no miente.
—Y seguramente el a ti, después de todo tu fuiste su padre durante cinco años—
—Si, pero no me volveré acercar a él. Soy plenamente conciente de que ese papel le toca a Adrien y que Aiden merece estar con su verdadero padre— vuelvo a soltar otro suspiró y su nombre se me clava en el pecho, en el hueco, donde antes estaba mi corazón.
—¿Ethan hay algo más que deba saber sobre el antídoto?— me salgo por la tangente antes de que el tema de Adrien cause más destrozos dentro de mí. Ethan asiente y su mirada y su rostro se tornan repentinamente más serios y preocupados.
—Ahora que lo mencionas si, no sé qué riesgos corras al ingerirlo durante el embarazo, y es algo que me preocupa mucho..—
—¿Embarazo?— pregunto y es imposible no incorporarme de un salto.. —¿Que nadie te dijo que perdí a mi bebé?—
—¿Qué?.. ¿Quién te dijo eso?— contradice y luce mas sorprendido y perplejo que yo.. —Según el médico con el que hable tu sigues embarazada, y si, tu estado es más delicado que antes pero tu bebé sigue vivo y en tu vientre— parpadeó y vuelvo a parpadear, sin dar el más mínimo crédito a lo que a dicho.
—¡¿Qué?!— grité. —Estás bromeando ¿cierto?— continúe y mis manos volaron de inmediato y sin más a mi vientre..
—No tengo por qué hacerlo. Si no me crees puedes preguntarle a tus padres o al mismo médico que lleva tu caso— comenzé a llorar, pero está vez fue de alegría. Fue producto de una maravillosa sensación que se apoderó de mí y logró borrar momentáneamente todo rastro de dolor.
—No puedo creerlo, es maravilloso..— farfullo y mi risa aunque rota y débil me hace sentir nuevamente viva.
—Yo me alegró por ti, y estoy seguro de que todo mejorará con el tiempo— ya ni siquiera me tomo la molestia de limpiarme las lágrimas y abro la boca para decirle..
—Ethan jamás me imaginé que te diría esto, pero gracias..— y así era, justo ahora podría decir que todo había quedado ya en el olvidó. Qué por fin las cuentas se saldaron y haríamos un borrón y cuenta nueva.
—No quiero que me agradezcas— aseguro el, exhibiendo una media sonrisa. —Lo que realmente quiero de ti, es que me digas que me perdonas por todo lo que hice.. Necesito escuchar de tus labios que me has perdonado para poder seguir con mi vida—
—Ya lo hice Ethan. Te perdono, por mi ya todo está olvidado— le sonrió, aliviada de quitarme este peso de encima.
—Gracias...— murmuró con sinceridad y su respiración también pareció cambiar, como si ahora hacerlo fuera más fácil que antes.. —Y retomando el tema de la ampolleta, Marinette es tu decisión si la tomas o no, pero recuerda que es tu boleto a la libertad— la acepto y tenerla entre mi mano me hace sentir mejor, como si de pronto entre la bruma obscura que me envuelve se encendiera una luz cuyo brilló me guiará hasta la tan ansiada salida.
—Lo haré, y lo pensaré.. Gracias por esto y te deseó buena suerte—
—Buena suerte Marinette..— me dedica una última sonrisa, un cálido y amistoso apretón de mano para luego sin más marcharse en paz, una que se puede respirar y casi palpar en el aire.
Pasan los minutos y parece duplicarse el peso de las piedras y de la ampolleta. Cada segundo que transcurre el debate se vuelve más complicado y llegar a un acuerdo o alguna decisión es prácticamente imposible. Tengo la mirada fija en el líquido rojizo y vuelvo a preguntarme si realmente quiero tomarlo y renunciar a ese lapso de olvidó que me dan las píldoras.. Quizás pueda tomarlas de vez en cuando, solo en aquellos días en los qué no pueda soportar la ausencia de Adrien. Por otra parte si mi bebé correría peligro si lo hacía, era otra razón más para no tomarla. La aferró y me repito que soy demaciado cobarde por lo que simplemente dejaré está absurda discusión conmigo misma y pasaré al asunto de las piedras y mis recuerdos pedidos.
Me acomodo en la cama, con la mirada perdida en el cielo raso y poco a poco voy cerrando la mano hasta que formó un puño tan cerrado que mis uñas se clavan en la piel de mis palmas..
Los colores que iluminan el túnel, me enseguecen, pero no cierro los ojos y me esfuerzo para encontrarles forma a cada una de las imágenes que desfilan frente a mi, y descubro que la mayoría son destellos de mi infancia y parte de mi adolescencia.. Dos segundos después me encuentro rodeada de gente, en un lugar que pese al tiempo que pasó, reconozco bastante bien. El olor a humo de cigarrillo, las risas y el barullo ensordecedor me abruma.. Sin embargo, frente a mí, sentados esta un pelirrojo en compañía de una chica de ojos azules y si mal no recuerdo con la mente perdida en las garras del alcohol.
—Mari..—
—¿Sabes? Me gustaba mucho cuando me llamabas así..— no me costó nada regresar a esa época y revivir lo que eso me hacía sentir.. —..dilo otra vez..— Nathaniel sonríe y suspiró, tan adorable y cálido que pude entender porqué me fue tan fácil enamorarme de él.
—Mari es demaciado alcohol para una noche..— alarga el brazo para intentar quitarme de las manos la botella, algo inútil dado que la Marinette ebria se las arregló para evitarlo y esquivar su ataque.
—Me enamoraste diciéndome así..— mi yo del recuerdo arrastró las palabras.. —Eras un novio perfecto.. Tus.. tus labios eran irresistibles y de haber echo el amor contigo estoy segura de que también hubieras sido perfecto en eso..— lo era, y fue inevitable no lamentarme por no haber seguido mi camino con el. —Lastima que... Que ya es tarde para probar la teoría— Nathaniel deja salir una sonrisa lobuna y despacio comenzo acariciarme el antebrazo. Por más que lo intente no pude recordar con claridad que seguiría después, así que me acerco un poco más a la mesa para escuchar mejor su charla..
—¿Quien dijo que era tarde? Aún podemos averiguarlo..— intercalo la mirada entre ella y él, a la espera de que alguno de los dos desista de esta locura, pero a juzgar por sus rostros eso no pasará. La sonrisa de mi otro yo se hizo más grande lo cual significaba que no iba a retroceder. Nathaniel se pone de pie y no tarda nada en llegar a la azabache para tomarla del brazo y ayudarla a ponerse en pie. Se me disparan las alarmas y deprisa esquivo la mesa para seguirlos entre la gente que por supuesto no notaba mi presencia.
—¿Nathaniel a donde me llevas?— pregunta la azabache mientras va dando traspiés por el pasillo del local.
—A un lugar privado.. ¿O quieres que lo hagamos en frente de todos?— la respuesta del pelirrojo hace que mi loca e inconciente versión del pasado se eche a reír tan fuerte que no me cabe la menor duda de que estoy lo suficientemente perdida para cometer este disparate..
—Eso suena excitante— respondo sin parar de reír.. Unos pasos más adelante Nathaniel abre una de las puertas y ambos entran. La habitación es pequeña, al igual que la cama que ocupa el centro del espacio.
—Oh Marinette no sabes cuántas veces he soñado con este momento.. cuantas noches deseé poder compartir contigo y hacerte mía— murmura Nathaniel y acto seguido la empuja y ella cae de espaldas contra el colchón.
—Cierra la boca y no dejes que piense en él, ayúdame a borrar de mis labios y piel el rastro que el me dejó— me escuchó tan desesperada y no me cuesta nada imaginar que es lo que está sintiendo mi otro yo. Desilucion, dolor, odio, amor, y unas infinitas ansias de que sean los labios de Adrien quienes besen los míos. Los observó conforme las cosas suben de tono, Nathaniel ya ha logrado quitarme la blusa y su boca recorre mi cuello bajando a mi escote, ella se estremeció y jalo el cabello naranja del chico soltando un leve gemido.
—Como órdenes— asegura el sin despegarse ni un segundo de la piel de la excitada azabache.
Ambos se encuentran tan ensimismados en el acto que no se dan cuenta de que a nuestras espaldas la puerta se abre, me giro deprisa y descubro que un grupo de hombres irrumpen en la habitación y aunque soy solo un fantasma no puedo evitar sentir miedo. Retrocedo y me apartó de su camino a la cama donde sin más toman del hombro a Nathaniel y lo jalan con excesiva brusquedad.
—Lamentamos interrumpir pero tenemos que llevarnos a la chica— dice uno de ellos, el de cabello rubio y sonrisa arrogante.
—¡¿Pero que demonios?!— exclama Nathaniel desorientado, sin camiseta y con el pantalón a medio poner..—¡¿Quiénes son ustedes?!— continúa mientras intenta subirse la prenda y subir el cierre.
—Baja la voz ¿quieres? Nadie quiere un escándalo en el negocio de tu abuelo ¿O si?— el pelirrojo enmudece y por primera vez se percata del arma que traen entre manos, los cuatro hombres venían armados y por supuesto que pensaban usarlas si las cosas se complicaban, algo que Nathaniel sabía tan bien como yo.. —Eso creí, ahora lindura ponte la ropa y sigamos la diversión en otra parte..— le ordena mientras otro más le lanza la ropa. No paso por alto su mirada lasiva al recorrer mi cuerpo semi desnudó. Nathaniel también pareció notarlo ya que jalo la sábana para cubrirme y se paró de modo que intentaba claramente ponerse entre los atacantes y yo.
—Yo no sé quiénes son..— escuché mi voz que pese al alcohol sonó confundida y asustada.
—Digamos que alguien nos envío a buscarte, alguien que nos pagará muy bien por llevarte a su lado— la saliva se me queda atascada en la garganta y le ordeno a mi cerebro que comience a buscar entre la lista de todas aquellas personas que pagaría por mi captura, y la primera persona que se me vino a la mente fue David..
—¡No se la llevarán..— ni siquiera pudo terminar la horacion ya que el de cabello castaño y el más cercano a el, levanto el brazo y con un movimiento rápido y sertero le golpeó la nuca con la culata de la pistola, haciendo que Nathaniel se desvanecerá inconciente en el piso.
—¿Que decías?— se burló el rubio con sorna.
—Nathaniel..— a ambas se nos escapó un gritó y yo cai de rodillas junto a su cuerpo. Inútilmente comenzé a moverlo en un intento por hacerlo reaccionar y volver en sí, aunque yo sabía perfectamente que no serviría para nada, dado que no logré moverlo ni un centímetro por más que lo intenté. (Maldito recuerdo!) Pensé..
—Cargala, esta tan ebria que no podrá salir de aquí por su parte y será mejor largarnos mientras esté imbécil siga inconciente—
—¿Adónde vamos?— pregunto mí estúpida yo del pasado, quien no pudo poner resistencia mientras uno de los tipos la cargaba y la sacaba de la habitación.
—Shhh.. ya lo verás, mientras tanto solo disfruta del paseo, o termina de perder la conciencia— le respondió el rubio saliendo detrás de ellos.. Yo por mi parte los mire con desesperación, con la rabia contenida de ver cómo mi estúpido comportamiento ayudó para que me alejaran de Adrien. De no haber salido esta noche, nada habría pasado...
Las luces reaparecen y doy por sentado que es porque mi versión del pasado a terminado de perder el conocimiento. El alcohol ya debió vencerme y es por eso que el recuerdo se corta. Medio segundo después el escenario cambia y la habitación se transforma en un espacio más grande y rústico, con techos de madera a juego con el piso y las paredes. De inmediato supe que este lugar era parte de una cabaña, en algún lugar que desconozco.. ¿Aún estaré en Francia?. Me preguntó y doy un par de pasos para observar mejor el interior.
—¿Félix?— aquella voz provino del rincón, y tras girarme me encuentro de nuevo a mi misma, acostada en una cama y en compañía de nada más y nada menos qué Félix Agreste.
—Tranquila, ya estás a salvo— le respondió el, acariciando despacio mi cabello revuelto.
—¿Pero como es que estás aquí?...— pregunta ella con la confucion en los ojos.. —¿Y dónde estoy yo?—
—En una cabaña, pero no será por mucho tiempo.. En cuestión de horas ambos nos iremos lejos y seremos felices juntos..—
—¡No! Yo no puedo irme.. Adrien.. ¿Dónde está el?— lo interrumpó y me incorporo, apartando de golpe la mano de Félix.
—No te preocupes por él.. Marinette el está de acuerdo, el mismo me pidió que hiciera esto—
—¡Mientes, el jamás te diría algo así!— exclamé entrecortado, con las lágrimas ya asomándose por mis ojos.
—Pues lo hizo y te aseguro que fue el quién me rogó para que te apartara de su lado. Ya no le interesas y lo más cómodo fue pedirme que le quitará el problema de encina— ambas fruncimos el ceño, sobretodo yo quien sabía que Félix mentía.
—¿Dónde está el? Quiero escucharlo de su boca..— el la toma de los hombros y la sacude para intentar calmar su ataque de pánico. Sin embargo, no lo logra y se desata un forcejeo en el cual intento bajar de la cama y huir del enfermo obsesivo que me detiene.. Yo por mi parte me cruzo de brazos y optó por buscarle sentido a todo ésto. ¿Porque estaba Félix aquí? ¿Acaso pasé los ocho meses con el antes de llegar a las manos de David e Ethan?..
—Marinette...— la voz de Félix se vio opacada por la de la puerta y posteriormente por la de alguien, que pese al tiempo seguía recordando con claridad.
—Hola, veo que ya despertaste—
—¿Marcus, tú qué haces aquí?— pregunto ella en voz alta al tiempo que yo lo hacía en mi mente..
—Esta es mi cabaña, es natural que yo esté aquí, ¿no te parece?— respondió él, acercándose a la cama sin mostrar ningún tipo de emoción, su rostro era tan indiferente que me fue imposible sacar una conclusión.
—Papá, está misma tarde me la llevaré conmigo tal y como acordamos— le aviso Félix y mi mandíbula se abrió de golpe, ¿Acaso le había dicho papá?..
—No te precipites, que aún tenemos algo de que hablar ella y yo— mi confucion no hizo más que aumentar..
—¿A que te refieres?— Félix parecía igual o más consternado que yo, así que al menos no era la única en blanco aquí.
—Bueno, lamento decirte que ella no puede salir de aquí— le aviso con suma pasciencia, una que me pareció falsa y ridícula.
—¿Porqué no? Si teníamos un trato..—
—Lo se, pero como todo en la vida, siempre hay cambios— lo silencio Marcus mirándolo fijamente al tiempo que avanzaba los últimos pasos que lo separaban de su hijo. Un escalofrío me recorrió la columna cuando lo vi extraer de su bolsillo una geringa pequeña, cuyo líquido tenía un color azulado bastante intenso..
—¿De qué diablos hablas?— Félix apenas pudo terminar su pregunta ya que Marcus sin más le clavó la aguja sobre el cuello, provocando que la boca abierta del rubio formará una o, mientras caía de rodillas y luego de lleno contra el piso. Estaba tan horrorizada que mi cuerpo quedó estático y mi mente presa de un torbellino de preguntas y dudas. Mi otro yo salta deprisa de la cama y retrocede al muro más alejado, poniendo así la mayor distancia entre ella y el loco de Marcus.
—Tranquila que esto no lo matará, solo lo dejara inconciente unos días..— dice el hombre dejando la geringa ya vacía sobre la mesa.. —Ah y también sin la memoria de los últimos meses— agrega y suelta una pequeña carcajada, la cual logró ponerme los vellos de punta..
—¿Cómo es eso posible?— la pregunta sale rota y tras observarme descubro que estoy a punto de romper a llorar.
—Magia— se limita a responder y se que esa porquería que le inyectó a Félix al igula qué las píldoras qué me tomaba son todo menos magia. Basura eso es lo que son..
—Marcus no entiendo qué pasa..—
—Lo imaginó, debes estar asustada y no te culpo, no será agradable lo que sigue para ti— tanto mi yo del pasado como la actual estamos estupefactas por lo que Marcus acaba de decir. El corazón me late deprisa y las gotas de sudor me corren por la frente, nuca y cuello..
—¿Me boraras también la memoria?— Marcus sonríe y tomó ese gesto como un pésimo augurio.
—No— dice. —Al menos no por ahora, porque sin lugar a dudas desearás que lo haga— me estremezco y se exactamente a qué se refiere, sin lugar a dudas hubiera deseado que lo hiciera, todo con tal de salir del infierno en el que estuve metida durante esos largos y dolorosos años..
—Marcus..—
—Marianne llegará mañana y querrá hablar contigo antes..—
—¡¿Qué rayos piensan hacer conmigo?!— lo corto alzando la voz y con las primeras lágrimas ya asomándose por las comisuras de mis ojos..
—Te aseguro que no quieres saberlo— suspiro, porque el tiene toda la razón.
—¡Marcus!...— farfullo esa Marinette indefensa, débil y muy asustada. (Si, tienes que estar muy asustada, aterrada del futuro que te aguarda por delante) murmuré. —¡Maldita sea, Marcus dime ¿qué traman?!— vuelve a gritar ella, y ambas nos estremecemos al mismo tiempo.
Estaba segura que a partir de ahora la tortura comenzaba...Espero les guste, llevaba tiempo sin escribir y ojalá mi modo de escritura siga siendo de su agrado..
Espero sus comentarios y nos seguiremos leyendo pronto..
ESTÁS LEYENDO
"Juegos Del Destinó "
FanfictionTodo nuevo comienzo tiene su lado malo, y para Adrien y Marinette no será la excepción... Créditos de la portada: para MajoCheng 16.