"Muerto en Vida"

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                                                                                                            Narra Adrien.

En cuanto el auto sale disparado evitó mirar por el retrovisor, si llegaba a ver a Marinette otra vez terminaría por acobardarme y girar el maldito volante para regresar a sus pies, por lo que sigo con los ojos fijos al frente y pisando ha fondo el pedal del acelerador.
Conduzco sin rumbo fijo, poner el máximo de distancia entre ella y yo era lo único que quería hacer por ahora, aunque en el fondo supiera que eso era mentirá. Todo lo ocurrido seguía dando vueltas en mi cabeza, sobretodo el maldito recuerdo, no podía superar verla morir y en gran parte era la razón por la que me marchó y la dejo continuar con su ridícula idea. Sin embargo mi corazón roto me pedía a gritos que no me rindiera, me llamaba cobarde por salir huyendo en lugar de obligarla a cumplir con sus promesas.. ¿Donde quedo el juramento que hicimos? Me pregunte. ¿Que había de las noches que fui suyo y prometió que siempre sería mía sin importar nada? ¿Que haría para seguir adelante sin ella? No había respuestas, todas se habían quedado atrapadas en sus labios y lejos, tan lejos de mi que nunca más las llegaría a escuchar.
Aceleró y el motor ruge, tan enfurecido como lo estoy yo. A partir de ahora odiarla era lo que debía hacer, tenía que lograr convencerme a mi mismo de que no valía la pena vivir amando y extrañando a alguien que se casaría con otro sin importarle que yo pagará los platos rotos.. (Admítelo no te ama lo suficiente y ya te lo ha demostrado) Se me escapa un resoplido de frustración y dolor y aprieto el volante tan fuerte que mis nudillos seguramente ya se han puesto blancos.. (Dejala ir, dejala que sea feliz) ¡No! ¡Maldita sea no puedo! Le gritó a mi fuero interno y aprieto los dientes para no llorar.. Que patético soy. Que débil y frágil me a vuelto el amor. Lo sabía esto era un castigó del destino que se había empeñado con migo y no descansaría hasta que me destruyera por completo.. Mi cerebro reacciona y le ordena a mis manos girar el volante y pisar ha fondo el freno, derrapó y por poco me estampo contra el auto que también a frenado a unos cuantos metros de donde me encuentro yo. Jadeó asustado.. —¡Mierda!— gritó y golpeó el volante sin poder respirar.. me recargó sobre el respaldo y miro al techo, esto no iba a funcionar para mi, no cuando pasarán los días y perdiera la capacidad de prestar atención a mí alrededor, sería igual que vivir sin cerebro ni órgano vital, en pocas palabras un muerto en vida.. Por encima de los latidos de mi corazón escuchó que tocan el cristal de la ventanilla, suelto una maldición y considero la posibilidad de irme e ignorar a quien sea que lo hizo, pero abrieron la puerta y no me quedo más remedio que bajar y encararlo.
El hombre a primera vista me es muy familiar al igula que el grupo que lo acompañaba. Todos me devuelven la mirada y parecía que también intentaban reconocerme, sobretodo el que me había obligado a bajar del auto.. —Un momento, ¿Que no es el idiota que nos arruinó la diversión aquella noche en el callejón?— preguntó el de cabello rubio y solo entonces recuerdo de donde venía la familiaridad que me despertaban..
—Si es el, yo nunca olvido un rostro, sobretodo cuando jure que me vengaria de el— dice otro de cabello negro y mirada letal. ¡Genial! El universo seguía conspirando en mi contra poniendo a este grupo de estúpidos para que me recordarán el maravilloso desenlace de aquella noche.. (Vasta, ahora no es momento para enfrascarse en el recuerdo de estar enredado en las sábanas con Marinette..)
—Ahora no estoy de humor para soportar estupideces, así que mejor sigan su camino y déjenme seguir el mío— les digo con fastidio mientras intento sacar a mi mente del placentero pasado..
—¿Que ocurrió? ¿La zorra a la que defendiste te rechazó?— pregunto con sorna el de cabello negro y dibujo en su rostro una sonrisa burlona para luego echarse a reír entre dientes. Aprieto por instinto los puños y cuadro los hombros temblando de ira..
—Cuida tu vocabulario y lárgate de aquí, antes de que pierda la poca paciencia que me queda​— en realidad ya no me quedaba ni una sola gota y me sentía más que que dispuesto a descargar en ellos todo mi resentimiento y coraje.
—Vamos, sabes bien que no me iré, no hasta que te haga pagar por tu error— le devuelvo la sonrisa demostrándole así que no me intimida y mucho menos me asusta, de echo yo también quería cobrarle el haber lastimado a Marinette y esta era mi oportunidad para hacerlo..
—¿No te basto con la paliza que les di aquella noche?.. Si que eres idiota— le digo y avanzó un paso para acercarme a él.
—Esta vez no corres con la misma suerte y te garantizo que el único que besara el piso, serás tú— suelto una carcajada y doy un paso más..
—No necesito de la suerte para partirte la cara, vete despidiendo de tu horrible sonrisa porque cuando termine con ella será solo una mueca torcida— deja de sonreír y me lanza una mirada amenazante que lejos de preocuparme me pareció ridícula. Me avalnzo sobre el e impacto mi puño sobre su mandíbula, causando un horrible crujido, seguramente le rompí la quijada, no me detengo y le propinó uno más serca del pómulo, estaba segado por la rabia que no me detuve a analizar las desventajas y cometí el terrible error de concentrarme en uno solo ellos, dándole a los demás una oportunidad de atacarme. Me tomaron de los hombros y me hicieron retroceder, estrellando mi espalda y cabeza contra el piso. La mirada se me oscureció por una fracción de segundo y desorientado parpadeo para intentar recuperarme.
No me lo permiten y me retienen por los brazos para que el tipo de cabello negro me devuelva uno a uno los golpes que le di..
—¿Donde quedo tu aire de superioridad y tu fuerza, niñito estúpido?— escuchó que dice y un dolor agudo en la mandíbula me eclipsa la mente, ¡Mierda! Debí suponer que el número jugaría en mi contra y que esto pasaría. Una patada en el costado me hace retorcerme y soltar un alarido.. —Te lo advertí, te dije que está vez era mi turno de estar del otro lado..— continuo y me tomo del cuello para alzar mi cabeza y dejarla caer con fuerza contra el pavimento. ¡Demonios! El golpe me aturde y el dolor se propagó por todo mi cuerpo, ya no había punto de piel donde no me doliera. Más golpes, patadas y palabrotas fue lo que seguí recibiendo, mientras que de mi boca solo salieron alaridos de autentico dolor.. (¿Que haces? ¿Porque no te has defendido ya?) La respuesta era fácil, quizás acabarían con migo y por consecuencia también con mi sufrimiento, sin Marinette que más daba morir aquí y ahora..
—Dile a la zorrita que no me he olvidado de ella, y que muy pronto nos volveremos a ver..— escuchar eso me revive y me impulsa a querer luchar. Abro la boca pero no logré que ningún sonido coherente saliera, así que la cierro y lo vuelvo a intentar..
—No te atrevas a buscarla..— farfullo y el aire se me escapa, jadeó hasta que lo recuperó y lo utilizo para hablar en tono más alto y firmé.. —¡Dejala en paz!— ellos dejan de golpearme y se apartan mirándome desde arriba, con desprecio y burla.
—¿Y si no lo hago, que? ¿Vas a usar las influencias de tu querido papi para mandarme a la cárcel?— eso me confirma que sabe quién soy y donde encontrarme, por lo tanto no debo subestimarlo, le bastaría con merodear por la mansión o seguir a mi padre para dar con la ubicación de Marinette. La bilis me sube a la boca y me aterrorizó de solo imaginarlo..
—No, yo mismo te mataré si es necesario..— logró decir y me muevo con dificultad para intentar ponerme de pie, me arrastro unos cuantos sentimientos y me apoyo de las rodillas para terminar de pararme.
—No me​ digas que estás enamorado de ella.. Valla que romántico eres, pelear y estar dispuesto a dar la vida por alguien a quien seguramente ni siquiera le importas..— sus palabras dan el blanco y me enfurece que esté en lo cierto, aún así lo seguí encarando y me fui directo al piso cuando trate de acercarme a él.. —Que patético eres Agreste— se burló.
—Como sea, no te acerques a ella, de ninguna manera..— la sangre de mi labio roto impacta sobre el piso y escupo un poco más que se ha filtrado al interior de mi boca.. Observó cómo se pone de cuclillas junto a mi y mira cada parte de mi rostro con la satisfacción del triunfo reflejado en el suyo..
—Podria matarte aquí mismo ¿sabes? Una muerte mas no me pesará mucho en la conciencia.. pero creo que es mejor si te dejo seguir y mirar lo que le tengo preparado a tu chica de lindo cabello azabache y si eres listo te limitaras a sentarte a mirar y no volverás a intervenir.. ¿Esta claro?— arquea las cejas antes de sonreír y ponerse de pie..
—¡Te juro que te mataré! ¡Aún si no la tocas, si llego a encontrarte otra vez te mataré sin dudarlo!— le gritó a su espalda mientras se alejan y suben sin prisa al interior de su auto.. —¡Maldición!— gritó otra vez cuando veo la parte trasera perderse en la lejanía de la carretera. Golpeó el piso ya manchado de rojo y no le prestó atención a la docena de golpes que tengo regados por el cuerpo, ni tampoco al punzante dolor de cabeza que me dificulta concentrarme, me pongo de pie y me tambaleo hasta sostenerme de la puerta y entrar al coche. Me desplomó sobre el asiento, hacíendo muecas y soltando quejidos por lo bajó, esos hijos de puta habían cumplido perfecto con su cometido y me dejaron echo papilla..
Diez minutos después ya estoy de nuevo sobre el camino de la carretera, conduzco solo con la mano derecha ya que con la izquierda me presionó el torso para mitigar un poco el dolor que me ataca en esa zona. Durante el camino he mantenido los ojos bien abiertos por si veo el auto azúl, había planeado seguirlos y tenerlos vigilados y una vez que me recuperará cumpliría con mi amenaza, pero no había señales de ellos por ningún lado, la carretera estaba desierta y muy obscura para lograr ver más allá del borde del camino. Desvió la mirada un segundo al reloj del tablero (3:56 am) era bastante tarde para llamar a alguien, pero algo tenía que hacer, no podía permitir que ella corriera ningún riesgo, al menos hasta que se casará e Ethan se la llevará, después ya no sería más mi problema. ¿En serio estaba preparado para que dejara de serlo? Suspiro y arrugó el rostro a causa del dolor en mi abdomen. No lo estaba y no me resignaba, nunca lo haría...
Más adelante me topo con una gasolinera y aún sabiendo que no era una farmacia me estaciono rogando porque tuvieran por lo menos un botiquín que pudiera usar. Bajo como puedo, procurando mantenerme erguido y no demostrar lo jodido que estaba. Me encaminó lento a la entrada y empujó la puerta cuya campanilla alerta a la mujer detrás del mostrador, alza los ojos de la revista que leía y me observa acercarme, se endereza y parece desconfiada y no la culpo, yo en su lugar tampoco confiaría en un chico golpeado y destruido en todos los sentidos. Antes de hablar recuperó el oxígeno y retengo en mi interior las muecas y los quejidos.. y una vez que me aseguro de que no saldrán le digo.. —Necesito algunas gasa, cinta y desinfectante para heridas..— ella me observó, reparando en cada golpe y cortada que tenía en la cara, no me había visto pero suponia que mi aspecto era terrible..
—Claro.. Aunque en mi opinión deberías ir a un hospital— dijo al fin sin relajar la postura.
—No hace falta, después de curarme estaré bien— le asegure.
—Como digas, era solo una sugerencia..— se inclina para sacar de uno de los cajones de la parte inferior del mostrador varios paquetes de gasas y el resto de cosas que le pedí, se levanta para dejarlas sobre el cristal y me dedica una mirada que interprete como ¿Algo más?.
—No, pero gracias de todos modos— le dije y saque mi billetera para pagar, luego tomé todo y me apresure a salir de allí..

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