"G.A"

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Los minutos pasan, y solo puedo mirar a la mujer de cabello rojo que me observa a través de sus iris negros.
La adrenalina me corre por las venas y alimenta mi mal presentimiento.
Me muevo a la derecha cuando ella lo hace a la izquierda. Se que está jugando conmigo, mientras busca la mejor manera de comenzar a atacarme. De nuevo me aparto de ella cuando se acerca en plan de ataqué e intento pensar como ella para adivinar su siguiente jugada, pero falló y su puño impacta en mi estómago. Jadeo y retrocedo con la vista nublada, perdiendo también un poco mi equilibrio. Me detengo y me aprieto el estómago intentando recuperarme y tras mirar a mi derecha descubro que Dante camina a la puerta para marcharse.
—¡Hey!— le gritó aún sin aliento. —¡No puedes dejarme aquí!— le digo un tanto desesperada por no saber exactamente qué demonios significaba esto. La puerta se cierra tras su espalda y lo siguiente que siento es nuevamente el puño de ella en mi mentón derecho, muy cerca de mi cuello y oído, lo cual hizo que perdiera aún más la capacidad visual y ahora también la aditiva. Me desplomó en el piso con un horrible zumbido taladrando mi cabeza. Jadeó, cada vez más rápido hasta que mis pulmones ya no pueden jalar más oxígeno.
—No puedo creer que no puedas defenderte— se burla la pelirroja. —Eres aún más patética de lo que recordaba— su estúpido aire de suficiencia me activa la memoria y la reconozco de inmediato. Alzó el rostro y la miro entre la cortina que forma mi pelo.
—Si mal no recuerdo, eras tú quien siempre terminaba aquí cuando nos enfrentamos una a la otra— el rostro de Lila se muestra imposible, pero en sus ojos se nota que logré dañar fuertemente su ego.
—Eso era antes, cuando éramos solo un par de adolescentes. Pero ahora que ha pasado el tiempo estoy segura de que puedo regresarte el favor— intento como puedo ponerme en pie, siempre ocultando de ella el dolor físico que siento.
—Eso lo dudó. Puede que hayas pasado cada día encerrada aquí, pero yo aún recuerdo la manera de acabar contigo— Lila sonríe, una clara amenaza si viene de ella. Le devuelvo el gesto y me ordeno trazar un plan de ataqué en mi mente, buscando la vieja estrategia que utilizaba en nuestros antiguos entrenamientos..
—Si estás aquí, es porque no puedes con la misión que te impusieron. Y ahora es mi turno de mostrarte cual es tu verdadero lugar—
Retrocedo, otra vez cuando hace amago de golpearme y logro esquivarla a tiempo, y por suerte también logré darle un golpe en su costado izquierdo. Sin embargo, ella se mueve con rapidez y me toma del cuello, envolviendo su brazo para comenzar con la asfixia..
—No tienes idea de cuánto poder tengo. De la fuerza que poseo..— me dice y su voz suena cada vez más lejana. —Se que mi misión no es matarte, pero no te niego que estoy muy tentada de hacerlo— continúa y cada vez siento que está muy cerca de matarme. Mi garganta está cerrada y solo me queda manotear desesperada en busca de lograr que me suelte.
—¿Por... Que... Haces esto?— logré decir entre la falta de aire y el dolor que provocan mis pulmones resecos.
—Es necesario que sufras— me responde y en este punto ya no logro ver nada más que una mancha negra frente a mi. Nuevamente siento la superficie fría y dura y se que me ha soltado al fin. Pero claramente la tortura no había acabado con eso. Me golpea el costado una y otra vez, seguramente con su pie, porque lo siento duro y largo mientras impacta por debajo de mis costillas. Pienso de inmediato en arrastrarme, lejos de ella, aunque para nada estoy segura de que en verdad lo estoy haciendo o solo lo pienso. Pero aún así continuo intentando escapar a ciegas..
—Huye Marinette, intenta salir de aquí, así el volverá y querrá ayudarte a escapar de mi— se que aquello tiene sentido. Pero no logro descubrir cuál es. Ya no me queda fuerza y me quedo quieta y sin conciencia...



                                                                                                            "Narradora"

Dante cruza la puerta con el grito de la pelinegra clavado en los oídos. Pero no sé detiene y sigue por el pasillo, cruzando las otras áreas de entrenamiento que hay en el lugar.
Dobla por otro pasillo, pasando el letrero rotulado como <Oficina central de G.A> Todo en ese lugar está lleno de monitores conectados a una fila de cpu, controlados por empleados vestidos con batas blancas. Ninguno lo mira mientras atraviesa la puerta de cristal para encontrarse con el dúo de hombres de traje obscuro, que observan con atención e interés un grupo de pantallas.
Dante se queda a unos metros por de detrás de ellos, mirando una pantalla en particular, aquella que mostraba el amplio panorama de la sala de entrenamiento número tres.
—Debemos confiar en que esto resultará como lo hemos planeado— habla uno de los dos hombre con voz profunda y monocorde.
—Aun no comprendo porque el conserva la habilidad de convertirse en Chat Noir..— le responde el otro de ojos grises que mira otra pantalla donde un el súper héroe se encuentra amarrado a una camilla de hospital. —Si se supone que el Miraculous fue destituido con el cambio de realidades— prosigue y centra ahora su atención a un teclado, donde introduce rápidamente un montos de código para desplegar una nueva ventana en el monitor de su ordenador moderno.
—Justo por eso es indispensable que descubramos que cambió en su ADN. Todo apunta a que por alguna razón se modifico en el cambio y eso sería la respuesta definitiva que hemos estado buscado—
Ambos hombres continúan prestando su entera atención a cada una de las imágenes que muestran las cámaras en diferentes áreas. Mientras que Dante se concentra en la chica tirada en el piso. Traga saliva cuando la otra le propinó una certera patada y no puede evitar contraer el rostro.
—¿Señor no cree que es demasiado el daño al que estamos exponiendo a Marinette?— dice Dante temeroso de exponer en voz alta su opinión.
—Ella es fuerte, se repondrá pronto. Además Lila tiene instrucciones de no hacerle daños graves—
—Lo se, pero se nota que no tiene manera de defenderse. No si tenemos en cuenta que Lila fue sometida a un tratamiento para hacerla más fuerte físicamente— el hombre rubio lo mira con desaprobación.
—Dante sabes perfectamente que esto es estrictamente necesario. Yo tampoco quiero que ella sufra, pero si queremos que Chat Noir este presente es indispensable que ella se encuentre en peligro constante— Dante pasa saliva y vuelve a mirar la pantalla. La pelinegra se encuentra en el piso, casi inmóvil y sabe perfectamente que no tardará mucho en perder por completo el conocimiento.
—Marinette está punto de ceder y si tenemos suerte su transformación dudará todo lo que ella se encuentre inconsciente, así que sigan todo lo que sea posible con el monitoreo del sistema nervioso de Chat— les ordena uno de los dos líderes de G.A por los altavoces.
Dante sale de hay y se marcha de nuevo a su lugar de trabajo. Un laboratorio donde se dedica a crear y modificar los diferentes sueros que G.A a descubierto y desarrollado durante años. Apenas entra les ordena a dos de sus hombres bajo su mando que lleven a la pelinegra a la enfermería.
Él se sienta tras su escritorio y respira profundo. Se siente cansado y un tanto asqueado de todo aquello que lo ha rodeado por tantos años. Pero sabe perfectamente que no puede simplemente irse y dejar todo por lo que ha trabajado durante tanto tiempo. Se recarga sobre el respaldo de la silla y se masajea las sienes con preocupación, mientras se preguntaba ¿porque carajos le preocupaba tanto el bienestar de esa mujer de cabello negro?.



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