"Dulce Tortura"

501 36 14
                                    

De inmediato a mi mente acudieron un montón de respuestas, (¿Estar bien? Sabes de sobra que nuestra  relación nunca ha estado bien.. Lamento ser siempre yo quien debe tomar las decisiones difíciles y por lo tanto intentar huir de ti) No fui capas de escribir aquello, tenía los dedos fijos alrededor del teléfono y la garganta tan cerrada que temí que el oxígeno nunca mas volvería a entrar. (Pese a todo yo también me muero por escuchar tu voz..) El timbre vuelve a sonar y dejo caer las primeras lágrimas, podía imaginar con suma claridad su rostro desconcertado y dolido, a la espera de que respondiera. Me guardo el móvil y finjo que no lo escuchó, mientras luchaba contra el nudo que amenazaba con perforar mi garganta.
—¿Quien es?— no respondo enseguida, por un minuto me dedicó solo a controlar el torrente de llanto que esperaba para​ desbordarse de mis ojos..
—Adrien, se suponía que pasaría por mi y quiere saber porque cambie de planes..— soy consciente de que mi voz sonó ronca y rota. Respiro hondo y retengo el aire en un intento de calmarme..
—¿Quieres que yo conteste y le pida que te deje en paz?— me pregunta tras escuchar nuevamente el timbre.
—No será necesario.. ¿Ethan podrías mantener nuestro compromiso en secreto hasta que lo anunciemos oficialmente en la cena?— cierro los ojos para no ver su reacción. (Ojalá pudiera mantenerlos así el resto de mi vida)
—Marinette ocultarlo no servirá, Adrien tarde o temprano se va a enterar— advierto en su tono celos y desconfianza, si no tenía cuidado Ethan comenzaría a sospechar.
—No lo digo por él... Yo quiero que sea una sorpresa— tras abrir los ojos nuevamente soy capas de sonreír y aparentar que nada ocurre, incluso puedo tomar la mano que Ethan me ofrecía.
—Esta bien..— dice el y me besa los nudillos.
—Gracias..— murmuró...
Ni siquiera note cuando se estaciono y apago el motor, y aun mas cuando fue que baje del auto y lo seguía en automático a la puerta del edificio de cristal, cuyas puertas (También echas de cristal) tenían grabadas en mayúsculas las iniciales de Gabriel (G.A). Apenas las atravieso un agradable aroma a perfume ambiental me recibió y a pesar de que olía de maravilla me revolvió el estómago. Arrugo la nariz y trago saliva para mitigar la sensación de mareo, algo que no sirvió de mucho, por lo que tuve que taparme la nariz y parte de la boca temerosa de que las terribles arcadas comenzarán. Me recargo sobre el mostrador de madera pulida y no comprendo porque últimamente no soporto pasar el tiempo sin devolver el estómago, sobretodo cuando comía y el contenido era expulsado casi de inmediato. Aun así el apetito seguía allí y no me permitía saltarme ningúna comida. Evito pensar en mi desayuno y cierro con fuerza la boca..
—Buenos días, ¿puedo ayudarlos en algo?— intento distraerme observando a la recepcionista de cabello negro y lacio, que nos sonríe de manera amable detrás del mostrador. ¿Como es que se hace para aplacar las náuseas?
—Si, soy Ethan Mercier y ella es Marinette Dupain Cheng y tenemos una cita con Gabriel Agreste— dijo Ethan al ver lo poco dispuesta que me encontraba para responder. No quité la mirada de la chica que teclea con rapidez sobre el teclado de su ordenador, seguramente buscando la dichosa cita de la que hablo mi acompañante. De un cajón saco dos gafetes de visitantes y los dejo sobre la mesa, para luego volver a sonreír.
—Adelante. Cuarto pisó—
—Gracias— le dijo Ethan mientras yo tomaba el gafete y me alejaba rumbo al ascensor, respirando de manera compulsiva hasta que logro que mi estómago se calme y me dejará tranquila.
Una ves dentro el olor desaparece y vuelvo casi a la normalidad, salvo por el terrible antojo de pastel de chocolate que me atacó. Me recargo sobre la pared de lamina y sentir la fría superficie me baja el calor que el repentino mareo me dejó.
—¿Es la primera vez que vienes aquí?— dejo de ver mi reflejo y giro el rostro para mirar a Ethan.
—Si. Viví toda mi vida en una granja a las afueras de Francia.. Lejos de todo lo que encerraba la misteriosa ciudad de París— si hubiera sabido que aquí todo se iría al caño, jamás habría salido de mi hogar.
—¿Que tipo de misterios podría tener? Si es por muchos considerada la ciudad del amor y tienen toda la razón, ya que aquí lo encontré yo— en dos segundos lo tengo pegado a mí, sujetandome de la cintura y presionando todavía mas mi espalda contra la pared. Mi cerebro reacciono y comienzo a gritar que debía alejarlo antes de que sus labios buscaran los míos por lo que aprovecho que las puerta se abrieron para escabullirme y salir a toda prisa. Me quedo en el pasillo sintiéndome culpable a mas no poder y a la espera de que Ethan me lo reclamará.. Sin embargo, el lo pasó por alto y se limitó a tomarme de la mano y llevarme con el hasta el final del pasillo, donde se encontraba la oficina del gran diseñador.
Ethan entró sin tocar y ambos nos quedamos de pie y en silencio al ver que Gabriel estaba al teléfono, sentado en su silla de cuero marrón.. —..Los anuncios publicitarios ya fueron distribuidos y la pasarela tendrá lugar el próximo mes.. No. Adrien estará allí... Si estoy consciente.. Bien avisame si algo cambia— cuelga el auricular sobre su basé y se pone de pie para recibirnos.
—Lamentamos interrumpir tu llamada Gabriel— le dice Ethan.
Gabriel niega con la cabeza.. —De ninguna manera, adelante tomen asiento..— señala las sillas frente a el y vuelve a sentarse, no sin antes dedicarme una amplia y cariñosa sonrisa.. —Marinette verte aquí es una maravillosa sorpresa, ¿pero creí que Adrien te llevaría a descansar?— el corazón me da un vuelco al escuchar su nombre, algo que estoy segura nunca cambiará.
—Así era pero cambie de planes.. Necesito tu estudió para diseñar algo. Mi amiga Alya cumplirá años y me pidió que hiciera su vestido— hablar de trivialidades me ayudo a evitar que mi mente se estancara en su recuerdo y me volviera mas difíciles las cosas. Había descubierto que mantener mi cabeza ocupada con tonterías era la clave para sobrevivir.
—Entiendo y me alegra mucho que retomes el diseñó, comenzaba a preocuparme el echo de perder a mi futura sucesora— me quedo estática al escuchar aquello..
—¿Marinette heredará tu empresa? Creí que seria algunos de tus dos hijos— dijo Ethan y era justo lo que yo estaba pensado y no pude decir en voz alta..
Gabriel se encogió de hombros restándole importancia al asombro de mi futuro esposo.. (¡Dios! Que mal sonaba eso)
—Ellos nunca se han interesado en serio por el emporio Agreste, y ciertamente prefiero dejarlo en manos de alguien que conozca bien el negocio, y estoy seguro que Marinette seguirá mis pasos y llegara a ser la mejor diseñadora de todo Francia— me sobrecogió el enorme orgullo y confianza siega que sus palabras destilaban, y me sentí muy estúpida al no darme cuenta antes de sus planes para mi futuro. Era obvio después de todas la veces en las que me incitó a no dejar de diseñar.
—No lo dudo, pienso apoyarla en todo momento para que lo logré— tanto Gabriel como yo miramos al joven que se ha sentado y exhibe una sonrisa astuta e insinuante.
—¿A que te refieres?— pregunta el hombre de traje color azul marino y expresión confundida.
—Bueno, es parte de una sorpresa que tenemos entre manos. Ya te enterarás en la cena que organizare para recibir a mi padre— Ethan me giña el ojo y se ríe entre dientes. (Lo lamento.. No sabés como lamento engañarte de esta manera)
—Bien.. Esperó no sea una locura— comenta Gabriel con precaución.
—No..— desido intervenir solo para escapar de esta incómoda situación. —¿Podrías decirme donde esta tu estudió? No quiero perder las ideas que tengo en la cabeza—
—Si, de tras de aquella puerta esta mi lugar privado, allí nadie te molestara y podrás trabajar tranquilamente. Yo tengo una junta en cinco minutos, pero le diré a Natalie, mi asistente que este al pendiente por si necesitas algo—
—Gracias— respondo volviéndome hacia la puerta que señalo anteriormente..
—Cuando termines siéntete libre de bajar al tercer piso y elegir todas las telas que necesites para confeccionar tu prenda— agrega y no estoy segura de que es lo que me hacia sentir. Por una parte sus atenciones y afectó lograban derribar parte del rencor que le guardaba, pero por la otra estaban las mentiras y su cobardía que le impedía reconocerme ante todo el mundo como su hija, aunque después de todo aquello resultara mejor para mí.. Bueno al menos antes lo fue..
—Eso haré. Compermiso..— digo y me precipitó a refugiarme dentro del estudio, donde me desplome sobre la silla y deje caer la frente sobre el escritorio. ¿Porque no podía pasar dos minutos sin que el recuerdo de Adrien me atormentará? ¿Porque no podía comenzar a pasar la página y hacerme a la idea de que todo se acabó y esta vez era para siempre?.. Dejo pasar los segundos, que lentamente se vuelven minutos hasta que soy capas de tomar una hoja, el lápiz y comenzar a dibujar sin prestarle mucha atención a los garabatos y trazos que voy creando bajo la marcha...
El pequeño cesto ya se encontraba a la mitad de su capacidad​ con todas las bolas de papel que he ido arrojando dentro a lo largo de la hora que ya llevaba aquí. Empiezo con la idea de un vestido y de algún modo termino haciendo un par de ojos que puedo apostar a que son de color verde, suspiro y me digo que es demasiado aburrido estar sin él, sin escuchar su voz y todos esos comentarios que dejan mis sentidos fuera de control. Saco el móvil y lo enciendo, el millón de llamadas pérdidas, mensajes de voz y texto llenan de inmediato la pantalla. No me atrevo a abrir ninguno y simplemente le devuelvo la llamada.. —Hola..—
—¡¿Quieres decirme de que va todo esto?!— casi no noto lo alterado que suena, mi mente sea enfocado en lo maravillosa que es su voz..
—No se de que hablas..— le digo con toda la indiferencia que soy capas de simular.
—De tu estúpida manía de desaparecer e ignorarme cuando se te pega la regalada gana— carraspeo la garganta antes de hablar, solo para tener tiempo de buscar una respuesta que darle..
—Eres demasiado posesivo y lo sabes, además tenía cosas que hacer..—
—¿Como cuales?— me interrumpe y suena bastante dolido. —¿Que excusa me vas a dar que justifique el que pasara media hora como imbécil buscándote por todo el hospital?—
—Lo lamento...— suspiro y dejo que sus palabras me arañen la conciencia, hasta que la destruyan y así poder seguir adelante.. —Debí decirte que cambie de planes..— fui perdiendo el volumen y cerré la boca, incapaz de continuar..
—¿Marinette que ocurre?— pregunta y se escucha mas preocupado que antes.
—Nada— digo.. (Te pido que antes de irte desilusiones por completo a Adrien y lo dejes seguir con su vida) ¿Como demonios voy hacerlo si no me atrevo a decirle que pronto me casare con otro?
—No te creó. ¿Dime donde estas?— suena suplicante, como si ya estuviera cansado de repetir aquella simple pregunta. Vuelvo a suspirar y tomó una gran bocanada de aire, odiandome a mi misma por lo que estoy a punto de decirle.. 
—Deja de ser tan intenso y dame espació ¿quieres? Estoy ocupada y no quiero que estés por aquí distrayendome, así que déjame en paz— (Es cruel, horrible y te pesará en la memoria, pero sabes que es necesario).. Durante unos minutos se produjo un silencio crispado.. Del otro lado de la linea solo se escuchaba una respiración baja e irregular.. —Adrien..— murmuró pasando con dificultad la saliva..
—De acuerdo. ¿Solo dime si esta noche tendrás tiempo para mi?— la falta de sarcasmo y lo queda que suena su voz me dan una idea de lo mucho que lo estaba lastimando, al grado de estarme pidiendo que le regalara algo de mi tiempo.
—No..— no lo soportó. No quiero hacerle daño..
—Bien, tendré que ir a tu departamento y lanzar tu apretada agenda por la ventana—
—Mi madre esta allí y sabes que no puedes ir. Te prohibido que lo hagas— esto último ha sido lo único en serio que le e dicho, no quería verlo, si ya me era difícil hablar con el por teléfono, hacerlo frente a frente seria algo imposible de lograr.
—En ese caso te veré en el departamento vacío— sugiere, aunque en realidad era mas una afirmación. No, era una orden.
—Adrien no es una buena idea..—
—Solo tienes dos opciones, verme en el departamento esta noche o enfrentar las consecuencias cuando entre a la fuerza y te saque cargada en frente de tu madre. Tu decides Marinette, por las buenas o por las malas— ¡Mierda! No me queda la menor duda de que era capaz de eso y mas, por lo que aceptar era mi única opción..
—Esta bien, te veo después de la media noche— lo escucho soltar el aire y reír entre dientes..
—Sabia decisión..—
—Adiós Adrien— lo interrumpo de tajo y cuelgo enseguida, temerosa de no poder contenerme y terminar pidiéndole que nos viéramos justo ahora.. (Sabes que eso es imposible) me recuerda la maldita razón, burlesca, manipuladora y fría, como suele ser cada que me debatía entre ella y mi corazón.

"Juegos Del Destinó " Donde viven las historias. Descúbrelo ahora