"Un Día Especial"Sobre la chimenea descansa una selección de fotografías, todas enmarcadas y organizadas por orden cronológico.
La primera imagen muestra una pareja, ambos vestidos de blanco y sonriendo, ya que aquél día habia sido el mejor y mas especial de todas sus vidas juntas.
La segunda, mostraba a dos personas felices, sentadas a la orilla del mar, disfrutando de la maravillosa vista y el cálido clima que les regalaba la puesta del sol. Al fondo, por detrás de ellos se podía apreciar una imponente casa blanca, donde una vez Adrien y Marinette soñaron con vivir su luna de miel y el resto de su vida juntos.
La tercera era las mas dulce y tierna de mirar, en ella una mujer de cabello azabache posaba para la cámara. En sus rostro se podía apreciar la felicidad a flor de piel, con un brillo especial en sus iris azules, que la volvía hermosa a los ojos de cualquiera que la mirará. Sobre su mano un pincel y tras su espalda un muro con bellas pinturas de animales y paisajes.
Su ropa que ocultaba una barriga abultada también estaba manchada de pintura, ya que aquel día de verano se encontraba pintando la habitación de su futuro hijo, mientras que el rubio le pillaba desprevenida con la cámara en mano.La siguiente era en un hospital, una fotografía que una enfermera muy amablemente les tomo a la nueva familia que se habia formado aquella noche fría.
Observarlo siempre me sacaba una gran sonrisa y me recordaba lo afortunada que era al poder cumplir uno de mis mas grandes sueños. Aquella boda en una capilla de las vegas habia sido un parte aguas en mi vida, al igual que la realización de una idea loca que tuvieron un par de adolescentes que se habían fugado de casa y deseaban unir sus vidas para siempre. Aquella noche ambos se encontraban a la orilla de la decierta carretera y montados en una motocicleta robada.
Acarició el cristal y miro de nuevo la fotografía, recordando tambien como habia sobrevivido al último obstáculo en mi vida, y ahora por fin vivía la más hermosa de las recompensas.
Escucho como la puerta se abre tras de mí, seguido de pasos. Y aún cuando él no habla para anunciar su llegada se de quién se trata, gracias a ese aroma a perfume tan peculiar que desprendía de su cuerpo.
Sus brazos me envuelven la cintura y siento como recarga su mentón sobre mi hombro izquierdo, para seguramente mirar también la fotografía que aún sostengo sobre mi mano.
—¿Que haces aquí?, Ya la mayoría han llegado y se preguntan ¿dónde estabas?— su aliento me estremece, sin importar cuanto tiempo haya pasado desde nuestra boda, y a decir verdad aun me siento como aquel día que nos reencontramos en el jardín de la mansión.
—La verdad ya olvide porque entre, pero sabes bien que siempre me distraigo mirando esto—
—Lo se, yo también adoro recordar esos momentos.. Sobretodo esta, que me recuerda la maravillosa luna de miel que pasamos en la casa de la playa— sus labios se posan sobre la curva de mi cuello.
—Como olvidar que cumplimos tantos sueños que creí perdidos. Gracias a ti volví a ser feliz— sonrió y giro el rostro para aspirar el dulce olor de su cabello.
—Marinette se que durante estos cinco años que han pasado no he tendido la oportunidad de decirte que te agradezco mucho por no haberte rendido aquella noche. De alguna manera lograste que tu corazón siguiera latiendo y te vivo agradecido por eso.. — cierro un momento los ojos para dejar que sus palabras me llenen el alma. —Mi vida sin ti no hubiera tenido ningún valor, ningún sentido para seguir—
—Seguramente habrías podido seguir sin mi. O al menos eso hubiera querido yo—
—Pero afortunadamente logramos salvarte a tiempo, y ahora no hay manera de separarnos de nuevo—
—Lo se. Marcus fue quien me salvo, algo que jamas imagine que pasaría—
—Supongo que con eso todo queda saldado entre nosotros. Y al fin somos libres y estamos en paz— suspiro profundamente. El tenia razón y aquellos recuerdos se habían desvanecido, para darle paso al nuevo amanecer.
Las manos de adrien me quitan el portarretrato y lo dejan en su lugar, después me gira y me besa. Con esa pasion que sin importar el tiempo o el espacio jamas cambiaría. Sus labios seguirían siendo los más suaves y dulces que existirán sobre la faz de la tierra. Le correspondo con suma avidez, captando en mi boca la miel que nunca me cansare de consumir..
—Papá, mamá, el abuelo quiere que salgan..— aquella voz cantarina nos separa, algo que le provoca a Adrien reírse por lo bajo.
—Dile que ahora salimos campeón— el pequeño de cabello azabache asiente, al tiempo que nos regala una deslumbrante sonrisa, para luego salir corriendo de la sala de estar.
—De no ser porque tenemos a la familia reunida en el jardín, te llevaría a nuestra habitación para jugar al poker— me murmura sensualmente.
—Eso me encantaría señor Agreste..— mi sangre se agolpa en mis oídos y me imagino lo placentero que sera estar sobre nuestra cama, amarrada y con los ojos vendados a merced de mi hermoso y rubio verdugo.
Salimos tomados de la mano y en cuanto piso el jardín el agradable clima de verano me toca la piel.
Siempre me habia gustado pasar esta época del año en la granja, la cual hace cinco años atrás se había vuelto nuestro hogar permanente.
Unos metros por delante nuestro, se encontraba la mesa, larga y vestida de mantel rojo a cuadros, y sobre el una gran variedad de platillos que habíamos pasado horas preparando para esta ocasión especial.
—¿Porque tardaron tanto?— nos cuestiona mi padre desde su lugar, y justo a su lado se encontraba mi madre, quien la edad no le pasaba factura alguna, salvo por un par de canas que se comenzaban a hacer presentes en en su cabellera obscura.
Del otro lado de la mesa se encontraba Marcus, quien a pesar de sonreír de oreja a oreja, se echaba de ver que extrañaba a su esposa Marianne. Ella después de aquel incidente habia sido internada en una clínica psiquiátrica. Donde recebia un tratamiento para aliviar esa locura que pese a los años no pudo superar por si sola.
La melancolía me invade al descubrir que Adrien también se torna taciturno, tras mirar la silla continua a su padre vacía.
Me siento y frente a mi esta Chloe quien sonríe de manera jovial y alegré. (Dios), sin importar nada siempre la comparaba con aquella enemiga que me hizo ver mi suerte siempre que tenia oportunidad. Mas sin embargo esta vez se encontraba en paz conmigo, pero sobretodo con sigo misma. Al ser la esposa de Félix y madre de Sam, un niño de diez años. Un rubio adorable que solía pasar sus veranos con nosotros en la granja. Además de que mis pequeños de cinco años también lo adornaban.
Por último miro a mi mejor amigo, quién, se encuentra en compañía de su esposa Ángela, la misma que esta embarazada y a un par de meses de dar a luz.
—Ya he comprado el piano que le prometí a Andre. Mañana por la mañana lo tendrán aquí—
—Te lo agradezco papá, pero no era necesario, Adrien se haría cargo de eso— le digo mientras me ocupó de partir la carne y servir los platos.
—Gabriel no deberías concentirlos demasiado— se queja Adrien.
—Los mellizos son mis únicos nietos y por lo tanto es mi deber llenarlos de regalos— responde mi padre.
—Pienso igual, por eso Marie tendrá ese estudio de diseño que tanto quiere— lo segunda Marcus con alegría. Adrien me mira y rueda los ojos, pero se le nota que disfruta de la atención que resiben nuestros hijos. Cuyos rostros se muestran felices y emocionados por los regalos de sus abuelos.
—¿Abuelo me ayudaras a practicar en mi piano nuevo?— la voz de Andre era tan cálida y dulce que me recordaba al tintineo de un montón campanas.
—Desde luego que si—
—¿Mamá podría elegir el lugar donde el abuelo me construirá mi estudió?— me pregunta Marie saltando de su silla para sentarse sobre mi regazo.
—Claro, aunque te sugiero que uses el cobertizo, donde tu padre tiene su gimnasio..— desvío un momento la mirada al rostro del rubio quien sonríe de lado. —Creo que es tu turno de invadir su espacio, como el lo hizo una vez conmigo— Adrien me guiñe un ojo con complicidad. A lo cual no puedo evitar sonreírle como una completa boba. Y yo que creía que no habia quedado nada del señor arrogante.
—¡No puedo creer que estén comiendo sin nosotros!— exclama una voz que hace que Adrien se pare de su silla para recibirlo. —¿Que clase de familia son?— se pregunta abrazando al que por tercera vez se volvió su mejor amigo.
—Lo siento Nino, es que han tardado demasiado— se disculpa el rubio sin rastro alguno de remordimiento.
—Se lo dije, pero Nino quiso pasar antes a la pastelería Dupain por el postre preferido de los mellizos— admitió Alya quien deja el pastel de chocolate sobre la mesa para acariciar el cabello de Marie.
También me levanto para abrazar a Nino, y después a su esposa, quien por su abultada barriga me es imposible hacerlo por completo.
—Me alegra que vinieran, se que te quedan unos dias para tener a su bebé— ella hace una mueca afectuosa.
—No hay problema, lo cierto es que no nos perderíamos esto por nada del mundo. Además Nino carga una maleta en la cajuela del auto, por si acaso necesito ir de emergencia al hospital— todos los presentes excepto el interpelado se sueltan a reír. —Creo que los nervios de ser padre primerizo lo han vuelto muy paranoico— sigue diciendo Alya mientras toma asiento con dificultad.
Nino rueda los ojos y finge que no escucha los siguientes comentarios, que comienzan hacer los hombres Agreste. Vuelvo a mi lugar y tras terminar de servir miro a todos los presentes. Quienes entre charlas y risas me demuestran que mi vida se encuentra completa. Llena de felicidad y paz...
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"Juegos Del Destinó "
FanfictionTodo nuevo comienzo tiene su lado malo, y para Adrien y Marinette no será la excepción... Créditos de la portada: para MajoCheng 16.