Capítulo 2: Isaac

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Luego de comer cada quien se fue a su casa. Jesse fue conmigo, obviamente.

Vimos unas películas. El dolor de cabeza se volvió más fuerte de lo normal. Lleve mis manos a mi sien. Pero noté que mis uñas se habían convertido en garras. Quise meterlas pero no podía.

-¿Qué pasa? -Preguntó Brent.

-No puedo meterlas.

-Bree... tus ojos. -Dijo pasándome su celular con la cámara. Tenía los ojos amarillos. Los abrí y cerré varias veces, intentando volverlos a mi color. No se iban.

-Deberíamos ir al doctor. -Dijo Jesse.

-Sí, estoy de acuerdo.-Dije. Busque unos lentes de sol y una campera con bolsillos. Brent condujo al hospital.

-Para el doctor Hale , Bree white.

-Oh, el doctor se retiró, pero fue transferida a otro. El doctor Collins.

-Supongo que está bien.

Luego de unos minutos un chico joven de ojos verdes azulados me llamo.

Entre al consultorio.

-Es un gusto conocerla, señorita White. Es increíble lo que ha hecho. -Dijo dándome su mano para estrecharla. Saqué mi mano de mi bolsillo.

-No creo que sea una buena idea. -Asintió. -Y trátame de tú. Bree.

-Bien, Bree. Me llamo Isaac. -Me saque los lentes.

-No puedo meterlas ni volver a mi color de ojos.

-Debo sacarte sangre.

-Claro. -Ató el elástico en mi brazo y luego me sacó sangre. Se fue. Luego de un rato volvió.

-Bueno, tienes Ajedrea en tu sistema.

-¿Qué es eso?

-Es una planta que suele utilizarse en restaurantes. Pero tiene un efecto raro en los alphas. Los cazadores suelen usarlo para identificarlo, pero como a los humanos y a los que no son alphas no los alteran, está en muchas comidas. Sólo hace esto. -Dijo señalandome.

-Entonces se pasará en unas horas. -Se mordido ambos labios.

-No te va a gustar. Pero es un poquito más complicado que eso.

(...)

Ya estaba en la camilla, boca abajo, con el torso desnudo.

-Dame una toalla.

-¿Qué? -Preguntó Isaac preparando las cosas.

-Sólo hazlo. -Me la dio. La enrosque y la mordi.

Sentí un líquido frío en mi espalda. A continuación el filo del bisturí. Dolía mucho, así que grité y mordí con fuerza la toalla. El dolor aumentó cuando cortó mi estómago y lo quitó. Pero justo después se empezó a regenerar. Mis garras desaparecieron y supuse que mis ojos también.

-Listo. -Dijo cuando me termine de curar.

-Gracias.

Se fue de la sala y me vestí. Volvió.

-Em... quería invitarlos a comer. De hecho eres mi héroe, así que me encantaría si vinieras a cenar conmigo y mi novia. Puede ir quien quiera de tu manada.

-Me encantaría. Y qué cool. ¿Esta noche?

-Genial. Eh... ten. -Dijo dándome un papel. -Es mi número.

-Ok. Bye.

-Adios.

Salí de la sala.

-Al fin.

Union de manadas U.C.A#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora