Union de manadas U.C.A#2

Capítulo 46: Guardia real

Ver la cantidad de personas era impresionante. Tanto lobos como cazadores. Mi manada y Tyler armaron dos especies de "rings". Uno para cada especie. Había alrededor de 30 lobos y unos 25 cazadores. Dado a la cantidad de gente con la que tenía que luchar, decidí hacerlo de dos a la vez, para acelerarlo. Los primeros fueron Iván y Katherine.

—Suerte. —Les susurré antes de empezar. Fue una buena pelea y para ser sincera sabían luchar bien e incluso pudieron darme un par de golpes. Un par de minutos después los derive a ambos. Les ofrecí una mano a cada uno para ayudarlos a levantarse. —Están dentro. —Dije sonriendoles. —Agua. —Le pedí a Isaac quién se limitaba a observar con una sonrisa. Él solo abrió la botella, leyendo mis intenciones. Hice un movimiento con mis dedos logrando que el agua se levante en el aire. Esta se dirigió a mi boca, haciéndolo muy cómodo.

—Bree. —Me llamo Kate abriendo su boca. Hice lo mismo que conmigo pero dirigiendolo a su boca. Asintió en forma de agradecimiento. Ella enfrentaba uno a la vez. Era obvio que ganamos todas las peleas. Pero la idea esa evaluarlos, no que nos ganen.

Una hora después logré terminar de evaluar a todos. Diez de ellos pasaron.

—¿Falta alguien? —Pregunte para asegurarme. Jesse dio un paso al frente.

—Quiero hacerlo.

—Jesse...

—Tú no vas a arriesgar tu pellejo por mí sin que yo lo haga por tí. —Asentí. Nos pusimos en el centro de las colchonetas.

—¿Seguro? —Luego de que asintió intente un golpe que evitó con facilidad. Sintió lo que iba a hacer. Lo supe porque yo sentí que iba a hacer él. Los golpes iban y venían sin cesar, sin éxito, ya que sabíamos lo que venía. La pelea se prolongó pero nos arreglamos para darnos algunos golpes. Y entonces él lo hizo. Me tiró dentro de su cabeza, haciéndome ver por sus ojos. Esto me distrajo lo suficientemente para que me atacara, haciéndome perder el equilibrio. Cuando logré volver a mí cuerpo, ya era muy tarde. Él había pasado su pierna por el suelo, tirandome al piso. Solté un suspiro. Levanté mis brazos y Jesse los tomó. Me ayudó a levantarme.

—Te gané. —Sonrió orgulloso. Una parte de mí quería decirle que si no hubiera hecho trampa, lo hubiera apaleado. Pero la mayor parte solo estaba feliz de verlo orgulloso de si mismo.

—Sí, lo hiciste. —Dije sonriendo mientras le pasaba una mano por los hombros. Luego me dirigí a todos los que quedaron en la guardia. —Bien. Mañana los quiero aqui, sera la ceremonia. A las 10. —Todos asintieron obedientemente. Estaba bastante segura de que me tenían miedo.

Kate y yo buscamos un tatuador. Lo hipnoticé para que nos dejara mezclar un poco de mi sangre, para mi guardia, y en otro frasco un poco de la de Kate.

Al otro día me llegaron muchas felicitaciones por mi cumpleaños 23.

Nos dirigimos a la cabaña para realizar los tatuajes. Lo hicimos dentro de la cabaña. Primero pasamos uno a uno los lobos. Yo fui la primera. La guardia real de los lobos se simbolizaba con una especie de huella de lobo. Cada vez que matabas a uno de los tuyos, obtenías una pequeña luna menguante en el brazo. Era símbolo de honor pero también de pena. Era algo que cargarías toda tu vida, al igual de la culpa de matar un propio. Por eso era obligatorio que estuviera en un lugar fácil de exponer, ya que debía estar a la vista siempre que se estuviera de servicio. Significaba que tus opciones habían sido muy reducidas, que esa muerte era totalmente necesaria. Debían evitarse, pero de ser necesario no debías dudar. Eso era la guardia real.

Yo me lo hice en el antebrazo izquierdo, ya que en el derecho tenía mi marca de lobo. Dolio, pero no tanto. Tuve peores. Jesse estaba nervioso. Eligió el mismo lugar que yo. Lo vi hacer algunas muecas de dolor mientras lo tatuaban. Los otros variaron entre nuca, brazos y piernas. Luego fue el turno de los cazadores. El tatuador cambio la tinta por la que tenía la sangre de Kate. Ella fue la primera. Se lo hizo en el bíceps izquierdo. El tatuaje de la guardia real de los cazadores eran dos espadas cruzadas. Las marcas de muerte eran dos flechas cruzadas. Cuando terminó, le indico todos los cuidados a los cazadores, ya que nosotros habíamos sanado.