capitulo 20: Mi manada

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Me senté en una silla.

—Isacc, ¿puedes quitar las balas?

—claro. —Susurró para luego buscar su bolso y arrodillarse frente a mi. Sacó unas pinzas y quitó las balas. Mientras lo hacía Jess se posiciono a mi lado.

—¿Estas bien? —Preguntó.

—Estaré bien cuando mate a esos hijos de perra. —Los dos humanos intercambiaron miradas.

—Bree, estas debil, no deberías en pensar en eso.

—¿Terminaste? —Isaac dejo las pinzas en el suelo.

—sí. —Me levanté tambaleándome un poco. Cerré mis ojos con fuerza. Me dirigí al baño y trabe la puerta con seguro. Abrí la canilla y moje mi cara. Al secarme con la toalla y abrir los ojos vi la figura de demetria detrás de mí.

—Hola.

—Hola. Solo te venia a decir que con Ale no será como Jesse. Tu alma está fuerte.

—¿A qué te refieres?

—oh, claro. No lo sabes. Cada vez que quitas un alma humana, tu alma se fortalece. Es porque tu alma se debilita a causa de dividirse. Pero al reclamar el alma de alguien más restauras equilibrio.

—Entonces si quiero recomponerme rapido deberia matar a alguien.

—Intentaba evitar la palabra.

—¿Porque no llamar las cosas por su nombre?

—Seguro. —Dijo dando una leve sonrisa.

—¿Tienes algo?

—No, ¿porque preguntas?

—No lo sé, solo te noto algo triste.

—Tranquila. Estoy genial.

—Bien.

Salí del baño. Fui a la parte más peligrosa de la ciudad sin saludar a nadie.

Al llegar extendí mi oído. Pasee por las calles unos 10 minutos hasta que oí a una chica gritar. Seguí mi oído hasta un callejón. Una chica y un hombre forcejeaban.

—Ayuda. —Grito nuevamente la chica. Empuje al hombre.

—vete. —Le dije a la chica. A continuación la ví irse corriendo. —Gracias a dios. Ya tenía hambre. —El tipo abrió la boca para hablar pero antes de que emitiera sonido, saque mis colmillos y mis ojos se pusieron amarillos. De el fondo de su garganta grito, pero fue callado cuando le arranque la tráquea con los dientes. Su cuerpo cayó y lo sostuve entre mis brazos, mientras su sangre descendía por mi barbilla. Me encantaba el sabor de su sangre, sus músculos. Todo. Devore cada pedazo. Me sentí más fuerte y poderosa. Y lo ame. Cuando termine, todo su torso eran solo huesos. Su corazón fue mi preferido. Limpie la sangre de mi boca con el dorso de mi mano. Fui a mi casa y tome una ducha.

Luego, me dirigí a la cabaña de vuelta. Iba a ir tras ellos. Esos cazadores, aún sin saberlo, estaban muertos. Solo si tenían suerte.

Al llegar reúne a los alphas, los humanos, mi beta y los cazadores en una habitación.

—Debemos ir tras ellos. Necesito que me digan donde esta la junta, y los mataré primero. —Los ojos de Isaac y de Tyler se abrieron a más no poder. Miraron hacia Kate, quien además de ellos era la única que no miraba el suelo. Ella miraba mis ojos. Asintió lentamente.

—Trato. —Dijo segura.

—¿Que? —Pregunto anonadado Tyler, posando su mano en el hombro de Kate.

—Bree, ¿puedo hablarte, fuera? —Me preguntó Isaac. Salimos de la habitación y a continuación de la casa.

—Está no eres tú. No puedes ir y matarlos a todos. —Habló.

—Claro que puedo. Y lo haré. Puedes venir, o quedarte me da igual.

—¿Que mierda te pasa? —Gritó furioso.

—¿Que que mierda me pasa? Oh, no lo sé. —Dije sarcástica subiendo mí tono de voz. —Quizás intentaron dañar a mí manada. —Me acerqué a él. —Quizás no voy a permitir que pase. —Luego de cada oración daba un paso hacia él. —Quizás hirieron a mis niños. Quizás me quieren muerta. Quizás voy a luchar con garras y dientes, para que no toquen a mis niños. Y si se acercan desgarraré sus gargantas. —Estaba a centímetros de él. —Así que sinceramente responde, ¿No es suficiente para ti?

—Ellos aún no te han hecho nada.

—Pero lo harán. —Grité. —No voy a permitir que pierda a otro miembro de mi manada. Y no pido que lo entiendas. Porque no puedes, nunca podrás sentir lo que es una manada. Y nunca... nunca sentirás lo que es perderla. Y espero que nunca lo sepas. —Vi como en los ojos azules de Isaac, algo se rompió. Al segundo se llenaron de lágrimas.

—No eres la primera en perder a alguien, Bree. —Y con eses palabra, con las lágrimas en sus mejillas, y sus ojos tristes, el ambiente de gritos y odio, pasó a uno triste, pero tranquilo.

—No, no lo soy. Pero te aseguro, que no me importa como lo hayan lidiado los demás. Todo lo que me importa, es el evitar pasarlo de nuevo. Tú me has visto. Si algo les pasará nunca lo soportaría. —Puse una mano en su mejilla. Con mi pulgar sequé las lágrimas. —Estoy evitando todo. Cuando el peligro pasé, escucharé mis sentimientos. Mientras tanto no diré que te entiendo. Pero en este tiempo, aún si es poco, yo siento que eres de mí manada, aún sin ser lobo. Así que no sufras por favor. Todo estará bien. Lo prometo. —Dije para luego abrazarlo. —Te juro... Te juro que sé lo que hago. —Suspiré aún sin sentir nada más que odio hacia los cazadores. Me separe de él. —En una hora nos vamos. Prepárate. —Dije para luego entrar a la cabaña por armas.


Union de manadas U.C.A#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora