Capítulo 42: Es mi trabajo

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Era difícil de encargarse de los cazadores. Tenías que esquivar balas y flechas mientras peleabas cuerpo a cuerpo. Muchos luchaban a media transformación, otros como lobos y como yo, en forma humana. Intente noquear los más posibles en lugar de matarlos, iba a ser el pueblo de Kate, al fin y al cabo. Por el rabillo del ojo noté a Jesse. Dos contra uno. No me gustaba. Dejé de preocuparme por el no matar y rompí el cuello de mi oponente. Con rapidez me dirigí a los atacantes de Jesse. Al estar de espalda me dió la posibilidad de poder arrancarles el corazón. Tome sus armas y las disparé contra su gente hasta agotar las balas. Estuve luchando unos veinte minutos. Y para ser sincera todo quedó borroso en mi memoria.

—Bree. —Escuché gritar a Kate intentando acercarse a una cazadora que estaba lastimando demasiado con su espada. Entendí, que sería la reina. Me abrí paso a ella. Era una gran luchadora y ocasionó más heridas de las que ya tenía. En un segundo de distracción logré patearla de forma que perdiera la estabilidad unos segundos. Fue más que suficiente para colocarme detrás de ella e inmovilizarla lo suficiente.

—Kate. —Grité. Ella mató a su oponente en un ágil movimiento. Se dirigió a nosotras con una espada en sus manos. Con un movimiento, que noté que le costó toda su fuerza, la decapitó. Espere desde el fondo de mi alma que lo calculará bien, ya que casi lo hace conmigo también. Escuché el sonido de su cabeza cayendo.

—Perra. —Susurró. —¿Qué hago ahora? —Pareció en shock. Por favor, no ahora. Pensé. Mire donde todos luchaban.

—Detenlos. Eres su reina ahora, obligalos. —Miró dudosa la dirección de mi mirada. —Grita, Kate. —Le grité yo.

—Alto. ——Gritó pero aún dudosa. Todo pareció poner pausa. Kate me lo había explicado. La mayoría tiene la necesidad física y biológica de obedecer a la reina, al igual que los lobos. Solo los de alta jerarquía o realeza puede resistirse. Entonces Kate puso su máscara sería. Levantó la cabeza de la reina anterior. —Yo soy su reina ahora. Retirence. Ahora. —Exigió. Y lentamente no quedaron cazadores más que Kate y Tyler. Ganamos. Pensé incrédula pero aliviada.

—¿Estás bien?—Pregunté al ver su vientre cortado y con mucha sangre a su alrededor.

—Sí, no es nada. —Pero noté la incomodidad al llevar sus manos para parar la hemorragia. —¿Y tú?

—Bien. —Dije sin prestarle verdadera atención. Llevé mis manos a su vientre. Me concentré en su sanación. Sentí un poco de mi fuerza irse, pero su herida se cerró.

—No era necesario. —Subí y baje los hombros. Sane persona tras persona, empezando con las más heridas.

—Tienes que parar. —Dijo Isaac poniendo una mano en mi hombro.

—Estoy bien. —Dije aunque me costaba mantener los ojos abiertos.

—Cachorra, vamos, estás temblando. —Dijo aún calmado. No lo había notado hasta que lo mencionó. Negué con la cabeza. Sane a la loba con la que me encontraba. Manada de Theo si no me equivocaba. Tuve que cerrar los ojos un segundo y reafirmar mi posición para no caer.

—Bree…

—Déjame, es mi trabajo. —Exigí molesta, pero al estar tan débil no sonó tan contundente.

—No, no lo es. —Dijo con los dientes apretados, claramente perdiendo la paciencia. Suspiró y hablo más tranquilo. —Nadie está muriendo. Tú ya hiciste lo que debías. Ahora es mi trabajo, como médico, ayudar a sanar a todos. Pero ya nadie corre peligro. Así que ve a descansar.

—No, Isaac. —Nos sostuvimos las miradas unos segundos.

—Jesse, Rex, Demetria. A ustedes los escucha. Háganla entrar en razón. — Rex suspiro.

—Bree, tu luz se está apagando demasiado, has dado demasiado.

—Cuando no pueda dar más, voy a desmayarme, mi cuerpo no da toda, no puedo hacerlo, por eso no revivo muertos, porque no puedo dar tanto de mi. Y si aún no me he desmayado, es porque aún tengo más para dar.

—Eres imposible. —Masculló por lo bajo.

—Escúchame. —Dijo Matt parándose frente a mí y poniendo sus manos en mis hombros. —¿Confías en Isaac?

—Obviamente. —Susurré.

—Claro que sí, es tu esposo. ¿Y confías en sus capacidades? —Lo miré molesta sabiendo a dónde se dirigía. —Tomaré eso como un sí. Él va a cuidarlos. Y no hay nadie mejor que él para hacerlo. —Noté que le costó decir eso. —Y tú… tú hiciste suficiente. Eso es suficiente. —Dijo mirando a las personas que había curado. —No olvides, Bree, que eres una reina, no Dios. —Lo miré a los ojos unos segundos. Pude ver la preocupación. Asentí mientras suspiraba. Pasó un brazo por mi cintura y yo rodee su cuello con uno de los míos. Él lo sostuvo. —Voy a llevarla adentro. Tiene que comer y descansar. —Le dijo a Isaac. Este asintió y me dió un beso en la frente.

—Te amo.

—Yo también te amo. —Me sonrió en respuesta. Matt me llevo adentro y me sentó en una de las mesas más cercanas.

—Voy por comida. Ya vuelvo. —Me avisó. Asentí. Apenas se fue bajé mi mirada. Nadie lo había notado pero la sangre de mi vestido, era mía. Tenía un corte vertical. No tan profundo. Dos heridas de bala sin salida. Saque mis garras y con cuidado saque una. Dolió bastante. La segunda fue bastante peor ya que fue más difícil de alcanzar y tuve que mover un par de cosas de mi interior.

—Deberías decirle a Isaac que te revise eso. —Habló una voz detrás de mí. Estela se sentó en la silla frente a mí. Le sonreí débilmente.

—Esta bien. Se ocupa de otras cosas. Además las balas están fuera. Y he sobrevivido a peores. —Le dije quitándole importancia.

—Ya lo veo. —Dijo viendo mis hombros. Aún tenía las cicatrices de cuando salve a Isaac. A un humano le durarían toda su vida, y, si bien, sanaba mucho más rápido, tardaría unas buenas décadas en desaparecer totalmente. —¿Dolió mucho? —Suspiré.

—Bastante. Pero él no tiene porqué saberlo. —Me miró con una sonrisa.

—Gracias por cuidarlo.

—Yo lo puse en peligro para empezar.

—No, no lo hiciste. Él lo hizo. Y yo lo entiendo. Él te eligió. Y cuando un humano elige a un lobo, elige el riesgo que conlleva. Él te ama, a ti, y tú no eres tú sin el lobo. —Suspiré.

—Gracias.

—¿Porque?

—Por qué si algo sale mal no podría lidiar con toda la culpa.

Matt llegó con un pastel pequeño y tres hamburguesas.

—Dios, sí. —Dije empezando a comer.

Union de manadas U.C.A#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora