Capitulo 31: pero yo sigo enamorada

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Decidí subir dos caps. Por qué tengo escritos cuatro caps más y este está muy bueno... So... No me odien.


Pasamos en silencio el resto del viaje.

Al llegar a casa abrí la puerta con mi llave. Entramos y nos sentamos en el sillón a hablar. Unos diez minutos después tocaron la puerta.

—Está abierto. —Grite. Isaac entró muy acelerado con el tercer libro de academia de vampiros.

—Lo sabías. Lo sabías y no me detuviste. Me insitaste, tu desgraciada.

—¿Isaac, de que...?—Luego recordé el final del libro. —Escucha, en la vida cosas pasan...

—No. —Me interrumpió aun gritando. —Tu estas mal. El libro esta mal. No. Me niego. —Dijo negando con la cabeza. —No. —Grito señalandome. —No. —Señaló el libro. —¡No! —Dijo para después dar un dramático portazo. Matt y yo intercambiamos miradas, el amago a empezar a hablar. —Pero de verdad necesito saber que pasa. Asi que ire por el siguiente. —Grito entrando de nuevo. Subió y bajó sorprendentemente rápido para ser humano. —No. —Repitió antes de golpear la puerta.

—¿Se acaba de llevar el cuarto? —Preguntó Matt.

—Sep.

—Deberías advertirle.

—Nah... —Dije alargando la "a". —Ya se dara cuenta.

(...)

Estaba sentada en mi habitación leyendo un libro, cuando Demetria se materializó frente a mi. Rápidamente me levanté de la silla y dejé el libro de lado.

—Lo siento, de verdad. Haré lo que me pidas. Pero necesito que me digas que fue eso.

—Yo solo... siéntate, ¿Sí? —La obedecí. —Hay... ellos están con nosotras. Puedes verlos, mediante un ritual.

—¿Porque no me dijiste antes? —Dije sonriendo. Luego me apresuré a agregar. —¿Sabes? No importa. Dime qué hacer.

—Tengo que decirte... —La vi suspirar. —¿Sabés? Ellos te lo dirán. —Sonreí mientras me explicaba el ritual. Dibuje un símbolo como me lo describió y se lo mostré para asegurarme de hacerlo correctamente. Asintió y luego desapareció.

Llamé a Isaac, Matt y por supuesto a Jesse. Llene la bañera con agua fría. Con mis poderes hice que la capa superior se escarchara. Uno a uno, los tres llegaron. Les expliqué un poco la situación. Pude ver la emoción de Jesse casi igual a la mía. Me quite la ropa y me dirigí a la bañera. Ya nadie se incomodaba con mi desnudez debido a que mis constantes transformaciones me dejaban desnuda gran parte del tiempo.

—¿Estás segura? —Preguntó Isaac viendo el agua helada.

—Por supuesto. —Le di el cuchillo a Isaac junto con el papel que tenía el dibujo del símbolo.

Metí un pie. Al principio me dió un poco de frío pero luego sentí mi cuerpo generando más calor para mantener estable mi temperatura natural. Me recosté en la bañera. Isaac suspiro y marcó el símbolo en mi vientre.

—Entre la vida y la muerte. —Susurré mientras Isaac me empujaba bajo el agua por los hombros. Cerré mis ojos al sentir el agua en mi cara.

Una brillante luz detrás de mis párpados me obligó a abrirlos. Ahí estaban parados frente a mi justo como los recordaba. Con sus sonrisas y cabello peinado. Corrí a ellos y abrace a cada uno con un brazo. Me devolvieron el abrazo.

—Dios, los extrañe tanto. —Dije al borde de las lágrimas.

—Nosotros a ti. —Dijo Ryan sobre mi pelo. Me separé un poco.

—No puedo creerlo. Solo... quiero estar aquí para siempre. —Dije terminando el abrazo.

—Tranquila. Nos abriste la puerta a tu mundo. Iremos siempre que nos necesites.

—Eso es genial. —No podía creerlo. No sabía qué decir o hacer. Era tan irreal. Pero estaban ahí. —¿Así que, como es? —Pregunté. —Estar aquí. —Dije señalando mi cabeza. —¿Cómo fue con las intenums? —Ambos intercambiaron miradas. Sus sonrisas se borraron. —¿Que?

—Dicelo ahora, o no se lo dirás nunca. —Le dijo Ryan a Rex.

—¿Decirme que?

—Escucha. —Dijo Rex tomando suavemente mi brazo. —Han pasado cinco años. Y ... las cosas cambian... Dios, que difícil. Solo voy a decirlo. Soltarlo. Es la única manera... Demetria y yo somos pareja. —Fue un baldazo de agua helada.

—¿Que? —Susurré.

—Fueron cinco años, Bree. Es mucho tiempo. —Me separé.

—No es justo. —Dije suavemente.

—Bree, no entiendes. Yo siempre voy a amarte. Fuiste el amor de mi vida. Siempre vas a serlo. Pero morí, Bree. Lo supere y tuve que seguir adelante. Deberías hacer lo mismo. Estoy enamorado de ella.

—Pero yo sigo enamorada de ti. —Grité. Fue como si toda reacción hubiera vuelto a mi.

—Por favor, no puedo ser el que le diga todo. —Dijo Rex mirando a Ryan.

—No lo haces. —Susurro.

—No van a decirme que es lo que siento.

—De verdad lo siento, Bree. Pero no estás enamorada. Tú lo amas, eso no lo dudo. Pero no estás enamorada. Estamos dentro de ti, te conocemos mejor que lo que tú lo haces.

—Yo... no voy a seguir hablando de esto. —Dije mientras las lágrimas rodaban por mi rostro. Volví por el camino que fui.

—Bree. —Escuché que uno de los dos me llamo. Lo ignore y seguí avanzando hasta que la luz fue demasiado para mis ojos. Los cerré. Sentí el agua en mi cara y me senté de golpe, agarrando el borde de la bañera con las manos.

—Hey, Cachorra. Estás aquí, estás aquí. —Me tranquilizo Isaac con las manos en mis hombros al verme agitada.

—Estoy bien. —Dije levantándome. Matt me dio una toalla mientras sacaba los pies de la bañera. —Gracias. —Susurré. Asintió. Seque rápidamente mi cuerpo y estruje mi pelo con la toalla. —Necesito estar sola. —Dije dirigiéndome a la puerta. Cruce miradas con Jesse, en su cara pude ver que él había sentido en dolor que yo sentía, pero también vi la confusión, al no entender a qué se debía mi tristeza.

Salí del baño y fui a mi habitación. Enrolle la toalla en mi cuerpo. Los escuché seguirme. Cerré de un portazo tras entrar. Me apoye en la puerta y me deslicé hacia abajo, quedando sentada en el piso, con las rodillas contra mi pecho.

—Bree. —Me llamo Jesse tocando la puerta.

—Vayanse, ¡ya! —Les exigí. Los escuché suspirar.

—Bree, te amo. Llámame cuando quieras... puedas hablar. —Dijo Jesse a través de la puerta. Escuché dos pares de pasos irse.

—Cachorra, estoy aquí, ¿Sí? No debes estar sola. —Habló Isaac unos minutos después. Me levanté y abrí la puerta de golpe.

—Vete. —Le grité con mis ojos de color y colmillos afuera. Él ni se inmutó.

—Puedes asustar a todo el mundo, pero no a mí. —Eso me desestabilizó unos segundos.

—Vete. —Dije ya más suavemente. Volví a cerrar la puerta y deslizarme por ella. Escuché que él imitó mi acción. Libere todo llorando. Seguro que me escuchó, porque a los minutos hablo.

—No sé lo que pasó, ni si puedo ayudarte a resolverlo, pero estoy seguro que llorando en un hombro va a doler menos. No tienes porque pasar con esto sola. Voy a quedarme aquí, ¿sí? Toda la noche si es necesario. —Pensé sus palabras unos segundos. Me paré y abrí la puerta. Al notarlo se paró rápidamente. Me acerqué y apenas me apoye en su hombro me ahogue en lágrimas y sollozos. Inmediatamente me rodeó con sus brazos.

—Está bien... está bien, cachorra. —Susurro en mi cabello. Luego lo beso. —Estoy aquí, ¿Sí? Déjalo salir

Union de manadas U.C.A#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora