1._ Comenzar de nuevo

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Emma...

Una pequeña resaca y un cuerpo cálido junto a mí en la cama que me deleita desde hace ya casi un mes.

Observo a Aaron mientras duerme con sus ojos cerrados apuntando hacia el techo y yo me aprovecho de la situación metiendo mis manos bajo las sábanas alterando su plácido sueño, y acariciando sus partes bajas comienza a despertar con una sonrisa en sus labios.

Su cabello despeinado y su cuerpo que desprende calor por toda la habitación me hace querer volver a diario para pasar la noche con él, casa día, hacia mis deberes, mis trabajos, deambulaba por la Universidad y cuando el sol comenzaba a esconderse, tocaba su puerta para poder entrar.

No todo era sexo, a veces solemos quedarnos en el sofá, él trabajando en diseños nuevos para ofrecer a sus clientes y yo me meto en algún libro nuevo que encuentro en la biblioteca de la Universidad.

- ¿Que hora es? - me pregunta con pereza restregando sus ojos verdes a medio abrir.

- No sé, pero ya me cansé de mirarte dormir.

Me subo sobre él haciendo encajar nuestras partes íntimas y beso sus labios haciendo movimientos lentos hasta hacerlo tensar hasta la punta del dedo de su pie y tengo que reconocer que me encanta esta sensación, el roce y la fricción de nuestros cuerpos me hace sentir ese calor en las mejillas mientras baja por mi estómago y un sonido sale de mis labios que sé, a Aaron le encanta mientras yo sigo moviendo mis caderas lentamente.

Me sostiene de la cintura mientras acaricio su pecho y hombros y aprovechando que se inclina apenas un poco, beso su cuello de forma sensual, pasando mis labios apenas rozando, y Eric solia aparecer en mis pensamientos cuando pasaba esto, cada caricia me recordaba a él,  era imposible sacarmelo de la cabeza, queria olvidarlo a toda costa, queria ser capaz de no pensarlo en ningún momento y que sólo fuera una persona cualquiera que alguna vez conocí, pero no, solía interrumpir mis pensamientos mas perversos con Aaron y a pesar de que me gustaba esto, no podia dejar de pensar en que quizas él también estuviera haciendo lo mismo para olvidarme, y sinceramente esperaba que al menos él lo estuviera logrando.

De un solo movimiento me voltea para quedar sobre mí y continuar con gusto lo que he empezado.

Sus movimientos son bruscos, no de la forma en que duele más bien en la forma que te dan ganas de gritar su nombre una y otra vez para decirle que jamás se detenga mientras sostiene mis manos con fuerza por sobre mi cabeza y se mueve dentro de mí soltando suaves gemidos en cada una de sus embestidas que cada vez son más rápidas, donde puedo escuchar nuestra respiración agitada, su aliento me enfervoriza el rostro a medida que respira y luego todo se vuelve silencio en el momento en que Aaron termina dejándose caer sobre mí.

Esas pequeñas gotas de sudor que se le acumulan en la frente, combinadas con el pelo revuelto sobre su cama, era una escena increíble para contemplar pero que nunca me quedaba más de cinco minutos para hacerlo.

Como ya es costumbre estas últimas semanas, me levanto de la cama quitándole la única sábana para envolverla al rededor de mi cuerpo y contemplar el suyo que está desnudo sobre el colchón.

Jamás me canso de mirarlo en todo su esplendor, me gusta observar cada detalle, aunque sea diminuto, un simple lunar en su clavícula, ver su cuerpo y saber que puedo acariciar su abdomen cuando yo quiera pasando mis dedos por su tatuaje, un lobo en la punta de una cima aullando a la luna llena, algo muy varonil como lo es él, y que siempre terminemos perdiendo la cabeza, quitándonos la ropa y terminar exhaustos sobre su cama hasta dormir.

Sé con certeza que Eric ya sabe de mi no relación con Aaron, desde ese día en el estacionamiento supe que Eric jamás me perdonaría, lo vi en su mirada y aún así no me importó, ya estábamos rotos, ya nada volvería a ser como antes.

La oportunidad de Damián #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora