Capítulo uno. El nuevo.

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Mi mal humor ya me había traído problemas más de una vez, incluso había acabado en comisaría y encerrada entre rejas, menos mal que tenía unos padres ''tolerantes''; sin embargo, mi amiga Caterine había tenido mala suerte porque sus padres eran las personas más severas del mundo. Su casa era una dictadura. Es más, ella estaba constantemente en mi casa y consideraba a mis padres como los suyos. El nombre de Ana y Álex (sí, mis padres y tutores legales) era legendario por cualquier sitio que pasabas. En discotecas, en bares e incluso en institutos y da igual en qué lugar, a ellos los conocían hasta en el otro lado del mundo. Antes no sabía cómo eso podía ser posible, pero una vez que ambos me contaron la cantidad de discusiones y jugarretas que se hacían el uno al otro y cómo de épicas eran comencé a comprender por qué eran tan conocidos. También se hablaba de cómo su amor había superado tantos obstáculos y tengo que decir que los admiro porque sus vidas parecían una película de ficción.

Los admiraba por el tema moroso y cómo había vencido ese sentimiento a todos los problemas pero a decir verdad había prestado más atención al tema de las bromas y había hecho una lista de las más ingeniosas. Me había propuesto que esas bromas fuesen una tradición familiar y que se pasasen de generación a generación, así que iba a dar comienzo a ello.

Mis dos hermanos, Justin y Sam, ya se habían ido de casa y me habían dejado sola y abandonada (en realidad mejor, así solamente yo podría apropiarme de la nevera). Incluso ellos, que ya no estaban en casa, habían fotocopiado mi lista de bromas y seguían cumpliéndola de vez en cuando.

Tengo que admitir que las veces que había ido a comisaría había sido consecuencia de alguna de esas bromas. Honestamente lo veo algo exagerado. Ahora llaman escándalo público a cualquier cosa, ni que quitarse la camiseta en medio del parque mientras que gritaba ''libertad de expresión'' y poner jabón al agua de la fuente fuese para tanto.

—Compro esta chaqueta por seis euros y le doy un consejo totalmente gratuito. —ofrecí a la dependienta.

En consecuencia de una de mis últimas jugadas, mi padre había decidido quitarme la paga (aunque todos sabíamos que mi padre admiraba mis bromas y que lo hacía por mi madre pero que no tardaría nada en devolvérmela). Por ende, tenía que ir a comprarme la ropa a una tienda de segunda mano, evidentemente eso no me agradaba pero mejor que nada...

A veces tenía buena suerte y en alguna tienda me encontraba ropa original de marca como Gucci o Dolce & Gabbana, en perfecto estado y sin ningún rasguño. Lo sabía diferencia porque afortunadamente me encantaba la moda y tenía buen ojo para esas cosas. Para mi suerte los dependientes e incluso el dueño de las tiendas no tenían ni idea de moda y vendían las prendas a precios muy económicos, por esa misma razón iba a darle a esta querida dependienta un consejo que no olvidará nunca. Claro, yo no volveré a esta tienda de nuevo.

—En la chaqueta pone doce. —rodé los ojos. La dependienta miró a su alrededor, dándose cuenta de la realidad: la tienda estaba totalmente vacía. Probablemente si no vendía nada la despedirían y, como cualquier persona, necesitaba dinero. —Hecho. —accedió después de meditarlo momentáneamente y yo sonreí victoriosa. Le tendí mis seis euros y me puse la chaqueta.

—Esta es una chaqueta original de Chanel, ya se puede imaginar usted el precio que vale. Dile a su jefe o jefa que se informe bien de los productos que venden porque, por ejemplo, esta chaqueta está en perfecto estado y alguien os podría tomar el pelo como os he hecho yo. —tras soltar una sonrisa de superioridad, salí de esa tienda luciendo gustosamente esa nueva chaqueta que había adquirido. Es una pena que haya tenido que darles ese consejo solamente por ahorrarme unos euros más.

Iba caminando por las calles de Barcelona luciendo con orgullo mi nueva adquisición y mirándome en todos los escaparates posibles cuando pude percibir a una melena rubia entre la multitud que se dirigía hacia mí a toda prisa.

Nunca en la vida. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora