Es recomendable escuchar la canción mientras que leéis. ;)
Epílogo III.
Miguel.
Había pasado bastante tiempo desde que Tahiel me había mandado un mensaje pidiendo que viniese a recogerle a la fiesta. En realidad, decidimos venir los cuatro juntos (Tahiel, Lucas, Dan y yo), pero yo había tenía que resolver unos asuntos antes de pasarme por la fiesta, así que les dije que me reuniría con ellos más tarde. Probablemente cuando todos estuvieran borrachos y practicando sexo en la parte de arriba de la casa; más o menos la hora que era.
Cuando ellos vinieron no era ni muy tarde ni muy temprano, supongo que la hora donde todos estaban borrachos para bailar y acordarse de lo justo sin hacer nada de lo que se arrepentirían al día siguiente; pero ahora mismo estábamos en ese punto de la noche en el que, cualquier decisión que tomases, te atormentaría por semanas. Bueno, si conseguías acordarte de ella.
En otras palabras: había llegado en el mejor momento.
Me sorprendía que Tahiel ya se quisiera ir, algo muy fuerte y grave habría pasado para que me hubiese mandado un mensaje, sino sé que él hubiese esperado hasta que estuviera aquí para irnos o se hubiese emborrachado tanto que no se hubiese mantenido en pie y cuando hubiese llegado estaría tirado en el suelo. Me tenía bastante preocupado y si no fuese por eso, probablemente me estaría riendo de cada escena que estaba percibiendo ahora mismo. La fiesta se estaba saliendo de control y para mí era una maravillosa comedia.
Entre tantas cabezas que bailaban, pude divisar un sillón marrón y en él estaba sentado una persona familiar. Menos mal. Desde que había llegado había estado buscando a Tahiel por todos lados y no había conseguido encontrarlo, quizás una cara amiga me podría decir donde estaba. Al menos podía decir con seguridad que en el piso de arriba era imposible que estuviese; ahí arriba solo iban personas que practicarían el sexo y él estaba enamorado de Anne hasta los huesos, si no es con ella, no creo que se fuese a acostar con ninguna otra chica.
Me acerqué dificultosamente hacia la persona que estaba sentada en aquel sofá (bastante sucio ya) y que tenía su cabeza entre sus manos. Rodé los ojos. Estábamos en una fiesta y la gente se empeña en deprimirse.
—¿En serio me vas a hacer preguntarte qué te pasa? —le pregunté a Elías.
Él y yo no teníamos mucha confianza, es más, apenas habíamos intercambiado palabras pero se le notaba que estaba jodido. Muy jodido. Y que necesitaba hablar con alguien. Yo no era la persona más apropiada para mantener conversaciones serias y profundas y menos con música de fiesta de fondo, pero sabía escuchar y además no podía ver a una persona triste; conseguían que se me encogiese el corazón. Aunque a Tahiel siempre intentase darle buenos consejos porque era mi mejor amigo, no me gustaba mucho tener conversaciones serias; era demasiado agotador. Pero, como ya he dicho, no me gusta ver a las personas sufrir y Elías estaba en plena etapa de ahogamiento.
—Estoy en la mierda. —y además estaba borracho. —Y ni el alcohol alivia el dolor. —suspiré y me senté a su lado.
Personalmente opino que las penas o los problemas no se olvidan ni van a desaparecer con alcohol, así que veo una estupidez cogerte una borrachera cuando tienes alguna dificultad en tu vida. Aunque duela y te sea duro afrontar algo, beber no te va a solucionar nada, así que tendrás que mover tu culo y afrontar la situación lo más sobrio posible.
—Porque la cerveza no te va a resolver nada de lo que te pase. —dije quitándole el vaso de las manos. —¿Quieres hablarlo? —sabía que tenía que buscar a mi mejor amigo, pero supongo que ni Dan ni Lucas no habrán dejado solo, así que podía dedicarle unos minutos a Elías.
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Nunca en la vida. (Terminada)
Teen FictionMe conozco demasiado bien y mi palabra favorita es: nunca; no creía en las personas que usaban la frase de: nunca digas nunca. Nunca diré nunca digas nunca y mucho menos diré nunca digas nunca en la vida. Tú siempre serás mi "nunca en la vida".