Los dilemas de un gato gruñón.

El Rubio loco

Si le preguntaran a Deidara como es que Itachi logro persuadirlo para adoptar al pulgoso gato rubio, sin vergüenza alguna diría que el Uchiha era muy bueno en las artes del amor y el demasiado débil para resistirse.

Por otro lado, Naruto iba en brazos del rubio con el ceño fruncido. A él nadie le había pedido su opinión sobre convertirse en mascota de algún humano, el era un alma libre, un gato independiente pero, sobre todo, un gato con sangre ninja y no porqué alguien se lo hubiese contado, no, el lo sentía en su torrente sanguíneo, cada vez que saltaba entre acrobacias o su falta de miedo al andar solo entre las callejones a muy alta horas de la noche aun siendo muy pequeño.

¡El no necesitaba a un humano!

Deidara abrió la puerta de su departamento y dejo sobre el sofá a Naruto junto con la maleta de "accesorios para una mejor estadía del pequeño gato"

Naruto buscó alguna ventana abierta para poder huir

— iré a preparar algo de comer —dijo Deidara acariciando su pequeña cabeza.

"Ja' yo ya comí esta mañana ttebayo, así que voy a escapar a penas me quites lo ojos de encima" — se jactó el pequeño felino.

— Sólo tengo Ramen hn' espero te gusten, mañana comprare algo para ti — dijo rasgando la envoltura de boul

Naruto se lamió hasta los bigotes cuándo sus ojos azules enviaron la imagen del Ramen hasta la retina.

Y se acomodo de nuevo en el sillón.

—¡Meow!— maullo feliz.

"La comida no se desprecia tteba y,menos si es gratis"

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Orochimaru estaba furioso por que Kabuto aun no lograba traerle al pequeño gato con olor a hembra, necesitaba saciar su curiosidad sobre ellos, saber si podían quedar preñados...

Escuchó el ruido molesto que siempre hacia el vecino de su humana, lo que significaba que el estaba en casa. El tipo le caía mal porqué siempre le decía ápodos y por que le lanzaba objetos para echarlo de su departamento cada vez que iba a jugar con su arcilla.

Se acomodo sobre el tapete que usaba de cama y cerro sus ojos.

Pasaron a penas algunos segundos y el olor a ese asqueroso fideo penetro hasta su hogar, se levanto furioso a cerrar la ventana, su humana no estaba en casa así que el haría su trabajo, ese vecino suyo ya se había ganado algunos arañazos.

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Naruto comprobó la temperatura del fideo con la pata, el plato humeaba y como es bien sabido los gatos tienen demasiado sensibles las papilas gustativas, él sabia lo que era quemarse y aprender la lección, era a penas un bebé de un mes cuándo un niño le dio leche hirviendo y como Naruto estaba hambriento sin pensarlo se lanzó sobre el tazón de leche quemándose la lengua y parte de su pequeña cara, el dolor le había impedido comer durante varios días, creía morir de sed y hambre, hasta que una anciana le acogió en su casa y le cuido. Luego la buena mujer enfermo cuando Naru tenia ya tres meses y sus hijos se la llevaron al campo, pero en los planes de ellos no estaba el pequeño gato rubio.

—Meoww purrr— Naruto se restregó en la pierna de Deidara.

"Esta caliente tebbayooooo"

— Tu plato esta allá — Deidara le señaló su pequeño plato.

—Purrrrr niaaaa—

"Sí, lo se tebba pero esta caliente~~"

— ¿esta caliente? — preguntó mirándole a los ojos.

Naruto abrió los ojos sorprendido

"¿Me entendiste? Guauuu, digo Miauu!"

"Como sea, ¡sí, esta caliente!

—Arghhh, esto es difícil — gruño aburrido el rubio mientras se dirigía a recoger el alimento para soplar hasta dejarlo tibio.

Estaba por agacharse para recogerlo cuando vio al feo gato de su vecina viendo a través de la ventana. Cogió un almohadón del sofa.

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Orochimaru camino por la orilla de la marquesina hacia el departamento de Deidara, le vio a través del vidrio hablando con alguien pero no vio a ningún otro humano ahí, siguió la mirada del rubio y ahí vio lo que tanto anduvo buscando ¿pero que hacia ahí y con ese rubio loco? Salio de forma abrupta de sus pensamientos cuándo un almohadón golpeó el vidrio.

—¡largo de aquí  gato feo! — gritó Deidara

Naruto miro como Deidara asustaba al gato blanco y de apariencia vieja. Algo en su mirada le dio miedo pero no huyó, en tenia hambre y no era ningún cobarde.

Ahora se donde estás pequeño...

Orochimaru sonrió feliz.