Epílogo.

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—Si quiero teme, pero... Es que hacerlo significa estar de nuevo embarazado y por ahora debemos esperar a que los niños crezcan — Naruto se quitó de encima a Sasuke y escalo al sofá.

Sasuke por otro lado tenía un problema entre las patas y ahora también estaba frustrado.

—¿Entonces no vamos a hacer cositas  hasta que los niños sean grandes?

—Se-xo, se-gu-ro, teme, lo vi en un anunció de publicidad mientras esperaba un vídeo en Youtube, ellos tenían una especie de globo y yo he visto de esos en los cajones de Deidara, es eso o ya sabes...

—Auch, no Dobe, mis cositas no —

Naruto rodó los ojos — pues entonces consigue de esos globos teme. Sin globos no hay fiesta.

Sasuke maldijo a su suerte. ¿Donde rayos iba a conseguir esas cosas?

—¡Itachi, voy al super, se terminaron los cereales! — Deidara se puso el abrigo y sintió a Sasuke pasar entre sus piernas — ¿tú a dónde crees que vas hm? — Sasuke maullo en respuesta. — Ve por la correa, no pienso llevarte sin ella — sentenció el rubio, quien recibió por supuesto una mirada fría de parte del minino negro — No voy a ir yo por ella Sasuke ¿Quieres ir? vas por tu correa. Así que voy a contar hasta tres, si no estas en ese tiempo listo te quedas— Deidara cruzo los brazos sobre su pecho — uno...

Sasuke gruño pero fue por su correa.

Deidara se sintió superior y dibujo una sonrisa de satisfacción en su rostro.

Quince minutos después Deidara entro al área de estacionamiento del centro comercial. Coloco la correa a Sasuke y entraron juntos.

Deidara fue por los cereales de Itachi y los suyos, Sasuke maullo un par de veces sobre sus brazos y se removió — De acuerdo ve por lo que necesitas y te veo en la caja, no tardes o te quedas — Y así Sasuke corrió por los pasillos y Deidara fue por lácteos.

Cinco minutos después Deidara ya pasaba los productos por la barra de cobro pero no veía al felino aparecer por ningún lado.

—¿Lo que su gato trae en el hocico también lo cobro joven?

Deidara giro para ver a la cajera, quien lo miraba sonrojada y luego miro a Sasuke.

El rubio sintió su rostro arder.

Eran condones y como el gato seguro no pudo con la caja, arrastro la tira por todo el pasillo.

Deidara se mordió el labio y le tendió la tarjeta a la chica.

—Sí, eso también lo llevo, gracias — susurro y nunca volvió a mirarla a los ojos. Cargo las bolsas y a Sasuke y se alejo a paso veloz.

—No puedo creer que me hayas echo pasar por esa vergüenza — Deidara se abrochó el cinturón de seguridad. — ¿Para que quieres condones? ¿Donde viste eso? — Suspiro. — mira gato, no se lo qué tu y Naruto están pensando, pero, uno, esto no te sirve, dos, necesitas llenar esto —saco y desenrollo el látex — y, por último, si quieren hacer cosas sin tener más gatitos, entonces la única opción es la castración.

Sasuke bajo la cabeza.

Deidara se conmovió un poquito.

—Hagamos esto, vamos donde Hinata y preguntamos sobre algún método, no se pastillas o esas cosas que usan las mujeres, solo qué... Al final serán métodos para Naru y bueno... No quiero ser pesimista, pero, te va a mandar a la miau ¿entienes eso no?

Sasuke subió al regazo de Deidara y le dio cabezazos suaves en su estómago

—¡Jo! No gato, yo no voy a ser tu intermediario, bastante hago con intentar te vuelen las bolas, pero puedes pedírselo a Itachi. No pierdes nada.

Los dilemas de un gato gruñón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora