La Familia de Naruto

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Deidara corrió tras Naruto.

En verdad, estaba siendo guiado por el felino.

El viento era bastante fuerte y el pequeño gato corría empapado pero no se detenía ni para coger fuerzas.

Sintió su pecho hincharse de orgullo. Si antes no quería adoptarlo ahora no pensaba deshacerse de él.

Naruto se detuvo cerca de un contenedor de basura y se perdió en un hueco que había en la pared.

—¡Kyubi! — grito Deidara y se agacho para ver por donde había entrado.

El hueco no era muy grande pero si lo suficiente como para asomar la cabeza y ver que había en el interior de la pared, dos gatos adultos, tres pequeños y un mapache, fue lo que alcanzo a contar antes de levantarse y esperar a que su gato saliera y decidiera que debían marcharse, ninguno de los gatos ahí dentro parecía estar pasándola mal, así que quizá Kyubi se tranquilizaría y podrían regresar a casa, aunque ya que se encontraban por ahí, seria bueno quedarse en el departamento de Itachi.

Mientras tanto en el interior del edificio abandonado Naruto les relataba sus últimas aventuras a sus amigos, verlos en buen estado con comida suficiente le tranquilizó, lo que si le pareció extraño fue encontrar a Gaara en el interior, el mapache se encontraba recostado sobre un trozo de tela cuándo él llegó, se acerco pero no lo despertó.

—Pensamos que algo malo te había sucedido Naru, estábamos por organizar una búsqueda junto a tu amigo el mapache. — dijo el gatito mas gordo del lugar Chouji.

—¿vas a quedarte o te iras con el humano? — pregunto Shino

— Por hoy regresare con él, fue muy bueno al entender lo que quería. —respondio animado el rubio.

—Yo opino que deberías pensarlo bien Naru, tener un humano te da techo, comida y una familia rara pero al fin familia, además por instinto nosotros desaparecemos y ellos nos reciben como si nada — dijo en tono conciliador, Kakashi e Iruka cuidan de nosotros, después de todo son los adultos, yo creo que ya es hora de que tú te preocupes por ti. —finalizo ten ten, y ronroneo apegándose al rubio.

Naruto bajo las orejitas y la cola — pero yo no quiero irme, crecí aquí, los conocí a todos ustedes en este lugar y hemos pasado por momentos divertidos y difíciles — Naruto ahogo un maullido de tristeza.

—¡oye, nadie te esta echando de esta familia baka! — exclamó ten ten — yo dije que traigas comida de ese humano y cosas que podamos ocupar mientras finge ser un doméstico lindo y agradable — finalizo dándole un golpe con la cola. — eso es por bobo.

Naruto levanto las orejas y la cola y rodó con ten-ten por un par de segundos, hasta que Gaara le llamó un poco sorprendido de al fin verlo por ahí.

—Naruto has vuelto — se acerco sigiloso pero con porte confiado. — me alegró mucho — y el mapache movió la cola feliz.

Luego de explicarle a Gaara la situación decidieron salir juntos, Gaara para irse a su hogar junto a sus hermanos y Naruto con su ahora dueño.

—Cielos, creí qué solo había gatos por aquí, pero veo que hasta mapaches hay en tu selecto grupo de amistades — Deidara miro al mapache y su mirada le dio un poco de miedo. — el viento a disminuido y aún es temprano, ¿quieres ir a ver a Sasuke? — preguntó a Naruto — yo si quiero ir a ver a Itachi — agregó mientras su cara enrojecía.

Gaara gruño ante la mención del gato negro.

— te veo otro día Naru — se despidió el mapache.

—¡vendre todos los días ttebayo!

Deidara abrió la puerta del departamento y encontró todo silencioso, dejo a Naruto en el suelo y Sasuke de inmediato apareció para recibirlo, ambos comenzaron a rodar y a saltar por el tapete de la sala. Él continuó por las escaleras y marco el número celular de Itachi mientras subía.

—Dei, que sucede amor ¿estan bien? — preguntó Itachi, ignorante de que su novio estaba a casi seis metros de la puerta de la habitación.

Deidara levanto una ceja desconfiado del tono calmado evidentemente falso de su novio, así que decidió ponerlo a prueba

—Estoy bien ¿tu que haces?

—Viendo la televisión en la sala con Sasuke

Deidara parpadeo incrédulo

—Bueno entonces deberías venir aquí y hacernos compañía — dijo molesto el rubio.

Itachi se sorprendió por la información — ¿ya no esta Sasuke en las escaleras? Itachi asomo la cabeza.

Deidara elevo una ceja y realizo una pregunta muda con solo mover la cabeza, Itachi salió con una benda en el brazo.

Deidara dejo de estar molesto para acercarse a él y tocar la venda con los dedos —  Qué te sucedió, Ita — dijo tocando la herida.

El azabache le dijo a cerca del comportamiento primitivo de su mascota.

Sasuke seguía jugando con Naruto sobre los muebles de la sala, de pronto el silencio se vio interrumpido por la carcajada de Deidara, asustando a ambos gatos que salieron disparados a ocultarse bajo los muebles de la sala.

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Kabuto  entró por la puerta de mascotas y se aseguró primero de que no estuviera la loca dueña de Orochimaru, esa mujer de grandes senos le daba miedo, aun no entendía por que su jefe permanecía con ella si era una veterinaria borracha.

Aquello era una exageración, por qué Tsunade era una buena mujer que sí, tenía una adicción con el alcohol pero no se embriagaba, era una bebedora social, como decía la clasificación de los alcohólicos anónimos, tenía licor en casa y en la clínica para el estrés según ella, había recogido a Orochimaru luego de encontrarlo deambulando por las calles con una fuerte infección en la piel, lo había llevado a su clínica y luego de curarlo termino adoptándolo, le cuidaba, alimentaba y consentía, el gato era muy huraño y ella lo atribuía al maltrato que sufrió con sus anteriores dueños.

—Orochi— llamo Kabuto con las orejas bajas por si aparecía Tsunade.

—Te he dicho que no me llames Orochi estúpido, eso es tan asquerosamente cursi.

Kabuto sonrió burlón — es qué así te dice la humana ¿por qué me has llamado? — preguntó mientras se dirigía al plato de comida que Orochimaru no se término.

—Encontré al gato rubio, vive con el loco de Deidara — el gato pardo, se comenzó a ahogar con el trozo de Whiskas que tenia en la boca ante la mención del moldeador de arcilla

—¡Ah, no Orochi, ni loco me meto en ese departamento la última vez casi me diseca el loco ese! — Kabuto cayó en cuenta de sus palabras y abrió los ojos asombrado y agregó en un medio grito — ese gato rubio ¿como es que sigue con vida? ¿No se supone que al maniático ese no le gustan las mascotas?

—No lo sé, pero me ganare su confianza y luego tú me ayudarás con mis planes, ese gato tiene que ser mío.

Los dilemas de un gato gruñón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora