Capítulo 10 - El que se ama de más.

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 — ¡¿Qué deseas?!

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— ¡¿Qué deseas?!

— Shhh... No comas ansias mi pequeño Shaka —sonreía—. Las cosas que valen la pena son aquellas a las que más tiempo hay que dedicarles. Por el momento sólo he pasado a saludarte.

— No es algo que me alegre mucho —hablaba por lo bajo y entre dientes.

— Esa situación no fue causa mía. Sólo cumplí con mi trabajo.

— ¡A caso no tenías el control! —lo señalaba molesto.

— ¡No me levantes la voz! Recuerda con quién estas hablando. No tengo por qué darte explicaciones de nada.

— ¿Por qué yo? —agachaba la cabeza, triste.

— No te creas especial. Así se dieron las cosas. Ahora afronta los hechos, y disfruta de lo que ellos no pudieron.

— Todo de ese día, sigue vigente en mi memoria, no se desvanece —cayó de rodillas al suelo.

— Eso depende de ti, hombre más cercano a Dios —lo observaba con superioridad —. Hay que admitir cuando uno tiene la culpa.

...

— No había visto antes una coloración de ojos así —mencionaba mientras homogeneizaba una masa amarillenta que batía tranquilamente—. Digo, Kiki tiene los ojos lilas, pero los de ella.

— Son lindos, y bastante particulares  —respondió Aldebarán en lo que calentaba una sartén.

— Por cierto, ¿quién ganó la apuesta? —Milo seguía con su tarea.

— Bueno, Aioros dijo que serían cafés, Shura dijo azules, tú mencionaste verdes, Mu, cafés claros, yo color miel, y Kiki... —se quedó en silencio.

— ¡Rayos! Nos ganó un niño de 4 años —mencionaba resignado.

— Tendrá que dividir el dinero.

— ¿Por?

— Recuerda que obligaste a Camus a participar, y sólo por salir del apuro, dijo que serían del color que dijo Kiki.

— Qué suerte tienen los que no se bañan. ¿Así está bien? —mostró la mezcla al brasileño.

— Sí. Quedó genial. Ahora coloca una pequeña cantidad en la sartén.

...

— ¿De verdad te gusto?, o ¿sólo llamo tu atención? —caminaba de un lado a otro de la habitación mientras la mecía.

Ella no le quitaba la vista de encima, a pesar de mostrar signos de sueño y cansancio, no cedía y pestañeaba pocas veces.

— Debería ignorar lo que dice Milo —piensa un poco —. Si normalmente lo hago, ¿por qué no ahora? Eres una bebé. No sabes nada de estas cosas, seguramente solo llamé tu atención. Los pequeños tienden a ser muy curiosos —en realidad trataba de convencerse a sí mismo de que era eso.

12 hombres y un bebé (Caballeros Del Zodiaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora