¿En qué se quedó...? (doce historias).

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¡Felices fiestas! ( suuuper atrasado)

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¡Felices fiestas! ( suuuper atrasado)

(Esta parte no modifica ni es oficial en la historia original, sólo es por las celebraciones actuales).

...

— Y fue entonces cuando la pequeña Belén se vio atrapada en una monumental máquina que se encargaba de clasificar los regalos como frágiles, tratándolos de una manera no tan delicada que digamos —contaba el ariano a los más pequeños del Santuario. Los tres se encontraban sentados sobre el suelo, observando los movimientos de los demás, yendo y viniendo atareados.

— ¡Mu! ¿No podrías ponerte a hacer algo de provecho? Tenemos el tiempo encima y ni siquiera hemos terminado de adornar las doce casas.

— Death, no es mi culpa que no hayas asistido a la reunión de la mañana donde todos se dividieron los quehaceres, yo fui el elegido para cuidar y entretener a los niños por un rato mientras los demás se encargan de los arreglos. A ti te dejaron lo "más pesado" porque no te dignaste a aparecer antes —habló tranquilamente.

— No es mi culpa haberme quedado dormido —gruñó para después retirarse a seguir con sus labores.

— ¿En qué estaba?

— Está atrapada en una maquina que clasifica regalos —respondió Kiki.

— Es verdad —aclaró su garganta—. Aldebarán, su padre, se encontraba muy ocupado clasificando, recibiendo y acomodando regalos y tarjetas de felicitaciones, por lo tanto, no se dio cuenta del aprieto en el que se había metido la niña. Antes de que ella llegara hasta el gran sello que tenía escrito frágil, sintió que alguien tiró de una de sus piernas, y la sacó sin tapujos de aquel lugar. Ese tipo se hallaba disfrazado para no ser reconocido, el problema es que no se dio cuenta de que su máscara se encontraba en el suelo, y cuando la niña se dirigió a él para agradecerle, se sorprendió al darse cuenta de quién se trataba.

— ¿Y quién era? —preguntó el niño, él y la pequeña estaban completamente entretenidos con el relato de Mu.

— "¡Soy el Grinch de Capricornio!". Gritó el hombre —fingió la voz, haciéndola parecer a la de Shura, ambos niños rieron por eso—. "Yo no te salvé". Refunfuñó el peludo y verde ser. "Sólo me di cuenta que estabas mal envuelta".

— No —la taurina abrió los ojos con sorpresa.

— Con mucho papel de envoltura la cubrió de pies a cabeza, y le colocó un moño enorme al final, después, salió de ahí sin ser visto por nadie más, seguido por su fiel amigo. Luego de eso...

— ¡Mu! —una voz distante lo interrumpió—. ¡Mu de Aries! ¡Necesitamos tu ayuda aquí!

— ¡Señor, pero estoy entreteniendo a los niños!

— No te preocupes, Mu, yo continúo por ti —se acercó el de Sagitario—. Puedo estar libre por unos minutos, ve a ayudar mientras —esperó a que el leumuriano se levantara y se fuera hacia donde lo habían llamado—. ¿En qué se quedó con la historia? —preguntó, colocándose entre los niños. En realidad ni sabía cuál historia era la que les estaba contando el guardián, pero qué más da.

12 hombres y un bebé (Caballeros Del Zodiaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora