Capítulo 54 - Prometida.

351 35 29
                                    

— Milo nunca cambia —negó resignado el de la tercera casa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— Milo nunca cambia —negó resignado el de la tercera casa.

— No puedes pedirle a Milo que deje de ser tan Milo —alzó los hombros al responderle—. Ahora mismo me intriga más el para qué nos necesita Shion que la falta de tornillos de Escorpio.

— En eso estoy de acuerdo contigo, Aioros.

— ¡Al fin estamos de acuerdo en algo! —celebró.

— No te emociones, Aioros —sus brazos se cruzaron sobre su pecho, y en su rostro, una mirada molesta observaba al castaño—. Y menos como la última vez.

— Bueno —habló con simpleza, emprendiendo camino escaleras arriba.

Géminis creyó al fin que había ganado una, en esa ocasión no discutirían por tonterías, pero se equivocó.

Antes de seguir con su andar, se detuvo a medio escalón y se giró un poco, viendo al de hebras azules por el rabillo del ojo y sonriéndole después.

— Amigo, creo que tienes mala memoria, la última vez que alguien de los dos se emocionó de más, fuiste tú.

Y ahí estaba de nuevo, con la boca llena de razón, una sonrisa sincera y una mirada despreocupada. Cómo lo detestaba.

Ahora ambos estaban caminando—. Estaba borracho —ha sido la excusa más tonta que ha dado en su vida, pero sin duda era verdad, y aunque nunca lo aceptaría, le agradece a Sagitario haberse aparecido ese día,  justo en ese lugar y en ese momento.

— No estabas borracho, sino ahogadísimo en alcohol. No preguntaré tus razones, ni por las que te emborrachaste ni las que te hicieron actuar después.

— Todavía creo que no me has contado todo lo que hice o intenté hacer estando ebrio.

— Nada del otro mundo ni de gran importancia —negó sonriente—. Deja de preocuparte por pequeñeces y apurémonos.

...

Parado frente a la enorme puerta del templo de Athena, se encontraba distraído, delineando las comisuras de la entrada con la vista, ahora se percataba que todas terminaban en un sólo punto, entonces comparó la situación con aquello; por más vueltas que le de al asunto, todo llega a donde mismo, tal vez no como ocurrirá en minutos futuros, pero terminará como supone, como desea que termine.

¿O a caso...? ¿El lugar donde se une todo es el inicio, extendiéndose después, dando un sinnúmero de posibilidades al futuro? Suena muy abrumador, tanto que no se atreve a pensarlo de otra forma, ¿por qué demonios debería terminar distinto a lo que cree?

— Tu no piensas así, Mu —se regañó casi en silencio.

¿Desde cuándo empezó a ser soñador y dejó de ser realista?... Seguramente desde que se acostó con otro hombre por primera vez.

12 hombres y un bebé (Caballeros Del Zodiaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora