Capítulo 14 - Lo siento.

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Les dedicó una última mirada a los muchachos y se retiró seguido de Shina

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Les dedicó una última mirada a los muchachos y se retiró seguido de Shina.

...

El gran toro no lo soportó más, se desplomó de rodillas en el suelo, llorando.

Silencio.

No había nada que expresar con palabras siendo sus gestos tan claros. Mu dio unas cuantas palmadas en la espalda del más alto para después ayudarlo a levantarse y luego abrazarlo, sollozando.

Aioria estaba desconcertado, y al igual que Shura, no lloraba, pero era obvio que su sentir no  se encontraba en buenas condiciones.

Deathmask, se mantenía neutro y estático, no había nada en él que delatara lo que estaba sintiendo en ese momento, nada excepto las constantes gotas que salían de sus orbes cobalto.

¿Milo? Bueno, Milo aún observaba el camino que había recorrido el patriarca con su niña, no tenía ánimos de llorar. Sentía... En realidad, ni sabía lo que sentía. Serio se mantenía hasta que algo cruzó por su mente, en un abrir y cerrar de ojos, ya se encontraba fuera, dirigiéndose a algún lado.

Al sentirse así, y sin saber qué hacer, sin tener nada claro al haber sido todo tan repentino, comenzaron a disgregarse; Death, Shura y Aioria fueron en silencio a sus templos, Mu acompañó a Aldebarán a Tauro, pues no se sentía para nada bien.

...

— Descansa un rato, Alde —lo ayudó a sentarse a los pies de su cama.

— No necesito eso. Yo debo...

— Tú debes descansar. Esta situación es muy delicada, y nos cayó de sorpresa a todos —retiró las cobijas que cubrían la cama—. Si vamos a hacer algo al respecto. Que sé que sí. Tenemos que estar al cien por ciento de nuestra capacidad en todos los sentidos. Y estar dispuestos y conscientes de lo que vendrá. Es algo serio, aunque no lo parezca.

— Lo sé. Pero aunque quiera, no podré descansar teniendo tantas cosas en la mente —comenzó a recostarse en el colchón mientras seguía con la charla.

— Puedo ayudarte con eso, amigo —colocó uno de sus dedos pulgares en la frente del muchacho, acto seguido el de mayor altura había quedado profundamente dormido, tenía completa preocupación marcada en el rostro—. Descansa —y se retiró a Aries.

...

Estaba a las afueras del onceavo templo, al entrar se encontró con partes del cloth perteneciente al guardián de la casa, esparcidas por el suelo.

Suspiró y caminó al lecho del francés, donde seguramente se encontraba.

Al darse cuenta del bulto sobre la cama, sonrió con tristeza mientras se recargaba en el marco de la puerta—. Oye viejo, y luego me regañas a mi diciendo que no me fijo en dónde pongo mis cosas, y que tengo un desorden en Escorpio.

12 hombres y un bebé (Caballeros Del Zodiaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora