Capítulo 39 - Dudas.

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En calma, caminaba recto hacia un punto fijo señalado mentalmente por él mismo

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En calma, caminaba recto hacia un punto fijo señalado mentalmente por él mismo. Sus movimientos, respiración, podría jurar que hasta sus pensamientos, eran observados atentamente por el más longevo en la habitación, que posaba su juvenil cuerpo sobre un gran trono, al que tenía derecho por ser quien era. Se detuvo al quedar cercano ante el mayor, realizando una reverencia en saludo y respeto.

— ¿En qué puedo ayudarte caballero? —resonó su voz autoritaria.

— Quería saber, ¿usted puede ayudarme a disipar algunas dudas? —habló sin inmutarse luego de haber regresado a una postura erecta.

— ¿Dudas? El caballero Shaka de Virgo, ¿posee dudas? —su asombro levemente se vio.

— Todo el mundo tiene dudas, no entiendo, ¿por qué yo no las tendría?

— No eres el tipo de hombre que se deja llevar por algo tan humano.

— Hay veces que ni alguien como yo puede evitarlas.

— Bien. Dime, ¿cuáles son esas dudas que te aquejan? —se removió para quedar más cómodo en su lugar sin perder la postura.

— Principalmente es sobre la niña.

— ¿Qué hay con ella?

— Temo que ha llegado en lugar de Athena.

— Explícate.

— Entre nosotros, la nueva reencarnación de la diosa Athena ya debería existir, en cambio, sólo se encuentra una bebé humana que ha acaparado la atención de la mayoría de los Santos dorados, haciéndolos olvidar el porqué de su vivencia aquí.

— ¿Y crees que tiene qué ver la presencia de Belén el que no esté Athena aún en el Santuario?

— Así es. ¿Lo ha pensado así en algún momento?

— Lo hice desde un principio. Es por eso que trate de alejarla, no sólo de ellos, sino también del Santuario. Para evitar, precisamente lo que está comenzando a ocurrir —llevó una mano a su barbilla, pensando.

— Pero si le afectó después el haberse enterado que ella...

— Lo sé —interrumpió— Y créeme, no haré nada que atente con el bienestar de esa bebé, pero sería irresponsable anteponerla a Athena.

— ¿Dejará que esto siga su curso?

— Hay algo a nuestro favor.

— ¿Señor?

— Su madre. Al final, ellos no tendrán otra opción que entregarla al lugar y a la persona al que realmente pertenece.

— ¿Lo cree así?

— Puedo asegurarte que así será.

— Entiendo —a pesar de ello, no se sentía del todo convencido.

12 hombres y un bebé (Caballeros Del Zodiaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora