Capítulo 60 - Mi papi dice que...

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La cara de concentración que había llevado la menor desde Piscis hasta Libra se esfumó por completo, su rostro era un reflejo de alegría, paz y ensoñación

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La cara de concentración que había llevado la menor desde Piscis hasta Libra se esfumó por completo, su rostro era un reflejo de alegría, paz y ensoñación.

Siguió caminando a tientas hasta llegar a Tauro.

Se detuvo al ver que la puerta de enfrente estaba cerrada, y su mueca cambió cuando divisó a su padre recargado en un pilar, temblando con nerviosismo y sudando exageradamente.

— Papi —le llamó en cuanto lo tuvo cerca.

— ¡Shhh...! —silenció mientras dirigía su mirada a la puerta que él mismo había cerrado minutos antes—. Habla más bajo, te va a escuchar —susurró.

— ¿Quién? —no entendía porqué Alde estaba así.

— ¡Shhh...! —estaba más nervioso.

— ¡Sé que hay alguien ahí! ¡Te he escuchado! Por favor, ¿puedes abrirme? Vengo en son de paz —llevaba parada frente al templo casi cinco minutos. El caballero de la primera casa le había dicho que el brasileño sí se encontraba en Tauro, pero tal parece que se equivocó.

— Es Lucy —sonrió. Caminó en dirección a la entrada con la intención de abrirle, pero el mayor la jaló gentilmente del overol de mezclilla que llevaba.

— Espera, chamaca. Ella no debe saber que estoy aquí.

— ¿Por qué? —ladeó ligeramente la cabeza hacia un lado.

— Porque sí.

— ¡¿Belén?! ¡¿Estas ahí?! ¿Podrías abrirme, por favor? —se escuchó desde fuera.

— ¡Ay...! D-dile que no estoy, que fui al pueblo a comprar algo.

— Está bien —entregó su maceta al más alto y caminó hacia la puerta. Abrió sólo un poco, dejando el suficiente espacio para que se viera su rostro.

— Sabía que había alguien —habló más feliz—. Me alegra verte.

— También a mi —sonrió—. ¿En qué puedo ayudarte?

— ¿Está tu papá aquí? Ayer vine casi en la noche y nadie salió a recibirme, tuve que regresar a casa.

— Seguro ya estaba dormido.

— ¿Tan temprano?

— A veces hace eso cuando la noche anterior se desvela viendo películas que no me deja ver con él.

— S-seguramente son para adultos.

Dentro del templo está Aldebarán cubriéndose la boca para no intervenir.

— No. Son película para niños, de hecho la mayoría las compra para mi y es él el que termina viéndolas a cada rato.

— ¡Uff! Digo, qué bien que las disfrute también. Pero no me has contestado, ¿él está aquí?

12 hombres y un bebé (Caballeros Del Zodiaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora