1,2,3... Nada

104 4 0
                                    

Harry.

¿Como diablos regresaría a casa? No lo sabía, mi mente buscaba soluciones pero aún así no las encontraba.

En la entrada ví asomarse un auto, parecía el auto de un joven empresario al cual le llovía mujeres por montones. Tomé compostura y me pare en la entrada principal.

-Buenas noches caballero, ¿desea que estacione su auto por usted?- pregunte con una gran sonrisa.

- ¿Acaso hay estacionamiento?- dijo bajando un poco más el vidrio polarizado del auto.

-Si, de hecho si.

-Con cuidado- dijo el joven con arrogancia y bajo de este entregándome las llaves. Tomé las llaves como un niño emocionado con un dulce y subí al auto en donde estaba una señorita, me miro con superioridad y bajo.

En cuanto miré que entraron, arranque cómo alma que lleva el diablo, conducí hasta la fuente en donde se encontraba mi auto, me aparque a un lado de este y baje, revise la parte de adentro y todo estaba en orden, abrí la puerta pero esta no estaba abría, tomé mi pelo con frustración ante la situación, ¿porque a mi? Este tipo de cosas solo me pueden pasar a mi.

Inhala, exhala.

Forzar la puerta no es mala idea, pensé.

Intente abrirla, 1, 2, 3, 4... Nada.

Maldeci a Madison mil veces mentalmente, lo único que podía hacer era o romper el vidrio o romper el vidrio, ¿pero como encendia el auto?. Miré nuevamente al interior de este y... ¡Bingo!. Las llaves estaban en el asiento delantero del auto y por primera vez desde que me levanté me sentí el hombre con la mejor suerte en los peores momentos del mundo.

Me saque la camisa y me enrrollo en el brazo para así protegerlo, tomé fuerzas y rompí el vidrio, el auto comenzó a sonar, llamando la atención de todos, rápidamente abrí, sacudí el asiento y entre.

Arranque lo más rápido que pude y me dirigí a casa.
Madison tendrás un castigo.

(...)

Al llegar, baje del auto lo más rápido que pude y entre a la casa.

-Madison- grite su nombre, una, dos y tres veces.
Subí a la segunda planta y busque en todas las habitaciones, llegue a el cuarto de Niall y lo ví relajado, durmiendo, su rostro emanaba relajación y tranquilidad, realmente ​ lo envidia.

No sabia que era peor, que Madison este perdida o que mi teléfono lo tenga ella.
Con poca esperanza entre a mi habitación, miré a mi alrededor y no, no había nadie, unas risas comenzaron a resonar en la planta baja de la casa, rápidamente corrí a las escaleras y comencé a bajar de a brincos, fui por la cocina y después por la sala pero nada, busque en toda la planta pero nada, las carcajadas comenzaron a sonar de nuevo y esta vez el la planta superior. Cerre los ojos con frustración, tratando de calmarme y no desesperarme, mi mente estaba jugando conmigo mismo y lo único que podía pensar era:

Tengo que pensar como Madison, ahora tengo que actuar como Madison.

Comencé a subir para encontrarlas, mientras trataba de pensar en donde puede estar Madison.
Al llegar a la segunda planta miré a mi alrededor y de reojo miré a Madi, en su habitación. Corrí a la habitación y al entrar mire a mi alrededor, nada, podría jurar que la miré y estoy seguro que lo hice, me senté en la cama y suspiré con frustración.

Me acosté y cerré mis ojos, tratando de saber en dónde diablos puede estar ella.

¿Niña Mala?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora