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Dolió, duele y lo único que pienso es en devolver el golpe pero no vale la pena, Bob quedo estático y yo simplemente decidí salir.

Baje con rapidez las escaleras, me encontré con Harry apoyado sobre el marco de la puerta, supongo que esperando a Bob.

—¿Madison que te paso?— Pregunto preocupado y acercándose a mi.

Lo ignore, lo esquive y salí, el frío viento golpeaba a mi rostro sin piedad, no le tome importancia el hecho de no tener un suéter y estarme congelando. Comencé a caminar sin rumbo alguno, no tenía a nadie, la soledad de nuevo me invade y decido ir por un café no sin antes revisar mis bolsillos, afortunadamente tenía el suficiente dinero para un banquete entero.

Coffis life el establecimiento con el café más rico que he probado y que más rico la he pasado con Jade.

Jade, no se cómo puede estar Jade.

Al entrar el calor me invadió, camine a la mesa que usualmente tomaba con Jade pero esta estaba ocupada, una chica rubia con la compañía de un chico que se me hacía muy conocido se encontraban ahí, me acerque para tomar la mesa siguiente y me sorprendía cada vez que me acercaba, Liam reía y tomaba la mano de la muchacha que reía por razones desconocidas, seguido el castaño le robo un beso el cual los dos parecían disfrutar.

No me sorprendió ver a Liam en esa situación, es un chico atractivo y ni me importa si tiene novia o no, decidí saludar.

—Hola Liam— me acerque a él aún sin ver el rostro de la chica.

—Madison— me saludo con poca gracia.

La sonrisa de Liam se apagó y la mía también al ver quién era su acompañante, Jade permanecía estática, con la boca entreabierta.

—¡Madison!— Jade me abrazó.

—¿Jade?— pregunte con confusión.

No sabía que sentir, me sentía bien por volverla a ver, pero mal porque ella no intento comunicarse conmigo.

—¡Wow! — la rubia tocó mi vientre y me miró a los ojos— dime qué conoces al papá.

Reí y asentí.

—Es un idiota— comenté— es un empleado de Bob — alce mis hombros.

—¿Bob?— Jade estaba confundida—¿Tu difunto padre?

—Lo que más quiero en esta vida es que este muerto— dije y seguido mire la reacción de Jade.

—¡Esta muerto!— exclama la rubia.

—Está vivo el mal nacido— gire los ojos y Jade abrió su boca.

—No me digas, uno se va de esta ciudad y hasta los muertos siguen vivos.

Liam y yo fruncimos el ceño y Jade solo negaba con la cabeza mientras bebía su malteada.

—No le prestes atención, desde que llegó a Nueva York solo dice incoherencias— Liam parecía estar acostumbrado a ese tipo de comentarios.

—Un día la encontré cepillando sus dientes con su dedo índice y le sugerí utilizar el cepillo, me mandó al diablo diciendo que la "acostumbracion" la tenía así— Liam hizo comillas en el aire.

—Jade...— la llamé en tono de advertencia.

Jade de pequeña acostumbraba a morder sus uñas, ella era traviesa y siempre jugaba con tierra eso hacia que el mal hábito que tenía sea un riesgo para su salud, por ende su madre recurría a poner crema dental en los dedos de la pequeña Jade. La rubia dejo de jugar con tierra y paso a jugar con crema dental siempre que podía, se le volvió costumbre y ahora siempre trae un pequeño tubo de crema para comerla de vez en cuando.

—Dame la crema— pedí y estire mi mano.

—Obligame, perra— Jade me miró desafiante.

Me tire hacia ella y trataba de buscar en sus bolsillos mientras estaba encima, pare de forcejear cuando sentí una pequeña presión en el vientre, me levanté y mire como Liam me miraba asustado.

—Liam debes de acostúmbrarte a estos ataques animales de mi amiga y yo— Jade dijo entre risas.

Yo reí pero no con tanta gana, me estaba doliendo el vientre, aún así Liam seguía asustado.

—Ya quita esa cara de idiota— dije con fastidio.

—Madison no seas grosera, es la única que tiene— la rubia me miró mal y su rostro también cambio.

— Ahh perdón— le seguí la corriente.

—¡Madison Lawrence!— Liam grito mi nombre— ¡Te está sangrando el aparato sexual!

Mi mirada bajo y fue entonces cuando sentí como algo caliente se escurría entre mis pantalones, era sangre.

—¡Se llama vagina, Liam!— Jade grito.

Los dos estaban estáticos y Liam parecía querer desmayar, me daba gracia y quisiera tomarles una foto de recuerdo pero más importante era mi bebé que no dejaba de patear mi vientre.

Camine lentamente a la salida, quería tomar un taxi, los chicos me siguieron, tomamos un taxi y fuimos al hospital, otra vez.


¿Niña Mala?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora