Capítulo 16.

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Aquella mañana cuando desperté, Simón seguía dormido y no pude evitar quedarme mirándolo.
Y es que no había visto a persona tan adorable como él al dormir.
Sin evitarlo una sonrisa tonta se me dibujó en la cara, al pensar en todo lo que este chico me hace sentir, me hace vivir y esa intensidad.
Ni en mis mejores fantasías pensé que viviría todo esto, y sin duda la imagen la realidad ha superado las expectativas que tenía con Simón.
Es que es tan increíble, tan adorable a la vez que sexy, tan divertido a la par que centrado, tan rarito como pasional... Y sin duda estaba enamorada de cada una de sus formas de ser.

—Buenos días. —me saluda Simón con esa preciosa sonrisa al despertar.

—Buenos días lindo. —le doy beso en los labios.

—Al final, fue mejor idea quedarme aquí contigo.

—Lo sé... Isaza no creo que te los buenos días como yo.

—¿Y cómo me quieres dar los buenos días? —me pregunta con segundas intenciones.

Le miro y me muerdo el labio, con la intención de repetir lo que anoche hicimos, así que comienzo a besarle, con una mano le agarro por la nuca y la que me queda libre, comienza a repartir caricias por todo su cuerpo.
Entonces, me separo de sus labios y dejo besos por todos los lugares que antes habían recorrido sus manos.
Me encanta ver como Simón, por primera vez me deja tomar el mando, y me siento poderosa a la par que muy excitada.
Pero justo cuando voy a disfrutar del amigo de Simón, nos interrumpen.

—¡¡¡¡¡¡Parejaaaa!!!!! —nos grita el que creo que es Villa.

—Tienen 10 minutos para salir de la cama y vestirse, ya tuvieron bastante anoche. —grita Isaza.

—¡Cállense ya! —grita Simón, de mal humor ya que nos jodieron el polvo.

—¡Ya vamos! —grito ahora yo.

—¡No tarden! —vuelve a gritar Villamil.

Así que en contra de nuestra voluntad, ya que ambos queríamos acabar lo que he estado a punto de comenzar, salimos de la cama, nos damos una ducha rápida, y nos vestimos.
Cuando salimos Villa con una cara de felicidad que hacía mucho que no le veía nos recibe y Juan Pablo, como últimamente, estaba embobado con el móvil...

—Buenos días chicos! —les saludo.

—Hey Abi. —saludan Isa y Villa a la vez.

—¿Y mi hermano? —pregunta Simón al darse cuenta de que Martín no está.

—Se quedó en la habitación... Dice que no se siente bien. —responde Villa.

—¿Y eso? —Me preocupo, no quiero que ninguno se me enferme.

—Será de la pizza de anoche... —supone Isa.

—Y que probablemente bebieron un poco más de lo debido... —les respondo, y los dos Juan Pablo callan, ya que he acertado.

—Bueno vamos a desayunar, que no salí de la cama para estar aquí en el pasillo. —se queja Simón, pensando en el no-polvo que nos han fastidiado.

Vamos para el restaurante del hotel, y mientras nos estamos sirviendo, Villa se me acerca.

—Tenemos que hablar. —me susurra cerca del oído en voz baja.

—Vale, después de desayunar. —le contesto.

Aunque cuando me giro, veo que Simón me mira extraño... ¿Ya estamos con sus celos?

—¿Celoso? —le pregunto en voz baja una vez estamos ya sentados.

—¿De que iba a estar yo celoso? —se hace el tonto.

Noches de verano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora