Capítulo 38.

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—Eres una tramposa. —se queja Villa y me quita el mando de la play.

—No soy ninguna tramposa, solo que tengo trucos para ganar. Dame el mando. —Le pido a mi amigo.

Villa se niega y estira el brazo en alto, lo que me impide llegar.
Así que comienzo a hacerle cosquillas al colombiano para conseguir que me devuelva el mando.

—¿Qué pasa aquí? —pregunta Simón no muy contento al ver la escena.

—Pues nada, que Villa me quitó el mando... Dice que hago trampas. —me quejo a Simón y hago un puchero.

—Aprendió de ti. —Le echa las culpas a Simón.

Simón sigue con mala cara, y imagino que está teniendo otro ataque suyo de celos, así que me acerco a él, le abrazo y le beso.

—No seas tonto, te quiero. —Le susurro al oído, y él relaja el rostro.

—Ven, quiero que conozcas a alguien. —me pide ilusionado.

Algo confundida, ya que no sé quién pueda ser, salgo al salón junto a Simón, y entonces veo sentada en el sofá junto a Martín y una chica que supongo que es su novia, a la mamá de los dos Vargas.
Y unos nervios que en mi vida había sentido me embargan al completo.

—Mamá, ella es Abi, mi novia. —me presenta Simón a su madre.

Ella me mira y acto seguido una sonrisa muy amplia se le forma en la cara.

—Encantada de conocerte, soy Juana. —me dice mientras se levanta del sofá y me da un beso en la mejilla. —¿Sabes? Te imaginaba más mayor.

—Bueno, me dicen que aparento menos de los años que tengo. —Le respondo algo avergonzada.

—Es que parece que tienes 14 años y ni eso. —me dice algo borde la novia de Martín.

—¿Y tú quien eres? —Le pregunto en el mismo tono, y es que no tengo ganas de aguantar a otra María.

—Soy Rocío, la novia de Martín. —me responde con aires de superioridad.

—Pues ha sido una gran sorpresa que vinieras. —Le digo a mi suegra, ignorando a Rocío. —Simón no me había dicho nada.

—Es que ni ellos lo sabían. Quería darles una sorpresa y que mejor que hoy. —me responde con una gran sonrisa.

—¿Vendrás a la fiesta de Martín también? —Le pregunto medio en broma.

—Uy, mi hijo no me lo perdonaría en vida, yo me quedo aquí tranquila, prefiero no ver a tanta juventud desmadrandose. —me contesta con algo de sarcasmo.

—Mamá sabes que no me importaría. —Le dice Martín.

—Hijo, voy, pero no puedes probar nada de alcohol. —Le contesta su madre.

—Ya sabes Martín. —se burla su hermano.

—Uy es que tu tampoco ibas a tomar nada... —Le dice Juana a mi novio, haciendo que los dos hermanos pongan mala cara. —¿Tan malo sería no tomar alcohol? —pregunta. —Pero tranquilos, que no iré, creo que ese tipo de fiestas no es para mi.

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Y ahora me veía envuelta en plena comida familiar, Martín había propuesto en salir los 5 a comer para celebrar junto a su madre sus 21 años.

Y sinceramente, todo esto se me hacía muy extraño,  me sentía muy pequeñita en este tipo de reuniones.
No estaba para nada preparada, y aunque la mamá de Simón había sido amor conmigo todo el rato, no estaba cómoda del todo.

Noches de verano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora