Capítulo 33.

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—¿Dónde habéis estado toda la mañana? —pregunta Villamil cuando llegamos al restaurante para comer.

—¿De verdad quieres saberlo? —Le pregunta Martín a Villa pensando mal.

—Son unos malpensados... —niego con la cabeza— Es que vino Pedro y bueno, digamos que estoy a prueba. —les explico la noticia.

—¿Qué Pedro? ¿Nuestro manager? —Pregunta extrañado Juan Pablo.

—Si... —Le contesta Simón —Y quizás despida a Abi, por culpa de Esther.

—¿Cómo? —pregunta indignado Villa. —Pienso hablar ahora mismo con él, ¿Dónde está?

—No Villa, no vale la pena... Sólo tengo que demostrarle que valgo para esto.

—Pero Abi, si es por la "pelea" con Esther, no veo justo que te despidan. —dice ahora Camila.

—Pues entre todos haremos que te quedes. —me dice Martín con su bonita sonrisa.

—Con lo contentos que estamos todos de tenerte... —comenta ahora Villamil.

—Sobretodo el Monchi. —se ríe Isaza, con segundas intenciones.

—¿Por qué siempre todo lo lleváis al mismo tema? —pregunto riendo, algo indignada.

—Pues porqué son como las zorris, pero en hombres. —me contesta Cam.

—Las zorris estamos más locas. —le contesto riendo a Cam.

—Me gustaría saber quienes son esas zorris. —dice Isaza.

—¿Os acordáis de Noah? La chica que os presenté en Tarragona, pues es una de ellas. —les explico, y me causa curiosidad que en cuanto la nombro Villa me mira atento... Lo que me hace preguntar, que tal le irán las cosas con ella.

—Y somos muchas más... Y de muchos países.... Vamos a conquistar el mundo! —dice Cam en broma y yo solo puedo reír.

—¿Pero de qué clase de loca me he enamorado? —comenta riendo Simón.

—De una loca, muy loca, pero por ti. —le contesto y le beso, mientras los otros de fondo gritan "owwww", nos dejan comentarios tipo "váyanse al hotel" o "me subió el azúcar".

Y es que estos momentos de risas y bromas con ellos, eran de esas cosas que no quería perder.
Sin duda, tenerles en mi vida era de lo mejor que me podría haber pasado, y valoraba demasiado este trabajo.
Y sé que ha sido correcta la decisión que he tomado de luchar por este trabajo en lugar de dar el "sí" al papel en teatro.

—Abi. —me llama Isaza, cuando salimos del restaurante.

—¿Qué ocurre?

—¿Podemos hablar un rato a solas? Te invito a un café. —me propone y acepto, seguro que tiene que ver con Camila lo que sea que me tenga que decir.

Vamos hasta la cafetería más cercana, comentando que en dos días es el cumpleaños de Martín y lo que tenemos que preparar para hacerle una pequeña sorpresa.

—Bueno, sé que no me has llamado para hablar del cumpleaños de Martín. —le digo a Isa, cuando ya hemos pedido y nos hemos sentado.

—Y no te equivocas... Necesito consejo con Camila. —confiesa, algo cortado.

—Pff ¿sobre qué? —pregunto, ya que en este momento sé que Cam no quiere saber nada de él.

—Sobre cómo hacer que sea mi novia... —me responde, bajando la mirada.

—Ahora mismo lo tienes complicado... ¿Cómo se te ocurre ligar delante de Cam con la camarera el otro día? —Le echo en cara, algo indignada.

—Le quería dar celos... Pero solo la he cagado más. —me confiesa con arrepentimiento.

Noches de verano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora