Aquella tarde en la piscina, intentaba concentrarme en el libro que estaba leyendo, pero se me hacía imposible, me sentía nervioso, y es que hoy tenía pensado pedirle a Abi que sea mi novia.
Si, ya sé que suena a locura, que es pronto, pero yo al menos tenía claro que sentía hacia ella y me parecía una estupidez actuar como pareja, pero sin poder decir que lo eramos.
En la mañana, junto a Villa, que apoyaba mi decisión y era el único que lo sabía, me había ayudado a hacer un sencillo colgante para Abi, con unas de mis puas.
Quizás sonaba idiota, pero esa púa era especial, ya que fue la púa que usé en el primer concierto que dimos en España, y que desde entonces guardo, ya que considero que a partir de ese momento todo fue hacia arriba con la banda.Y ahora se la quería regalar a ella, a la chica que me había hecho volver a creer en el amor.
Cuando rompí con mi ex, recuerdo que fue de los momentos más duros de mi vida.
Tenía el corazón roto, y creí que jamás volvería a enamorarme, que no encontraría una mujer que volvería a despertar los sentimientos que Angela me provocaba.
Y durante meses fue así, todas las chicas que conocía o los chicos me presentaban, a pesar de que muchas de ellas eran preciosas, no sentía "eso" que necesito sentir para enamorarme.Y entonces apareció Abi, desmontando mi idea de que el amor a primera vista no existe.
Me devolvió las ganas de enamorarme, y esos sentimientos que yo creí que nunca más volvería a sentir, volvieron a mi, mucho más intensos que nunca.
Esa chispa, saltó enseguida dentro de mi, provocando un fuego imposible de apagar.Y es que Abi, es la chica que necesito en mi vida, ya que me complementa a la perfección.
Con ella podía hablar del tema que fuese, ya que o tenía conocimiento sobre eso o me escuchaba atenta mientras yo hablaba, demostrandome sus ganas de saber y una gran inteligencia.
Amaba que aunque de primeras no lo parecía, tenía un lado pervertido muy parecido al mío, lo que provocaba que en la cama ambos nos lo pasáramos muy bien.
Y es que si algo me gustaba de ella, era su cara y su expresión de placer, cuando hacíamos el amor.
Y esos labios, sus besos era algo que me traía loco y que necesitaba hacerlos míos cada poco rato.
Sin duda me gustaba toda ella, sus expresivos ojos, sus mejillas siempre cubiertas de un adorable color rojo, sus labios carnosos, su pelo rebelde, su melodiosa voz, su carácter tierno a la vez que atrevido, tímido al igual que pervertido.Entonces la miro, está tumbada, concentrada en su teléfono, y la imagen que me regala es preciosa.
Lleva puesto un sexy bikini negro, que le queda a la perfección y que, siendo sincero solo me dan ganas de quedarme a solas con ella y quitárselo.
Pero eso no puede ser, así que dejo el libro que leía y le pido a Abi de que se de un baño en la piscina conmigo.
Al principio se resiste, pero acaba accediendo, y es que me apetece estar un rato juntos.
Pero me engaña, cuando me lanzo al agua, ella ni se tira y intenta volver a la hamaca, cosa que no permito, ya que salgo a toda velocidad de la piscina, la agarro en volandas y la tiro al agua conmigo.—A mi no me engañas. —le susurro, ya que sigo sin soltarla.
—Eres el mayor idiota que conozco. —me réplica molesta.
—Y tu una mentirosa.
—Y tu un pesado.
—Y tu una cabezota.
—Te odio.
—Mentira. —afirmo y la beso.
—Que me robes un beso, no hace que te odie menos. —se cruza de brazos aún algo cabreada.
—Entonces te tendré que robar otro beso. —le declaro mis intenciones que no tardo en cumplir, ya que la vuelvo a besar.
—Sois muy empalagosos ustedes dos. —comenta Villa que se acaba de meter al agua, al vernos besándonos.
—Calla Villamil. —le mando y le salpico agua.
Eso provoca que Villa y yo comencemos una batalla de agua en la piscina a la que Martín no tarda en sumarse, aunque tristemente Abi se sale de la piscina y mi plan de estar con ella se ve interrumpido.
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Al fin llegó el momento, ya habíamos terminado de cenar y en un ratito le iba a proponer a Abi que sea mi novia.
—¿Te parece en ir a dar un paseo por la playa? —Le pregunto antes de irnos a la habitación.
—Lo veo muy bien. —acepta sin dudar —Pero quiero helado.
—Trato hecho. —Accedo, sé lo mucho que a Abi le gusta este dulce, así que no me puedo negar a darle algo que sé que le gusta.
Así que vamos a una heladería cercana al hotel, y mientras nos comemos el helado, hablamos de todo, coqueteamos y bromeamos.
Amaba estos momentos con ella cosa que me dejaba más claro que mi decisión era la correcta.—¿Nos sentamos? —Le pregunto, al llegar a un lugar de la playa apartado, donde nadie nos puede molestar.
Ella se sienta y yo me pongo tras de ella, y la abrazo por la espalda.—Me encantas Abi. —le susurro al oído, y comienzo a besar su cuello, cosa que sé que le vuelve loca.
—No me puedes hacer eso y quedarte tan tranquilo. —se indigna.
—Tranquilo no me quedo, te lo aseguro. —le respondo, pensando en la gran excitación que está chica me produce nada más tenerla a mi lado y los nervios que llevo dentro.
Pero Abi, que le encanta provocarme y volverme loco, se gira y se sienta encima mío, rodeando mis caderas con sus piernas.
Posa sus manos en mi nuca y no tarda ni 5 segundos, que ya me está besando.—Eres maravillosa... Enserio. —le digo cuando nos separamos del beso.
—Tu sí que eres maravilloso. —me abraza y se apoya en mi pecho, imagen que me parece de lo más tierna y que me hace ver que es el momento indicado para declararme.
—Abi. —le digo nervioso.
—¿Qué ocurre? —Pregunta confusa.
Y entonces, sin apartar mi mirada de la suya, le digo todo lo que siento.
—Quizás vas a pensar que es un poco locura, que es pronto, pero me parece absurdo atrasar el momento, lo que siento por ti es muy fuerte y estoy muy seguro que quiero estar contigo, así que... ¿Quieres ser mi novia?
Ahora mismo me siento inquieto, con miedo, Abi me mira sin saber que decir, ¿me irá a decir que no? ¿Me he precipitado? Quizás era muy pronto.
Pero tras unos segundos de incertidumbre, Abi al fin contesta, afirma con la cabeza y me da el primer beso, ya como novios, hecho que me llena de felicidad.
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Noches de verano.
FanfictionAbigail tiene 17 años, acaba de terminar las clases y se le ha presentado el reto de su vida: trabajar durante el verano con Morat, su grupo favorito. Ella sin pensarlo dos veces acepta, sabe que junto a esos 4 va a pasar el verano de su vida.