Capítulo 12.

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Me despierto cuando siento unas dulces caricias en la mejilla, y en ese momento me quería morir de amor.
Simón, sin gafas, me miraba de manera muy tierna, su pelo estaba muy alborotado, y una gran sonrisa se dibujaba en su cara, mientras me tenía bien abrazada.

-¿Te han dicho alguna vez que estas preciosa cuando duermes? -me dice cuando ve que he despertado.

-No... tampoco nunca dormí con nadie... como contigo.

-Pues no sabes lo orgulloso que estoy de ser el primero. -sonríe, mientras sigue con sus caricias.

-Puedes estarlo... esto que vivo contigo no lo vivi con nadie... y por eso tengo tanto miedo. —le confieso, y escondo mi cara entre su pecho.

-Pues no lo tengas, todo saldrá bien. -y me besa.

Y le beso, y es que me encantan los labios de este chico. Me encanta todo él y no lo puedo evitar, me gustan sus besos, su maravilloso olor, su pelo alborotado, esa perfecta sonrisa, esas manos de músico experto, su sexy voz y su forma de hacer el amor.

-Eh,Simón desp...-dice Isaza, que acaba de entrar a la habitación, y nos pilla, a mi encima de Simón besandole con toda la pasión del mundo. -Creo que ahora entiendo todo... ya sé de dónde venían los gritos de anoche. -dice riendo, provocando que Simón le tire un cojín a la cara.
Y yo solo me quiero morir de la vergüenza, nos acaban de pillar.

-Juan Pablo, ¿usted no aprendió a tocar la puerta? -le comenta Simón.

-Toqué a la puerta, pero al no recibir respuesta pensé que seguías dormido. -se excusa.

-Pues ya ves que no... ¿Y que querías?

-Para decirte que en 30 minutos nos vamos. -dice y sale de la habitación. Y puedo escuchar como se ríe intenso una vez fuera.

-Que vergüenza, Simón. -le digo tapandome la cara.

-Naaah no ha visto nada que él no haya hecho... además solo nos estábamos besando. -le quita importancia.

-Bueno... pero estamos sin ropa, en tu cama... podría haber malinterpretado lo que estábamos haciendo.

-Ha interpretado lo que pasó anoche... no te preocupes, y venga vamos a vestirnos. -me besa otra vez, y sale de la cama.

Yo me quedo un poco más entre las sábanas, y no pierdo detalle de Simón vistiéndose.

-Deberías de dejar de mirarme y vestirte tu también. -comenta riendo.

-Me gusta verte... eres digno de admirar.

-Me siento muy elogiado, pero nos tenemos que ir en menos de media hora.

Entonces el colombiano viendo que sigo sin intenciones de levantarme, me destapa y me saca de la cama.

-Y ahora vistete. -me manda y me da un pequeño azote en el culo, cosa que le devuelvo.

-Te odio. -le digo en broma, por haberme sacado de la cama, mientras me visto.

-Anoche no lo parecía. -se burla.

-Es que esto va a ratos, a veces te odio y otras no me quiero separar de ti.

-Mmm, espero que los momentos de odio sean pocos... -me dice acercándose a mi, dejando que nuestros labios se separen por escasos centímetros.

-No sé... -susurro antes de acortar distancias y besarle.

-Tenemos que irnos. -me manda Simón, cuando nos separamos del beso. -No quiero que vuelvan a entrar y nos pillen fogosos.

Noches de verano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora