No sé la hora en la que llegamos a Madrid, solo podía decir que me sentía demasiado cansada y triste, apenas había podido dormir, ya que solo pensaba en Simón y en que haga lo que haga, acabaré con el corazón roto.
Por suerte, cuando al fin logré meterme en la cama, el cansancio venció al fin a estos pensamientos y logré quedarme dormida.A la mañana siguiente, un intenso olor a quemado me despierta.
Asustada, doy un salto de la cama y salgo corriendo de mi habitación.Sale mucho humo de la cocina, y allí me encuentro a los 4 Morat intentando arreglar la situación.
-¿Que ha pasado aquí? -grito.
-Mierda... Abi. -escucho que dice Villamil, y los 4 se giran hacia mi, mirándome con cara de "la hemos liado, no le digas a Pedro".
-Eh ¿que ha pasado aquí? -les digo algo mas calmada, ya que con esas caritas que me han puesto, se me hace imposible enfadarme con ellos, además ver que no hay fuego, me ha tranquilizado bastante.
-Pues queríamos preparar el desayuno, moriamos de hambre-se justifica Martín.
-No pasa nada, chicos... pero a partir de ahora, sólo acercaos a la cocina, para comer y fregar platos... cuando sintáis necesidad de cocinar, me encargaré yo. -les digo y ellos asienten, y es que a pesar de no ser la mejor cocinera del mundo, si cocino yo, al menos no hay riesgo de salir ardiendo.
-Pues hoy podrías hacer tu la comida... sorprendenos con tus dotes en la cocina. -propone sonriendo Villamil.
-Acepto... pero primero, hagan el favor de arreglar el desastre... me voy a dar un paseo, y cuando vuelva, lo quiero todo en perfecto estado. -les ordeno y a pesar de que sé que mucha gracia limpiar no les hace, es lo que hay.
Así que me meto en mi habitación, me quito el pijama, y me pongo una sencilla camiseta rosa, unos shorts vaqueros y mis amadas converse.
Y por último cojo el móvil, mis auriculares y algo de dinero, y me voy a dar una vuelta por Madrid, necesito pensar y aclarar mi mente.Necesitaba este rato a solas, conmigo misma y con la compañía de Imagine Dragons, mi otro grupo favorito, aparte de Morat.
Seguía dándole vueltas al tema de Simón, sabía que si intentaba algo, no acabaría bien, pero si no intentaba nada y me alejaba de él, también me dolería y mucho.
Está mañana, en la cocina, he intentando por todos los medios no mirarle, no cruzar miradas con él... porque sabía que si eso pasaba, estaba perdida.
Los ojos de Simón me transmitían muchas cosas, entre ellas que era un chico de los que merecían la pena.
Y es que era consciente de que Simón es el chico de mi vida, y que nunca encontraré una persona como él, pero también sabía que lo nuestro hoy por hoy, era muy complicado y me dolía.Así que después de una hora de caminata, de pensar mucho y no llegar a ninguna conclusión clara, me meto en la primera cafetería que encuentro, compro café y dulces, tengo hambre y estoy segura que los chicos también querrán desayunar.
Cuando llego ya han terminando de limpiar y la verdad que ha quedado mejor de lo que me creía.
-Buen trabajo chicos, aquí os dejo el desayuno... hay café y pastas... -les digo y me siento en la mesa, mientras empiezo a comer.
Cuando escuchan desayuno, y como si nunca hubieran comido, se lanzan a la comida y no tardan ni 10 minutos en comer todo...
-Abi, gracias por traernos el desayuno y por no ir a decirle nada a Pedro... -me agradece Juan Pablo.
-No es nada Isaza... pero tengan cuidado, no quiero morir joven. -bromeo.
-Es que es un amor de niña. -me dice Marto y me abraza.
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Noches de verano.
FanfictionAbigail tiene 17 años, acaba de terminar las clases y se le ha presentado el reto de su vida: trabajar durante el verano con Morat, su grupo favorito. Ella sin pensarlo dos veces acepta, sabe que junto a esos 4 va a pasar el verano de su vida.