Capítulo 40.

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Simón.

A pesar de que era muy tarde, no lograba quedarme dormido del todo y me encontraba en un punto que no distinguía bien el sueño de la realidad.

De pronto, escucho como alguien llega a casa, y no tardo en saber quienes son, reconocería sus voces a kilómetros.
Eran Abi y Villa, ambos reían y se notaba que habían bebido de más.

Sonreí, al saber que de un momento a otro Abi entraría a la habitación y podría dormir con ella.
Pero esa sonrisa pronto se convirtió en impaciencia ya que mi novia no entraba a la habitación.
Así que salí para ver que ocurría, y me los encontré a ambos sentados en el salón tomando lo que parecía una cerveza.
Decidí quedarme al margen, observarles desde un punto que no me viesen.

—¿Te puedo confesar algo? —Le dice de pronto Abi a Villa, mucho más cerca de él de lo que me gustaría.

—Dime. —Le contesta él, y le regala una suave caricia en su mejilla.

—Creo que me gustas... Quiero a Simón, pero me gustas Villamil. —Le confiesa ella, y Villa tras tal declaración, no se lo piensa y la besa.

—Tu también me gustas mucho Abi... —Le contesta él tras el beso.

Tras presenciar esa escena, lo único que quiero es gritar, pegar a Villa o llorar al sentir como mi corazón se rompe en pequeños pedazos.
Pero se me hace imposible, no puedo hacer nada, mi cuerpo se vuelve muy pesado y no me puedo mover.

Cierro los ojos, no quiero verles más, pero tampoco puedo, así que mi mirada sigue puesta en ellos dos.

Abi ahora está encima de Villa, ambos se besan con ganas y deseo, y mi amigo no se corta en acariciar todo el cuerpo de mi novia, lugares que solo he conocido yo, de los que tenia exclusividad, pero que ahora también son de él.

—Villa, hazme tuya. —gime ella, haciéndole saber lo muy excitada que está.

Él le sonríe perverso, y con una gran habilidad comienza a deshacerse de la ropa de Abigail.
Ella a su vez no se corta y también desnuda a mi amigo.

Sigo sin creerme todo lo que estoy viendo, y que encima no pueda hacer nada me frustra mucho más.
Y entonces comienzo a llorar, las lágrimas se derraman por mis ojos sin control, pero ellos siguen a lo suyo.

Abi ahora mismo se encuentra bajo Villa, dejándose hacer por él y gimiendo sin parar.
Por fin puedo reaccionar y voy hasta ellos, pero aunque les grito, no paran, al contrario, Abi me mira, sonríe y le pide a Villa que quiere mucho más.

Ella mientras mi amigo se la está follando, clava su mirada en mi, me mira a mi, mientras que él la hace llegar a un explosivo orgasmo.

Llorando como he llorado en mi vida, salgo corriendo hasta mi habitación, donde me encierro y me dejo caer en la cama.
Todos los recuerdos vividos con ella me pasan por la cabeza en forma de película, a la vez que comienzo a sentir un enorme dolor en el pecho.
Supongo que así se siente cuando te roban el corazón, hacen con él lo que quieren hasta el punto de romperlo como si de cristal se tratase.

De fondo, sigo escuchando sus gemidos, sus risas, que se mezcla con el sonido de mi llanto, de mi rabia, de la angustia y del desamor que estoy viviendo.

Noches de verano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora