capítulo 5

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Mientras tanto Mamori seguía con Kazuki

-eh no estoy tan segura de querer bailar…-la chica le decía mientras suavemente se desprendía del agarre en su mano, y le tomaba solo de la chaqueta.

-yo tampoco, pero tranquila, solo pasaremos por la pista para ir a pedir algo de beber. Era más para hacerle creer a Yamato que bailaríamos o seguiría molestando jajaja - Kazuki se había sentido un poco desanimado cuando ella le soltó su mano, pero sabía que la chica no acostumbraba a tener mucho contacto de ese tipo con nadie, así que intento no tomarlo como algo personal.

-oh! Gracias entonces…ah! y Juumonji kun yo no tomo alcohol, tú crees que  habrá jugo o algo?- Mamori se preocupó por un instante.

-sí, no te preocupes-

Llegaron y el chico se encargó de pedir unas bebidas, para él pidió una roncola y para ella un jugo de mango.

Les fue difícil devolverse sin botar el contenido de los vasos en el proceso, para cuando llegaron se sorprendieron a ver al demonio, y no solo eso, el chico estaba acompañado por una mujer! Que claramente se le estaba insinuando.

Mamori sintió un dolor agudo en el pecho ¿Quién era esa mujer? ¿Por qué Hiruma no la corría de mala manera como siempre hacía con las mujeres?

El de la cicatriz se dio cuenta de cómo le afecto a la manager la presencia de la otra mujer quién se le pegaba mucho al temido quarterback, y lo que era más increíble, éste no hacía nada por apartarla, la distancia no era muy cercana a la extraña pareja por lo que no podían escuchar lo que hablaban, pero se notaba que el demonio estaba más interesado en la conversación que en el cuerpo poco cubierto de la chica que se apreciaba un poco bebida. Kazuki le paso un vaso a la chica sin saber muy bien qué hacer para distraerla de lo que miraba con tanta atención.

La chica tomo el vaso y lo bebido rápido hasta la mitad sin sentir muy bien el sabor, pero cuando alejo el vaso quedo extrañada por el sabor que quedo en su boca, eso no era su jugo de mango, era el vaso de su amigo.

Jumonji se dio cuenta de la equivocación cuando las luces alumbraron por un instante el vaso que bebía con ímpetu la chica, pues era de color oscuro en vez de naranja como tenía que ser.

Hiruma había visto cuando llego la manager con el linebacker, sin embargo, no pudo acercarse a ellos para saber que mierda se traían entre manos esos dos, porque la jodida chica que se le pegaba de manera asquerosa era vital para poder tener información sobre un maldito viejo que trabaja en la organización del rice bowl, no era que el fuera hacer trampa para ganar, pues todo el mundo sabía que la únicas reglas que el acataba era la del Amefuto, no obstante, quería saber más por un simple hecho de mera curiosidad, lo malo era que la chica no sabía mucho o que aún no soltaba todo, por eso no quería alejarse de ella y con ello perder una oportunidad de saber más.

Anezaki san lo siento ese era mi vaso…- dijo con el rostro un pálido el de la cicatriz – ten, aquí está el tuyo-  el rubio estiro la mano para intercambiar el vaso pero la chica no lo acepto.
-creo Jumonji kun que esto es justo lo que necesito ahora, te importaría que me lo quede?- Mamori intentaba no mirar hacia el demonio y la chica atrevida, porque cada vez que su mirada se desviaba  hacia ellos, podía ver claramente como la mujer le susurraba cosas al oído del chico y eso le producía unas ganas insoportables de querer llorar y gritar y salir corriendo, todo al mismo tiempo.

Kazuki estaba sorprendido, quién pensaba que la chica aceptaría beber alcohol? Pero claro no era que realmente quisiera beber sino que no sabía cómo enfrentar la situación que tenía ante ella.

-claro no hay problema, ehh me gusta el mango, pero tenía ganas de beber una roncola ¿quieres pasar por ese horrendo enredo de personas nuevamente y acompañarme a comprarme otra?- le dijo para sacarla de ahí.

La sombra detrás de mi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora