capítulo 34

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Hola a todos, me disculpo por la hora :/ pero mañana entró tarde, así q aproveche de subir el cap :) espero q lo disfruten ♥
Gracias a todos los q leen ♥ y tambn a los q le ponen me gusta♥♥ y comentan, me hacen muy feliz! ♥♥ ♥♥

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-detente!- ordenaba la chica molesta. Sintió una mano en su hombro que la hizo voltear, es decir, quero dándole la espalda al rubio.

Hiruma con velocidad dejo caer el agua sobre el mismo e intento sacarse todo rastro la jabón o shampoo que tuviera.

-toma- le pasó la regadera a la chica y salió de la ducha

La chica recibió el objeto aún confusa

-dónde vas?- atinó a preguntar

-pues a vestirme, o quieres que me quede?- se detuvo un segundo para escuchar la respuesta, su ser estaba divido, quería irse por la simple razón que detestaba perder la razón por culpa de esa mujer, y, a la vez, quería quedarse y continuar con lo que él solito había comenzado.

-no es eso, pe pero...mmm- no deseaba decir que no quería quedarse sola cuando la luz aún no volvía, pues el quarterback sólo la molestaría

-termina de bañarte, aun no habrás terminado para cuando vuelva- dijo seguro

-entonces no cierres la puerta- pidió la ojiazul

-como quieras-

Hiruma se apresuró en salir, no veía casi nada y si no fuera porque conocía al revés y al derecho su propia casa más de alguna vez se habría golpeado con algo. Cereberos estaba echado afuera del baño, casi durmiéndose. Llego a su cuarto y tomó su pijama, mientras se vestía miraba con el ceño fruncido hacia el patio. Será mejor que cerrará las cortinas, le daba mala espina dejarlas abiertas por culpa del jodido acosador. Tenía que revisar sus cámaras mañana, sin embargo, dudaba encontrar algo, con la intensidad de la lluvia no se distinguiría los rasgos de aquel lunático. Fue caminando lento mientras se ponía una polera manga larga hacia la ventana. Observó con detalle afuera, pero no pilló nada anormal. Cerró las pesadas cortinas.

-h hiruma kun?- escuchó la voz de la manager asustada

-ya voy, terminaste?- llegó al baño y vio gracias a la luz de la luna a Mamori cubierta con su pijama (de polar), con el cabello mojado y evitando mirarlo a los ojos.

El cuarto de baño era lo que mejor se veía pues la luna estaba justo por ese lado, pero el resto de la casa era como la boca del lobo.

-m mi cabello no lo podré secar- dijo mamori sólo por decir algo, realmente en esos momentos no le importaba mucho aquello, pero se sentía avergonzada con el rubio enfrente de ella y sentía que debía decir algo.

-usaremos una toalla para ello- respondió el demonio y comenzó a caminar -Cereberos a tu cama- ordenó al animal, quien de inmediato obedeció.

Mamori le intento seguir de cerca, pero ella no conocía tan bien la casa y se ganó un par de golpes por culpa de ello.

-coño, eres muy escandalosa- se quejó youichi a mitad de camino - ven por aquí- la agarró de la mano y la arrastró con él.

La mano del chico era tan cálida, le encantaba cuando el capitán hacía aquello, la avergonzaba sí pero también la hacía muy feliz.

El rubio la llevó a su cuarto, ya que allí guardaba las toallas, sacó una y se la tendió, le había soltado la mano cuando se dispuso a buscarla. Se alejó de ella y se sentó en su cama.

Estaba inquieto, tenerla en su pieza le hacía recordar aquellas cosas que habían hecho. Recordaba ese bonito vestido deslizarse por su piel, de cómo era la sensación de estar encima de ella besando sus suaves labios, y escuchando quejidos de placer de su boca.

La sombra detrás de mi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora