capítulo 13

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Llegaron, el rubio volvió ayudar a la chica a bajarse

Adentro Mamori estaba sentada en sillón con la mirada perdida cuando una taza aparece frente a sus ojos

-toma. Deja de pensar en eso. Ya estás acá. Mejor preocúpate de lo último que queda de revisar para el partido del sábado- Youichi le acercaba un té caliente con un gesto indiferente.

-cierto. Hay que hacer la revisión. Gracias de nuevo- lo miró seria -muchas gracias hiruma kun por ir y ayudarme- le sonrió dulcemente

El chico asintió.

Ella tomo su té y trabajo lo más concentrada que pudo, le hacía bien estar ocupada. Hiruma la observaba de vez en cuando asegurándose que no temblara ni mirara al vacío aturdida, pero la chica trabajaba casi como siempre. Eso hizo relajar al capitán.

Paso la tarde. Mamori se encargó de la once como siempre, sin embargo, el rubio iba a cada rato a la cocina por cualquier cosa; buscar una taza de café, reclamar por la letra supuestamente ilegible de ella, molestarla... Sólo para que no tuviera tiempo de pensar de más sobre lo acontecido. Discutían como siempre...

-así que le ayudaste a elegir un regalo para esa maldita quarterback. Pobre chica que mierda recibirá por tu culpa kekeke- El capitán se burlaba inclinado de espaldas en la nevera con una taza llena de cafeína en su mano.

-oie! Yo tengo un buen gusto para joyas!... creo..- reflexionaba ella... había escogido bien no? Ella lo encontraba muy lindo y al estilo de ella... o se habrá equivocado.

-kekekeke ni siquiera estas segura! El jodido narcisista fue tan estúpido al pedirte ayuda precisamente a ti! Kekeke no debería haber hablado con alguien que se note que se preocupa por esas mierda de moda o pendejadas así? Kekeke-

Mamori le frunció los labios- mo! Cállate Hiruma!- le gritaba molesta. Acaso estaba insinuando que no tenía estilo? Que no iba a la moda? Bueno que lo último no mucho... Se acordó sobre lo que había hablado con Yamato y se prometió a sí misma a cerrarle la boca a ese demonio que le encantaba burlarse de ella.

Hicieron la misma rutina de siempre y se fueron a dormir. Mamori antes había hablado con sus padres quienes la notaron decaída, no obstante ella se excusó que estaba un poco cansada.

Pasaban los minutos y ella no podía ir al mundo de los sueños, no era que tuviera miedo todavía sino sentía una sensación de inquietud, no podía lograr relajarse... "hubiese sido mejor dormirme tarde y haber permaneciendo discutiendo con Hiruma kun..."

Luego de casi una hora decidió ir por un vaso de leche...para ver si la ayudaba a dormir.

El rubio se encontraba en su cuarto continuando con la investigación sobre los sospechosos...no había logrado nada excepto descartar más personas. Estaba tecleando velozmente cuando escucho sonidos. Dejo de escribir para escuchar más atento.

Se levantó y fue a ver si era la maldita chica o alguien más -un loco suicida- que se había atrevido a invadir su propiedad...alguna parte de él esperaba que fuese el jodido maniaco para matarlo allí mismo. Así tendría otra excusa para cometer ese acto macabro e ilegal.

Fue hacia dónde provenía el ruido y encontró a la chica

-que mierda haces?-

Mamori por el susto soltó el vaso -maldición!- exclamó

-kekekeke tranquila! Kekeke te asustaste tanto que maldijiste? Qué dirían tus seguidores si supieran kekekeke-

Mamori se giró y miraba al rubio sostenerse el estómago.

La sombra detrás de mi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora