capítulo 18

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-ah?-

Esta vez el chico no respondió y lo único que hizo fue tomarla del brazo y la jaló.

La chica ya procesaba todo

-espera, debo ir a buscar mis documentos- el rubio la soltó y ella se apresuró a ir a buscar sus cosas y guardarlas en una cartera.

-ya-

Salieron y se fueron en el auto, él decidió ir a un centro comercial. En el lugar pasaron primero a un cajero donde la chica pudiera retirar su dinero, pero para poder realizar esa acción primero tendrían que hacer la fila, la cual era un poco larga… Se iban a demorar un poco. La castaña muy paciente se fue a poner a la fila como corresponde, sin embargo, el rubio no pensaba igual que ella.

Saco una pistola y empezó a disparar al cielo – muévanse jodidos!-

Los guardias del lugar pensaban que era un asalto pero tenían miedo de ir a detener a ese loco con cara de demonio que disparar sin cesar y aun así, sin lastimar a nadie.

Mamori  le quito por detrás el arma – compórtate!- se volteó hacia las personas que se había escondido por el lugar con miedo – jaja ja no se preocupen…estaba bromeando- intento sonreír pero se notaba que se esforzaba por aparentar calma.

De a poco, algunos, lo más valientes volvieron a la fila, los otros prefirieron colocarse detrás de la extraña pareja.

Así pues se demoraron mucho menos en el tedioso trámite.

-condenada manager devuélveme mi metralleta!- se había quejado durante todo el tiempo, hasta que por fin había sido el turno de ella. La chica le había respondido lo mismo cada vez

-no, volverás a causar un alboroto- y el rubio mentalmente se reprendía por sólo haber traído una única arma. Se encontraba tentado en quitársela a la fuerza… podría ser hasta entretenido…pero algo en su interior se lo impedía, tal vez era porque la voz deseaba mucho forzar a la chica a entregársela, así él tendría la oportunidad de tocarla, sus delicadas manos, afirmarla de sus brazos y poder acercar su rostro al de ella y ver más de cerca sus lindos ojos…

Y precisamente por todos esos estúpidos pensamientos decidió no actuar así.

Luego salieron del lugar y se dirigieron a una tienda que vendía aparatos electrónicos. Entraron y Mamori fue de inmediato a su objetivo. Miraba, compara precios, pero no estaba segura de cual elegir. El rubio se encontraba mirando otras cosas, necesitaba un par de cosillas y aprovecho el viaje, era rápido y en pocos minutos ya había comprado todo lo que necesitaba, se giró y busco a la castaña que seguía donde mismo se encontraba junto a un vendedor que le hablaba sobre los distintos modelos de celulares, pero la castaña se veía claramente confundida por lo que se apresuró hacia ella

-aún no te decides?- miro al vendedor

-no- ella  no perdía de vista los aparatos, los observaba con mucha concentración como si fuera un examen muy difícil. A hiruma eso le causó gracia, ella se ponía innecesariamente seria con las cosas más absurdas, como sus jodidos pastelillos.

-te puedes ir, yo le ayudo-

-p pero- el chico miraba a Mamori como si no quisiera separase de ella

El capitán hizo una mueca de enojo – vete!- estaba sacando su arma cuando una mano encima de la de él se lo impidió.

Anezaki miró al otro chico – lo siento, prefiero la ayuda de él-

El pobre vendedor se fue cabizbajo.

El rubio miro los teléfonos sonriendo y miro las descripciones que cada uno tenía. Apuntó a uno – ése-

La chica lo miro – me dices que elija ese?-

La sombra detrás de mi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora