capítulo 28

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Hola Cómo están?? espero q bn!
aquí les dejo el otro capítulo q contiene LEMON. no me maten, es mi primera vez escribiendo algo así, ojalá q haya quedado de sus gustos.
Los quiero mucho ( aunq me imagino q todas son mujeres xD) por leer mi historia ♥
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Durante el camino, no se decían nada, cada uno perdidos en sus pensamientos y emociones. En el ambiente se sentía una tensión.

El capitán luchaba entre la urgencia de manejar mucho más rápido y la necesidad de estirar su mano y tocar la pierna de la castaña. Debía tener alguna precaución, estaba conduciendo con alcohol, y aunque no se sentía borracho tampoco era como si estuviera sobrio. Y él lo tenía bastante claro. No había sido buena idea beberse el último vaso de golpe por el apuro.

Mamori se dedicaba a mirar de reojo al chico con nerviosismo.

Al llegar, guardaron el auto y el rubio le puso llave a la casa. Anezaki aprovecho ese momento para escabullirse lentamente hacia su habitación. No sabía que hacer o decir ahora luego de haberse besado con él. Pero sólo alcanzó a dar unos pocos pasos antes de que unos brazos la retuvieran.

-a dónde crees que vas? Aún no he terminado de dar mis clases- la reprendió Hiruma detrás de ella

-yo….yo iba… a mi cuarto- respondió ella entrecortado

-no quieres continuar?- le preguntó muy seductoramente mientras apartaba su cabello para depositarle un ligero beso en la parte de atrás de su cuello.

Él no era inseguro, para nada, pero ahora temía levemente escuchar la respuesta de su manager.

Mamori por supuesto que quería seguir con ello, pero dudaba al no saber que impulsaba al quarterback a hacer lo que hacía. No obstante, sus pensamientos se detuvieron al sentir ese beso.

Asintió. Se volteó para mirar a ese hombre que amaba tanto.

Hiruma no necesitó otra señal y se lanzó hambriento a esos suaves labios. Su lengua se movía con avidez en la boca de la ojiazul, su mano izquierda la tomó de la cintura y la otra su cabeza para acercase más.  Se separó un instante para dejar respirar a la chica. Miró el sillón, la tomó de la mano y la jaló suavemente hasta allá. Se sentaron uno al lado del otro con los cuerpos medios girados para estar frente a frente.

Se miraban a los ojos con intensidad. Un fuego los quemaba, pero no importaba estaban felices por dejarse ser abrasados por esa sensación. Sus ojos se cerraron y volvieron a probarse mutuamente.

El rubio necesitaba más. Su boca no quería alejarse de la de ella. Sus manos se aferraban a ella igual que Mamori a él. Dejándose llevar la tomó y la subió a su regazo, cada pierna de la castaña estaba rodeando las suyas. El vestido se había subido provocando que expusiera más piel.

La escuchó jadear.

Movió su cabeza para contemplarla. Estaba tan apetecible con esos labios hinchados y rojizos por tantos besos, con las mejillas encendidas, los ojos azules brillantes y el cabello desordenado por culpa de él.

Ella lo observaba sorprendida, pero no dijo nada, en lugar de eso cerró sus parpados y se estiró hacia él.

-saca tu lengua- ordenó con voz ronca el capitán y ella le acató sonrojada, y lentamente la expuso ante él.

"Joder! Se ve tan sensual, como si estuviera rogando por mis besos"

El chico se apresuró a lamer esa lengua. Sus bocas se devoraban con urgencia.

Mamori sentía como se estaba volviendo loca siendo engullida por el demonio; sus labios eran lamidos, succionados y tironeados por sus dientes filosos. En una mordida con un poco más fuerza de las anteriores, la hizo moverse con brusquedad al sentir una pequeña punzada de dolor.

La sombra detrás de mi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora