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A Yoongi, definitivamente, no le gustaba estar en los hospitales. No importaba como fuera, si estuviera dentro de una sala, esperando a alguien o esperando por algo... ¡No importaba, joder! ¡No le gustaba estar ahí! Era tan... horrible.

Más porque él, entre desesperación y nervios, apretaba los labios con fuerza, pestañeando numerosas veces. Y Hoseok sabía que eso no era bueno, porque lo conocía, y cuando Yoongi tenía ganas de hacer algo, lo hacía. Jamás existía para él la posibilidad de reprimirse, pero ahí estaba: aguantándose las ganas de llorar.

Pero que sentía toda su piel erizada, y sus manos temblar. Yoongi no podía estar bien, no lo estaba y no quería estarlo.

-Yoongi...

-No quiero hablar Jin –susurró, mirando el piso e ignorando después la mirada de tristeza que le dio el mayor.

Él... debió de estar al pendiente, quizá si hubiera estado al tanto de Jimin no estuvieran ahí. Jimin no estuviera así.

Pero Taehyung había entrado a la habitación donde se supone dormirían los bebés, de la mano de Hoseok y después había salido disparado hacia Jimin, para que también viera que tan hermosas eran las paredes. Pero cuando llego con sus mejillas mojadas y su labio tembloroso, su piel pálida y sus manos titilantes, todos supieron que había algo mal.

No había necesitado nada Yoongi para salir corriendo y encontrarse a Jimin, en el piso mientras lloraba con fuerza y con sus manos llenas de sangre, culpándose a sí mismo de hacer eso. Aun tenía su camiseta manchada de la sangre del menor, después de subirlo a sus brazos durante todo el viaje vertiginoso hacia el hospital.

Porque no merecía perder ni un diminuto segundo.

Y ahí estaba, mirando sus manos con pequeñas manchas, perdido.

Jimin no tenía la culpa. ¡Ni siquiera... existía! ¿De qué debería culparse?

Sacudió la cabeza, advirtiendo como su corazón se oprimía de forma horrible, e ignorando las voces lejanas de sus amigos, se encamino al baño.

Quería lavarse la sangre de Jimin de sus manos... porque le dolía demasiado. No estaba para pensar en que cosas pudieron pasar, en que cosas podrían pasar. Joder, no Yoongi, el estará bien. Tú bebé estará bien.

El agua corrió por sus manos, llevándose los rastros de sangre seca, uso presión para quitar el tinte que dejo en su piel. Oh, como le dolía. No quería perder a su bebé, sería el mayor dolor de su vida porque... ¡¿Por qué estaba pensando en eso?! ¡Su bebé no moriría! El estaba... bien, claro que lo estaba.

Entonces, ¿por qué lloraba? Desesperado de estar ahí por dos horas, sin recibir noticias sobre el menor y su estado. Ofuscado y con un dolor en su corazón... ¿Cómo aguantó tanto? Aun escuchando los lamentos de Jimin sobre sus brazos, como le gritaba que lo perdonara era...

¡NO! ¡NO LO PERDERÍA!

Dio grandes zancadas de regreso a donde estaban sus amigos, quitándose las lagrimas mientras veía a lo lejos como Jin estaba hablando con un doctor, y el resto de sus amigos escuchaban atentos. El mayor, en algún momento, giro la cabeza y después lo señalo. Mientras Yoongi corría, no dejaba de mirar la preocupación en el rostro de aquel hombre.

Para cuando llego, sentía que le faltaba el aire. Dos razones pero eso era lo de menos.

-¿Cómo está Jimin?

El hombre suspiro, presionándose el puente de la nariz cansado.

-Él... ésta bien –soltó, ganándose un suspiro de alivio del resto.

Primero una noche, después una eternidad ೃ  YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora