Somos una promesa

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-Te he prometido a mi corazón.





-¿Jimin?

-Sí, así me llamo -murmuró, risueño. Sus mejillas comenzaban a doler de tanto haber sonreído, pero no importaba en lo más mínimo. Además de que el chico no dejaba de hacerlo sonreír cada cinco minutos con sus palabras arrastradas y su sonrisa de bobo.

-Eres muy precioso -balbuceo, sonriendo también. Alargó una mano y toca la esponjosa y suave mejilla del menor, recorriendo con la punta de sus dedos su piel, bajando por su mandíbula hasta enroscar su mano en el cuello de él.

-Ya me lo has dicho muchas veces -recordó, acariciando los dedos de Yoongi, quien sonrió-. Pero gracias, aunque debo de decir que tu eres más precioso. ¿Sabes?

Yoongi ladeo la cabeza, y de pronto parecía como si realmente lo estuviera pensando. Como si no fuera lo suficiente consciente de que era un chico extremadamente hermoso, se rió y arrugo la nariz. Jimin le había dicho que era precioso, pero no bastaba hacerlo, sentía que lo era por la mirada tan cariñosa y profunda que le estaba dando durante toda la noche.

-Huh Jimin... tengo que decirte algo -susurró, mirándolo.

-¿Qué es?

-Estoy ebrio -sonrió, viendo como Jimin alzaba las cejas, con una mirada que le decía que estaba siendo estúpido al mencionarlo. Para el menor ya había quedado muy obvio que estaba demasiado ebrio, no hacía falta decirlo. Pero a falta de filtro entre su boca y su cabeza, Yoongi ya había soltado muchas incoherencias en esa noche que, decir estaba ebrio, era una de las más obvias y, sin menos importancia, que tomar-. Aunque creo que eso ya lo sabes.

Jimin miro sus manos, de pronto consciente.

-Sí, creo que es muy... obvio -se mofo, sacudiendo la cabeza. Sintió los delgados y largos dedos del mayor enroscarse en su cabello-. Lo noto, me obligaste a subirme en tu regazo.

-¿En serio lo hice? -inquirió con un deje divertido-. Que conste es tu culpa, Jimin.

-¿Mía?

-Sí, has dejado que me pusiera en éste estado... tu pura culpa -advirtió, jugando con los dedos del otro. Miro fuera de la ventanilla, aun estaban dentro de su camioneta, sentados en el lado del copiloto pues en todo el viaje el fue ahí, mientras que Jimin, libre de alcohol, había conducido-. Aquí es donde vivo.

-¿Vives tu solo?

-No, con mi amigo Hoseok. Pero él se quedo con mi futuro cuñado en el bar... le dije a Jin hyung que le avisara regrese antes.

-Oh -simplemente murmuro. Yoongi abrió la puerta de la camioneta y bajo primero, mientras lo ayudaba a bajar. Entre tumbos, el mayor lo guió a la entrada del departamento-. Yo...

-¿Qué? ¿Estás seguro de...? -no pudo seguir hablando, su lengua se trababa y los nervios de Jimin eran de pronto demasiado evidentes-. Si quieres, puedo llamar a un taxi y que te lleve a tu casa, no hay problema. Aunque es muy noche, así que dejaría que esperarás aquí hasta que Hoseok llegue y él...

-¡No, no! No es eso, si no que... no sé. ¿Tú quieres hacerlo?

-¿Crees que dudaría un poco sobre eso? Dios, Jimin. Eres de los chicos más lindos que he conocido, si no es que el más hermoso. Sería solo un completo imbécil si dejo pasar la oportunidad de apreciar cada centímetro de tu piel, pero estará bien si tu no quieres.

-Es que quiero -confesó, mordió sus labios. Ah, sus mejillas ardía. ¿Por qué fue tan difícil decirlo desde un principio?-. Eres muy lindo, el cómo me trataste en el bar y la forma en la que pediste... fue demasiado linda.

Primero una noche, después una eternidad ೃ  YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora