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Ahí estaba Jimin, mudo, con los ojos que parecían salirse de sus orbitas y con un nudo en la garganta que no le dejo hablar. Boqueaba, tratando de buscar alguna palabra que soltar, pero... nada, estaba en blanco. ¡¿Cómo no estarlo?! ¡¡Yoongi estaba ahí, frente a él, con una sonrisa oronda de lo que acaba de hacer y...!! Y también con... ¡Agh!

-Jimin, no te jales el cabello –murmuró Yoongi, risueño. Pero una vez vio el ceño del menor frente a él endurecerse, borró su sonrisa-. Ah, no pensé que actuarias así.

-Intente detenerlo –agregó Hoseok, al fondo-. Pero no me hizo caso.

-Creo que no es el momento de hablar, Hobi –susurró Taehyung, detrás de él. Pero una vez enfocó su mirada en la piel de Yoongi, saltó-. ¡A la mierda! ¿Eres tonto o qué?

Yoongi lo miro de hito en hito, y él se mordió los labios.

-¿Qué no les gusta?

-Es que es... -Jimin se acercó, hasta tocar con la punta de sus dedos la piel de Yoongi-. Es no sé...

-¿Raro?

-No –siguió-, es precioso pero... ¡¿Por qué te has tatuado?!

El mayor soltó una risa inmensa, bajándose la camiseta de pronto formando una mueca por la comezón y le sonrió a Jimin, enorme y cálidamente. ¿Por qué tomo esa decisión? Con franqueza, una vez escucho la maquinita comenzó a sonar, estaba por arrepentirse. Pero miro una vez más el boceto pintado sobre su piel, del dibujo que había hecho Jungkook, y luego pensó en Jimin y... bueno, ahí estaba.

Con el primer tatuaje de su vida, uno que simbolizaba mucho. Era algo más sencillo que el dibujo original, pero el hombre no había podido detallar muy bien cada pequeña cosa. Pero estaba satisfecho porque era algo así como jodidamente hermoso. Era increíble, y aunque le dolió como la mierda, una vez su piel dejara de picar y de estar enrojecida, sería magnífico. Ya lo era.

-Hyung...

-¿Lo ves? –pregunto bajito-. Decía Muhandae, así como.... –tosió, incomodo-. Como el amor que le tendremos a nuestro bebé. Eterno.

Jimin, por más que se contuvo, finalmente no pudo evitar sonreír. Una pequeña sonrisa, de esas que a veces ni notabas que las hacías porque estabas tan concentrado viendo o sintiendo algo que solo... pasaba. Sin tu consentimiento o razón, porque jamás la había.

-¿Te dolió? –preguntó despacio Taehyung, señalando rápidamente su camiseta, en su costado.

-Solo en el momento –se encogió de hombros-. La irritación y ardor de la ajuga, ahora no sé pero siento comezón, aunque por lo mismo de que sigue irritado, no puedo tocarlo. O bueno, el plástico no me deja hacerlo.

Jimin se sentó en el brazo del sofá, observando el perfil de Yoongi. Viendo lo bonito que era. El chico lo era, no solo por su forma de ser, sino también por su rostro, y figura. Era delgado y bajito, con una piel tan blanca y suave que parecía hasta frágil. Sus pequeños labios y ojos, que siempre brillaban y sonreían. Incluso la voz ronca y gutural de él.

Pero más bonito era por la forma en que estaba involucrándose en su vida. Con ese reciente tatuaje de su silueta, de su bebé y con una promesa que estaba escrita en una palabra tan corta, pero un significado tan enorme que... era hermoso.

Apretó los labios con fuerza, omitiendo algún comentario y entonces solo se acercó a él, dejando caer su cabeza sobre el cuello del mayor para abrazarlo. Con su protección y el cariño que le tenía.

Yoongi lo observo sobre su hombro, encontrándose con sus cabellos negros y solo pudo, cohibido, acariciárselo.

Quizá no era tanto su momento oportuno, quizá jamás lo sería, porque era ese algo inapropiado e inesperado, que llegaba de sorpresa para quitarte el aliento. Pero, vamos, que Yoongi estaba tan enamorado de ese muchacho avergonzado que sintió como, de pronto, las cosas se ponían en un camino.

Primero una noche, después una eternidad ೃ  YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora