Capítulo 4

1.6K 96 12
                                    

Poco a poco Ariana comenzó a abrir los ojos, y a acostumbrarse a la luz después de no haber visto nada más que oscuridad en su subconsciente.

Con incomodidad empezó a removerse, y de pronto la consciencia fue regresando haciéndola darse cuenta de que se encontraba recostada en una especia de cama.

Al abrir su mirada completamente pudo observar que estaba en un hospital. Paredes blancas, olor etílico, artefactos médicos.

La chica alzó el brazo y observó el catéter intravenoso que llevaba en el dorso de su mano.

Se preguntó qué demonios habría ocurrido para que se encontrara ahora ahí.

Enseguida lo recordó...

El desmayo en la escuela de ballet, y desde luego, la posibilidad de un embarazo.

¡Santo cielo!

Con rapidez Ariana intentó ponerse en pie, y salir lo más pronto posible de ahí, pero entonces una enfermera que no vio venir, corrió hasta llegar a su lado.

–No te levantes. En unos instantes más vendrá el doctor. Le avisaré que ya has despertado–

Ella obedeció y dejó de moverse.

–Ya estoy bien, creo que puedo marcharme–

La enfermera que era una mujer mayor y con sonrisa amistosa, le sonrió.

–Lo sé, tranquila. No es nada grave lo que tienes, y te darán el alta hoy mismo, pero antes el doctor debe darte un último chequeo–

–¿Por qué? ¿Qué es lo que tengo? Sólo me desmayé por estrés o porque no comí bien o qué sé yo, pero no debe ser para tanto–

La enfermera comprendió que la joven paciente todavía no sabía nada acerca de lo que ocurría con su cuerpo. Exhaló, y sin poder evitarlo sintió un poco de pena.

–Linda, tienes que saber antes que nada que estás embarazada. Por eso te desmayaste–

Ariana se quedó estupefacta, y miró a la enfermera sin mirarla realmente.

«Embarazada»

La palabra retumbó por toda su mente torturándola como si fuesen alfileres.

–Oh, eres todavía muy joven, cariño. Tu novio y tú debieron de haberse cuidado. Ve nadamás, eres sólo una niña–

Ariana no respondió a las palabras preocupadas de la mujer, ni siquiera les prestó atención

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ariana no respondió a las palabras preocupadas de la mujer, ni siquiera les prestó atención.

Estaba en shock, no podía salir de él todavía. El corazón se le había detenido y después había comenzado a bombearle como un loco golpeando su pecho de manera estruendosa.

La garganta se le cerró, pero de pronto las lágrimas que habían quedado atrapadas en el nudo comenzaron a ser derramadas desde sus pupilas inundadas.

Mitades Perfectas® (AG 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora