Rojo.
Ariana había escogido el color rojo para vestir esa noche.
Sabía que Damien adoraba verla de ese color, y un par de semanas atrás ella había escogido ese vestido únicamente pensando en él.
Sin embargo en esos momentos la tristeza la invadía.
Se suponía que aquella noche debía ser de celebración, habría una gala en la Base Militar conmemorativa para todos aquellos héroes que se dedicaban a luchar por el honor de los Estados Unidos de América, pero ella no se sentía con ánimos siquiera de salir de la habitación.
Desde el día en que Damien le había dicho que volvería a ir a la guerra, las cosas no habían sido como antes entre ellos dos. Llevaban días distanciados, dormían en la misma cama pero apenas y se tocaban, no se miraban a los ojos, tampoco se hablaban salvo que fuera necesario. Y conforme pasaban los días, las cosas no mejoraban.
Ariana soltó un suspiro y apartó la mirada del vestido que permanecía colgado encima de las puertillas de su closet. Ya casi era hora y ella tenía que terminar de arreglarse.
Empezó con el cabello, lo alació y enseguida se hizo una coleta alta que cayó por su espalda estupendamente gracias a lo largo que era. Continuó con el maquillaje, sin embargo Stella parecía decidida a distraerla.
La pequeña ensució el pañal, y fue necesario que su madre dejara de hacer lo suyo para cambiárselo. Después se puso a llorar justo cuando Ariana estaba colocándose el rímel, y se negó a tranquilizarse hasta que le preparó un biberón.
Con una sonrisa de satisfacción, finalmente Stella se quedó quietecita, y dejó que mami continuara poniéndose guapa para esa noche.
Después de media hora, Ariana colocó los pendientes en cada oreja, y miró de nuevo el vestido.
Ella seguía en albornoz, pero tenía que cambiarse ya mismo.
Intentó no pensar en nada, simplemente tomó el gancho, y lo zafó de él. Lo siguiente que hizo fue deshacerse del albornoz, y con cuidado empezó a colocárselo metiendo primero las piernas, seguido de todo lo demás.
Intentó girarse para alcanzar el cierre, pero en ese momento otras manos lo alcanzaron por ella.
Era Damien vestido ya con su uniforme de gala, y al verlo y sentir el repentino calor tras de ella, Ariana tuvo que contener un gemido de pura conmoción.
Sus miradas se encontraron en el espejo.
Alto, caliente y poderoso, con sus manos él se encargó de subirle el cierre, y después volvieron a mirarse fijamente a través del reflejo.
La respiración de Ariana se cortó. Damien resopló con fuerza.
Las mismas manos que la habían ayudado, se posaron de pronto en su cintura y la hicieron girarse para poder mirarla cara a cara.
–Te ves muy hermosa esta noche– le dijo la voz llena y ronca que el joven soldado tenía.
Ariana se estremeció sin poder evitarlo.
Habían estado tan distanciados durante esos últimos días, y ahora la cercanía surgía su efecto. Saltaron chispas.
–G...gracias– respondió ella, y de inmediato se apartó de él para empezar a guardar sus cosméticos. Se acercaba el día en que él partiría, y le parecía que no podría soportarlo, por eso no volvió a mirarlo.
Pero Damien sí la miraba.
Hermosa era poco para describirla. Estaba fantástica, fenomenal.
La chica era una completa preciosidad, y nadie sobre la faz de la tierra podría negarlo nunca.
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Mitades Perfectas® (AG 2)
FanfictionLa vida les ha dado demasiados golpes a sus cortas edades. Ellos van por ahí sin rumbo, lastimados, destrozados, resignados. Ellos tienen roto el corazón. Ellos están incompletos. Ellos son sólo mitades... Damien Keegan es un soldado de las Fuerzas...