Capítulo 31

1.5K 92 36
                                    

Jake había huido.

¡Condenado chico! ¿Qué demonios intentaba demostrar?

Damien iba a darle una buena tunda cuando lo encontraran. Esa preocupación que estaba causándoles a todos iba a merecer un buen castigo. Aquello era lo más inmaduro y estúpido que había hecho ese pequeño idiota.

Habían pasado ya unas cuantas horas desde que se dieran cuenta de que Jake no estaba por ninguna parte, y en el transcurso de ese tiempo la hacienda se había estado llenando de todo tipo de personas intentando ayudar, empezando con toda la Brigada Alfa de la Base Militar que al enterarse de lo  lo que sucedía, de inmediato habían retrasado su vuelo a Norcorea. Se habían congregado también una gran multitud de vecinos, entre ellos Joey y sus tres hijos, e incluso los Parker. También se encontraba ahí el Comisario Langey y todo su séquito de policías. Contando desde luego a todos los trabajadores de la Hacienda Keegan. Todos dispuestos a ayudar a encontrarlo.

Cuando a lo lejos vio a su abuelo George manteniendo una postura firme, sin perder la calma, Damien supo que estaba en modo soldado. Era un hombre de admirarse, verdaderamente fuerte y valiente, pero aun así sabía que en su interior debía estar muerto de la preocupación.

Resopló, y justo en ese momento Ariana se acercó. A diferencia de él y el abuelo, su joven esposa nunca escondía sus emociones. Su preciosa carita siempre era como un libro abierto. Y en esos momentos había mucha angustia en ella.

De nuevo maldijo al insensato de su primo.

–No te angusties tanto, Ariana. Lo vamos a encontrar– prometió. –Esta es sólo una de sus niñerías. No puede llevarlo tan lejos–

Pero la castaña no parecía muy convencida de ello.

–No lo sé... Tal vez le sucedió algo– dijo verdaderamente consternada.

Damien sintió un pinchazo en su interior porque él mismo ya había pensado en esa posibilidad, sin embargo de inmediato lo descartó. Ponerse a pensar en tragedias no iba a ayudar en nada. Negó.

–Ha huido porque no supo cómo ser un verdadero hombre– dijo en tono enojado.

Ariana exhaló.

–Pero es inocente–

Él la miró con expresión confundida.

–¿Inocente? Huyó, y eso fue aceptar su culpabilidad–

–Jake dijo que no había sido su culpa– insistió Ariana. –Damien, puede que sea un niño algo rebelde, pero no es un mentiroso–

El soldado había deseado mucho creerle a su primo, pero resultaba imposible.

–Hay evidencias de que es culpable–

Sí, Ariana ya estaba enterada del asunto de las huellas, pero aun así confiaba en el chico.

–Lo sé, pero... si Jake dice que no fue él, es porque no fue él–

Muy a su pesar a Damien le conmovió la fe que Ariana parecía tener en aquel revoltoso. Era obvio que lo quería mucho, ¿pero cómo no iba a hacerlo si ella era tan buena y dulce?

Exhaló.

–Pues como hayan sido las cosas, tendrá que aclararlas cuando lo encontremos–

Ella deseó con toda su alma que así fuera, que lo encontraran pronto, sano y salvo.

En ese momento una voz llamó a Damien.

–¡Keegan!– era el Comandante Crowe que se había estado encargando de la organización de equipos por zonas. –Estamos todos listos para iniciar la partida de búsqueda–

Mitades Perfectas® (AG 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora