–Yo... yo...– Damien se paró en seco, nervioso, inseguro y tremendamente asustado. –¿Y si no le gusto?–
Ariana parpadeó sorprendida.
–¿Qué?– lo miró con el ceño fruncido.
Él se hundió de hombros, y de pronto los contornos de su cara se tornaron con una expresión angustiosa.
–¿Qué tal si no le agrada que yo sea su papá?–
Su esposa negó prontamente.
–Te adorará, es una bebé, a los bebés no les queda más remedio que amar a sus padres– sonrió.
–Sí, pero es diferente contigo. Tú siempre estuviste ahí para ella, en cambio yo...–
Ariana tomó sus manos para hacerlo callar, y de inmediato negó.
–Siempre la cuidaste. Nos cuidaste a ambas, y eres maravilloso por eso–
–Ariana...–
Ella volvió a negar.
–¿Qué fue lo que me dijiste en Parkland?–
Él exhaló.
–Que iba a esforzarme todos los días para ser digno de ella–
–¿Y qué fue lo que yo te dije?–
–Que ya lo era–
La castaña le sonrió.
–Exactamente, y no debes tener miedo ni hacer nada más. Solamente tienes que quererla, y ella va a quererte de igual manera, te lo aseguro–
La sonrisa apareció esta vez en el rostro de Damien.
Tenía que ser valiente, tenía que dejar sus miedos atrás, y logró todo aquello cuando la carita de la pequeña abarcó toda su mente.
–Entonces llévame con ella– le dijo lleno de emoción y mil ilusiones.
Ariana sonrió grandemente y le asintió.
Juntos entraron a la habitación de Stella, y para el soldado fue como el ingreso hacia un nuevo y rosado mundo.
Había rosa por todas partes, olía a bebé, y lo único que podía sentirse al estar ahí era tranquilidad.
Sus ojos oscuros se detuvieron en la cuna nadamás entrar, y su corazón comenzó a palpitar como loco. Se quedó ahí de pie en la puerta tras cerrarla.
Fue Ariana quien avanzó.
Él la vio inclinarse para tomar a la bebé.
Una parte de su ser deseó que la niña se encontrara dormidita, pero cuando Ariana se giró con ella sobre su pecho, comprobó que no lo estaba.
Stella tenía sus ojitos abiertos y se removía tiernamente, respondiendo con entusiasmo a las palabras amorosas que le decía su madre justo antes de depositar un besito en su cabecita.
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Mitades Perfectas® (AG 2)
FanfictionLa vida les ha dado demasiados golpes a sus cortas edades. Ellos van por ahí sin rumbo, lastimados, destrozados, resignados. Ellos tienen roto el corazón. Ellos están incompletos. Ellos son sólo mitades... Damien Keegan es un soldado de las Fuerzas...